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Rellenos de nubes

Odil Torrent

Odil Torrent en su inspirado Stand de la Feria de Artesanía de la FEDAC decorado como si de una viñeta de dibujo se tratase, rodeada de sus creaciones. Odil Torrent

Odil Torrent nació en Gran Canaria y recuerda que su madre le leía todas las noches y de ella heredó su pasión por los álbumes ilustrados. En el año 2008 descubre a su alter ego, Odileta, "imaginé una ciudad construida en una nube que viajaba alrededor del mundo.

En aquel momento no estaba muy contenta con el mundo y Fraskilandia representaba para mí un lugar con gentes de todo el planeta que se respetaban, y donde la curiosidad y el humor eran parte de la vida diaria. Ahora es un lugar donde convertir en realidad las historias de los niños. Puede parecer un concepto simple pero creo que es muy poderoso.

Enseñarles que tienen la capacidad de convertir una idea que ha surgido de ellos en algo real", cuenta Odil a Con Estilo. Aprendió a hacer muñecos en clase de patchwork y surgió la idea de dar vida a las ilustraciones de los más pequeños, "los dibujos de los niños en todas sus etapas, además de geniales, me parecen una belleza, cada trazo es una manifestación de arte, es la razón por la que intento respetar al máximo los dibujos, porque esa es la forma en la que perciben ahora mismo el mundo", relata Torrent.

Ver hechas realidad las creaciones de los más pequeños da lugar a reacciones inesperadas, "hace un par de navidades hice dos muñecos para dos hermanos. La noche de Navidad dejaron los dibujos debajo del árbol en una caja y, a la mañana siguiente, dentro de la caja estaban los muñecos. Uno de los niños cuando lo vio dijo: "¡Gracias, pelotita, por existir!" Este ha sido uno de los mejores agradecimientos" relata Odil. Y aunque todas las creaciones tienen algo de especial hay algunas que le llaman la atención, "esto es como preguntar a qué hijo quieres más, imposible contestar.

Hay algunas historias que me dejan muy alucinada, como la de ´Rockpig´, el cuarto cerdito, o un niño de 5 años que dibujó a Nosferatu porque ha visto la película de 1922", cuenta Odil, quien nos cuenta sus planes de futuro. "Ahora mismo quiero dar más peso a las historias, compartir todas las semanas actividades para escribir, crear personajes, dibujar, pero siempre como ejercicios libres, moviéndome en la lógica infantil que tanto me gusta. Y en una segunda fase, a través de video-tutoriales o minicursos, convertir esas historias en realidad, ya sea con muñecos hechos por ellos mismos, maquetas, teatrillos, y por qué no, muebles, ropa o juegos. Empezar por algo sencillo y, a la que nos demos cuenta, estamos instaurando la paz mundial", concluye Odil, o quizá fuera Odileta desde Fraskilandia.

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