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investigación

¿Quiénes poblaron las Islas?

El Club LA PROVINCIA acoge esta noche la presentación de un libro donde cinco investigadores abordan los interrogantes sobre el primer poblamiento de Canarias

Yacimiento arqueológico en Acusa Seca (Gran Canaria). JOSÉ CARLOS GUERRA

El problema de los orígenes del primer poblamiento humano de Canarias supone uno de los mayores problemas a los que se ha tenido que enfrentar la arqueología canaria desde el siglo XIX. Prueba de ello es que a las preguntas de quiénes poblaron primeramente las Islas, de donde llegaron, cuándo, cómo y por qué, se sigue intentando dar respuestas aún hoy en día, con la diferencia de que en el pasado el peso de la argumentación se puso en las fuentes clásicas y la etimología, y en la actualidad las respuestas parten de una base arqueológica contrastada y empírica.

Con el objetivo de mostrar las últimas respuestas a estos interrogantes se ha publicado Orígenes. Enfoques interdisciplinares sobre el poblamiento indígena de Canarias (Ediciones Idea), coordinado por José Farrujia, doctor en Prehistoria por la Universidad de La Laguna, Miembro de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología y de la History of Archaeology Research Network del University College de Londres. Junto a él han participado profesores e investigadores de las dos universidades canarias y del ámbito académico francés.

La obra adopta un enfoque multidisciplinar, analizando múltiples cuestiones desde campos como la arqueología, la antropología, la filología y la historiografía, de donde provienen los distintos investigadores que componen esta monografía. Javier Velasco, profesor de Prehistoria en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Técnico Superior del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de Gran Canaria, se enfrenta a la cuestión del poblamiento desde el campo de la arqueología y la bioantropología. Ignacio Reyes, doctor en filología y artífice del Fondo de Cultura ínsuloamaziq, aborda el tema del lenguaje, las inscripciones rupestres y la raíz lingüística de los aborígenes. José Farrujia, además de coordinar, analiza como el problema de los orígenes ha tenido una respuesta en el imaginario historiográfico y arqueológico, y a la vez refleja cómo las múltiples políticas de difusión patrimonial repercuten en la percepción que la sociedad tiene de este suceso del pasado. Fernando Estévez, profesor de Antropología en la Universidad de La Laguna y coordinador del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, estudia los mitos que se han desarrollado en torno a este problema, las identidades y la proyección social de los aborígenes canarios en el imaginario actual. De este modo no sólo se estudia el pasado, sino se analiza qué imagen tiene la sociedad contemporánea de los antiguos canarios y qué visión del pasado aborigen se está proyectando desde las universidades y los cabildos.

El libro también contiene una aportación proveniente del ámbito académico francés, de mano de José María Lanzarote, doctor en Historia por el Instituto Universitario Europeo de Florencia, investigador vinculado al Centre Alexandre Koyré de París y miembro de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología. Su labor es la de revelar el papel de las instituciones en el arraigo y propagación de varios discursos sobre el poblamiento de Canarias, especialmente mostrando cómo los museos han creado la imagen del pasado indígena canario y cómo esta se trasmite al espectador desde sus vitrinas.

En este último aspecto Orígenes se diferencia de las obras que se enfrentan al mismo interrogante sin tener en cuenta que la política, la sociedad, la economía y la cultura condicionan la forma en que los historiadores y arqueólogos adaptan el pasado al presente. Prueba de ello es que las etapas en las que ha habido cambios en la imagen de la Prehistoria y de sus habitantes, han estado influidas por contextos políticos, económicos, sociales y culturales que han afectado los paradigmas científicos e ideológicos de los historiadores y arqueólogos. Cada vez que se reemplazó una teoría histórica se estableció una nueva totalmente diferente de la anterior, con lo que a veces incluso eran contradictorias, pero siempre justificaban el orden social y político del momento. Por ejemplo, un producto decimonónico finisecular como el "indígena canario de origen europeo", fue sustituido durante el franquismo por el "indígena canario de origen hispano" de abolengo ibero-sahariano. Del mismo modo la iniciativa privada de los intelectuales de la burguesía canaria que durante el siglo XIX dominó los museos y gabinetes fue sustituida durante la centuria siguiente por la intervención del gobierno franquista, que centralizó la gestión, desarrolló un importante trabajo de campo aumentando el número de excavaciones arqueológicas, y fortaleció el ideario nacionalista. Los museos se convirtieron en el foco de difusión de este conocimiento que a través de las momias, cerámicas, piedras y huesos expuestos en las vitrinas y explicados bajo esa ideología, ayudaron a fortificar entre la sociedad una visión neolítica de la cultura aborigen. El gobierno aplicó su visión del pasado e instauró un marco institucional y administrativo que hizo que la arqueología de las islas fuese percibida a través de la visión de los intelectuales franquistas.

Sin embargo cuando en 1969 se incorporaron por vez primera arqueólogos a la Universidad de La Laguna, se vinculó la investigación arqueológica al mundo universitario. A pesar de ello no hubo una ruptura con la arqueología oficial de sesgo franquista, porque la teoría dominante siguió siendo la del historicismo cultural. El éxito de este modelo histórico cultural reside en que da respuesta a las preguntas más primordiales acerca del pasado: quién, cuándo y dónde, pero hay que señalar que no responde a otras como por qué o cómo.

Orígenes muestra que lamentablemente enfoques teóricos más recientes, como el procesualista o la ecología cultural, siguen gozando de poca popularidad en Canarias y se ha atomizado la investigación y la gestión patrimonial debido a la entidad diferencial que ha adquirido la arqueología en cada isla como consecuencia del desarrollo de políticas patrimoniales insularistas por parte de los cabildos, principalmente después de la entrada en vigor del Estatuto de Autonomía de Canarias, por el que se delegaron las competencias del patrimonio arqueológico, etnográfico y paleontológico, a la Dirección General de Patrimonio Histórico de Canarias. Así la prehistoria canaria a pesar de ser una realidad regional, ha quedado disgregada por el desarrollo de una concepción de poblamiento insularista, en la que los protagonistas de la colonización de cada isla son etnias con entidad propia: guanches, canarios, majos, gomeros, bimbaches y auaritas. Cada cabildo ha propiciado la recuperación de culturas insulares, fortificando una lectura balcanizada del poblamiento aborigen a pesar de que no se ha verificado arqueológicamente en todas las islas.

Desde este punto de vista, Orígenes trata sobre el problema del poblamiento de Canarias subrayando la necesidad de conocer las relaciones globales entre economía, sociedad, política y cultura, y su incidencia en las ciencias sociales. Sólo de esta forma es posible analizar la teorización sobre el primitivo poblamiento humano de Canarias. Afortunadamente se trata de una monografía que a pesar de abordar una investigación fundamental de la arqueología canaria a partir de la consulta directa de fuentes documentales y arqueológicas, a la vez es un texto de divulgación para cualquier lector interesado en este tema.

LA PROVINCIA ha entrevistado al director y los autores de Orígenes en acerca de algunos de los aspectos más innovadores que trata esta monografía. El único ausente en el reportaje José María Lanzarote Guiral, que no pudo ser localizado.

Javier Velasco Vázquez

¿Se rejuvenecido la prehistoria grancanaria al revisarse determinadas dataciones históricas y comprobar que eran más recientes de lo que se pensaba ¿Hasta qué punto esta revisión repercute no solo en la interpretación de esos restos sino en la de los otros poblamientos de las islas?

La necesidad de una profunda revisión y reevaluación de las dataciones de carbono 14 disponibles afecta al pasado del Archipiélago. Un repaso por las dataciones obtenidas en los últimos veinte años ofrecen un panorama cronológico en Canarias que no se remonta muchos más allá de los siglos IV-V d.C. Ello no significa que el poblamiento deba rejuvenecerse hasta esas fechas, pero sí debe hacernos pensar que los referentes empleados hasta el momento quizás no tengan la validez que hasta hace poco les hemos concedido.

Antiguamente se estudiaba a los aborígenes a través de la observación de sus cráneos, pero en la actualidad predomina el estudio de su genética molecular ¿Considera que en cierto modo estos estudios genéticos vienen a ser una modernización de aquellos estudios decimonónicos?

En absoluto. En la actualidad el estudio de los restos humanos hallados en contextos arqueológicos se aborda desde la premisa de que esas evidencias son documentos históricos, el testimonio directo de personas que pueden situarse en un contexto sociocultural concreto. Ello posibilita reconstruir y explicar formas y condiciones de vida de estas gentes desde una base empírica sólida y contrastable. La genética de poblaciones antiguas es una más de esas disciplinas a las que podemos recurrir para interpretar el pasado y está muy lejos de los planteamientos racistas que dominan en la antropología física hasta bien entrado el siglo XX.

¿El poblamiento del archipiélago se realizó a través de sucesivas arribadas fortuitas o hubo una planificación? ¿Los aborígenes llegaron sin conocer esta tierra y subsistieron como pudieron o planificaron el viaje y se trajeron animales y plantas que sabían que podían cultivar en esta tierra?

Algunos datos arqueológicos y genéticos apuntan a la existencia de, al menos, la llegada de gentes en dos episodios diferentes. En todo caso, pudieron existir más eventos, o incluso, como se propone desde el ADN antiguo, la posible ocupación de alguna isla desde otra cercana. Lo que sí podemos afirmar es que llegaron con un evidente ánimo colonizador, pues portaban consigo todo o parte de los pertrechos que les permitieron sobrevivir (semillas, animales domésticos?). Si fueron traídos, llegaron por sus propios medios o se dieron ambos escenarios, sigue siendo una incógnita.

Ignacio Reyes García

¿Qué lenguas hablaban los aborígenes cuando llegaron?

A Canarias arriban dos flujos dialectales del mismo sistema de comunicación, la lengua amaziq (o bereber). El principal pertenece al acervo meridional o tuareg, con vínculos muy notorios dentro de un área que abarca las hablas del Hoggar argelino, el A?äwad y regiones del centro y oeste de Níger. No obstante, su origen (y presumible foco de emisión hacia Canarias) se localizaba con anterioridad a la invasión islámica en un arco que podríamos trazar desde la Constantina y Túnez hasta Tripolitania y el Fezzan libios. La otra huella dialectal, designada como septentrional, reúne ingredientes algo más heterogéneos, aunque aportan valores muy relevantes las hablas del Marruecos central y las norargelinas, en particular, de la Cabilia y el Atlas sahariano.

¿Qué opina de esa tendencia entre un grupo de investigadores que consideran que las inscripciones líbico-bereberes no se pueden transcribir?

El análisis de una escritura consonántica, que apenas segmenta las palabras, adopta cualquier dirección y a menudo asume un alto contenido simbólico, desde luego no brinda muchas certidumbres. Sin embargo, el conocimiento de la lengua y sus modalidades de habla ha permitido ya, tanto en el ámbito continental como insular, elaborar algunas hipótesis coherentes con entornos naturales y culturales acreditados.

Por supuesto, el inventario de los signos concita todavía un empeño imprescindible, pero un código por sí sólo no aporta respuestas lingüísticas suficientes. Basta pensar en la cantidad de lenguas diferentes que hoy se expresan con un sistema gráfico de base latina.

¿Qué opina de la idea de recuperar una lengua muerta como el bereber canario o tamazight insular?

En el estado actual de los conocimientos y a partir de los materiales disponibles, este objetivo no resulta factible. Otra cosa distinta sería suplir los vacíos importando elementos de las variedades continentales y generar así una versión moderna. Haría falta un impulso sociocultural y político muy poderoso para fecundar esta necesidad a partir del tejido amaziq latente en la canariedad de nuestros días, algo que no parece contar con el apoyo de una población inducida al desprecio de su identidad más ancestral por las ficciones ideológicas que difunde el capitalismo colonial imperante en el Archipiélago.

José Farrujia

Usted llega a la conclusión de que a la hora de intentar desentrañar el interrogante de los orígenes del primer poblamiento de Canarias, nos seguiremos moviendo en arenas movedizas mientras no existan programas de investigación que contemplen el desarrollo de excavaciones sistemáticas en todo el archipiélago.

Efectivamente, no hay un plan general de excavaciones arqueológicas. Es decir, en cada una de las islas se excava en función de las prioridades de determinados grupos de investigación, o en función de las eventualidades que surgen, por ejemplo, a raíz de las obras públicas o de hallazgos fortuitos. Esto implica que no existe actualmente un programa coherente ni una estrategia regional definida. El resultado de este mapa fraccionado es la generación de un conocimiento arqueológico disperso, poco cohesionado entre islas, tendente a la reconstrucción de las "prehistorias insulares". Se está perdiendo el enfoque regional y esto dificulta el estudio del primer poblamiento de Canarias.

¿El conocimiento científico de la Prehistoria canaria sólo podrá incrementarse si se tiene en cuenta África como parte activa en el proceso de investigación?

Esta es una de las asignaturas pendientes. Actualmente existen muy pocos proyectos de colaboración científica con África. La reciente creación, en el año 2013, de la Cátedra de Estudios Bereberes en la Universidad de La Laguna está propiciando esta colaboración con el ámbito norteafricano. Asimismo, cabe destacar igualmente la aportación de autores como Jorge Onrubia Pintado, con distintos proyectos de investigación en ámbitos como Sus-Tekna (Marruecos) -entre otros-, desplegados desde la Universidad de Castilla La Mancha desde finales de la década de 1980. Pero son auténticos oasis en el desierto.

¿A qué es debida esta falta de programas de cooperación e investigación con el continente africano?

Por un lado, a la falta de apoyo institucional, por otro, a la propia situación de inestabilidad por la que atraviesan muchos de los países norteafricanos. Tampoco perdamos de vista, además, que este este tipo de programas carecen de tradición en el seno de la academia canaria. La relación entre el norte de África y las Islas Canarias es una relación de poder, construida sobre la subordinación de la idea de África al fuerte imaginario occidental.

Fernando Estévez González

¿Cómo ha logrado instalarse en la memoria contemporánea una imagen del aborigen canario totalmente romántica y por qué sigue vigente en la sociedad actual a pesar de su origen decimonónico?

Todos los "retratos" de los aborígenes han sido, en mayor o menor medida, idealizaciones que, a su vez, fueron el resultado de las complejas interacciones de ciencia, política e ideología que han marcado la relación de los canarios con la historia de las primeras poblaciones insulares. El denominador común de todos es una imagen positiva y arquetípica del guanche, que alcanza desde la nobleza de su carácter y la naturalidad de sus costumbres hasta la innata fortaleza de su raza. El objetivo de todas esas representaciones nunca fue saber cómo fueron, sino dotarnos a nosotros mismos de una imagen de ellos que respondiera a nuestras coordenadas ideológicas y políticas.

Usted afirma que la historia del poblamiento de canarias es uno de los temas que siempre se seguirá escribiendo ¿Por qué?

El problema de los orígenes de los canarios nunca fue un problema científico, sino una demanda de la política. Determinar los orígenes no fue una preocupación de la ciencia retomada oportunistamente por la política, sino una exigencia de la política a la práctica científica. Y esta exigencia no fue, no ha sido otra que la de sancionar las sucesivas manifestaciones de las ideologías del nacionalismo y el racismo. En esa medida los orígenes siempre permanecerán sujetos a debate, atravesados por la controversia, abiertos a otras interpretaciones.

¿Qué imagen del aborigen canario es la que se está transmitiendo desde las universidades canarias y la administración pública?

En las universidades y museos coexisten diferentes visiones que obedecen a distintas perspectivas teóricas y responden a las diversas tendencias ideológicas de los propios investigadores. Por otra parte, desde las instituciones políticas se dan por buenas algunas de esas interpretaciones pensando que están validadas por los expertos. Pero creo que hay un peligro en pensar que por un lado estaría la política, haciendo un uso oportunista de la ciencia y, por otro, una ciencia que se pretende libre de los requerimientos de la política.

" Más claramente que en otros terrenos, en los imaginarios que construimos de los aborígenes canarios es prácticamente imposible separar la ciencia de la política y la ideología.

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