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Belleza

El secreto mejor guardado de Corea

La cosmética en la tradición de Corea del Sur, que conquista ya Occidente, combina tratamientos de belleza con la filosofía del bienestar

El secreto mejor guardado de Corea

En 2011 apareció en las tiendas de belleza de todo el mundo una crema revolucionaria, la BB Cream, el bálsamo antiimperfecciones que ofrecía unificar el tono a la vez que protegía y trataba la piel. Fue la primera conquista internacional de la cosmética coreana, una desconocida hasta entonces que se ha convertido, en menos de una década, en una gigantesca industria exportadora. Primero conquistó Japón, luego Estados Unidos y ahora ha llegado a Europa y para quedarse.

Durante muchos años en todo Occidente se han seguido los tres pasos franceses: limpiar, tonificar e hidratar para el cuidado de la piel, y hasta hace relativamente poco los serums o las mascarillas eran una excepción para tratamientos profesionales o momentos especiales. El punto de inflexión llegó cuando se multiplicaron los tutoriales de youtube inspirados en Kim Kardashian y su contouring. Fue entonces que un público amplio de internautas fanáticos de la cosmética empezó a buscar una alternativa a ese exceso de maquillaje. La atención en las redes recayó entonces en Corea del Sur, donde los artistas del k-pop, los actores de las series más populares y los vloggers mostraban en las redes sus secretos de belleza, contando al mundo como lo realmente esencial no es el maquillaje sino conocer la propia piel para sacarle el máximo partido y prevenir los signos de envejecimiento.

Durante la dinastía Koryo, en el siglo X, las mujeres coreanas ya cuidaban su cutis con aceite de camelia, pulpa de melocotón o tallo de calabaza. Esta larga tradición del cuidado facial ha ido evolucionando y hoy en día en Corea del Sur cada mujer utiliza hasta 18 productos al día para conseguirlo, y los hombres una media de 13. Las pieles blancas y aterciopeladas que lucen los coreanos causan admiración en todo el planeta, pero la realidad es que tienen muy poco que ver con la genética y mucho con el esfuerzo y la dedicación que en todo el país se pone a su cuidado. Todo un ritual en el que desmaquillarse, hidratarse y tonificarse no es una obligación, sino un tiempo exclusivo que cada persona dedica a sí misma al terminar las frenéticas jornadas del siglo XXI.

La rutina del k-beauty empieza con la imprescindible doble limpieza, consistente en un bálsamo de aceite para arrastrar la suciedad y una solución jabonosa para eliminar cualquier posible residuo que haya quedado: una piel limpia marca la diferencia. El otro punto clave es precisamente el paso final, la protección solar. Ya hace tiempo que en Europa también existe una mayor conciencia del peligro del sol y de su incidencia directa en arrugas prematuras, manchas e hiperpigmentación. En Corea la protección se utiliza 365 días al año, y se reaplica cada pocas horas. Los pasos intermedios consisten en diferentes productos de distintas consistencias para hacer llegar a la piel los principios activos que tratan y mejoran cada problema: secreción de caracol o veneno de abeja para las arrugas, ácido hialurónico para mejorar la elasticidad, exfoliantes químicos (como ácido mandélico o ácido salicílico) para el acné, ceramidas para conservar la hidratación o vitamina K y vitamina C para reducir ojeras y manchas. Todo ello mediante esencias, los ya famosos serums, los tónicos (suaves y no alcohólicos, nada que ver con nuestra idea de ellos), las delicadas ampollas y, sobre todo, el producto estrella hoy en día: las sheet masks, esas mascarillas formadas por una lámina de tela con la forma del rostro impregnada en una generosa cantidad de uno o varios principios activos.

Corea del Sur es el país del mundo que a día de hoy más invierte en investigación de ingredientes y fórmulas. Los compradores son exigentes y nada fieles a las marcas, dispuestos a cambiar de producto en cuanto sale uno mejor, lo que ha obligado a los laboratorios a innovar y ofrecer siempre una gran calidad a precios competitivos que ahora, por fin, el resto del mundo puede disfrutar. Ya no hay excusas para tener una piel perfecta.

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