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Entrevista a Andrés Sánchez Robayna

"El diario es el ámbito natural de lo incondicionado, de la libertad"

"Un diario no es exactamente una crónica personal, aunque pueda contener, en mayor o menos grado, asuntos personales e incluso íntimos", reconoce el catedrático, poeta y ensayista

"El diario es el ámbito natural de lo incondicionado, de la libertad"

¿Qué representa 'Mundo, año, hombre' respecto a sus volúmenes anteriores de diarios, 'La inminencia' (1996) y 'Días y mitos' (2002)?

No hay solución de continuidad entre las dos entregas anteriores y la actual. He seguido escribiendo mis diarios desde entonces con la misma dedicación, con una persistencia de la escritura que siento como algo inevitable, una especie de fatalidad. La vida cotidiana, y también la vida del pensamiento, la experiencia de la reflexión acerca de lo vivido, me conducen a esas páginas de manera ineludible.

¿Qué es la reflexión para usted?

Algo inseparable de la imaginación. De hecho, me ocurre exactamente lo mismo en la escritura poética. Son las dos caras de un mismo fenómeno, la naturaleza o la conformación de la conciencia. Para mí, el diario está estrechamente ligado a la memoria. Y la memoria está inscrita en el tiempo. El diario es, diríamos, una inscripción del pensamiento en el tiempo y una pregunta, a veces dramática, sobre su significado.

El arte y la creación artística cruzan todo el diario, ¿qué valor tienen para usted las artes?

He sido siempre muy sensible a la música y a las artes plásticas. Para mí son manifestaciones en cierto sentido paralelas a la experiencia poética, y diría que ellas mismas contienen una forma peculiar de la experiencia poética. Aquí, una vez más, debo decir que las artes me interesan no ya únicamente como expresión, sino como reflexión acerca del mundo. La pintura o la escultura no aspiran solamente a expresar lo real, sino a interpretarlo, a meditar acerca de la realidad que nos rodea. Matisse, por ejemplo, no sólo expresa la luminosidad del espacio, la carnalidad del mundo: antes que eso, nos invita a meditar acerca de lo que la luminosidad y la carnalidad representan para nuestro modo de estar en el mundo.

'Mundo, año, hombre' parece un libro necesario y contracorriente en estos tiempos 'líquidos', apresurados y locos que vivimos, marcados por lo intrascendente y lo banal. ¿Cómo se siente usted en el mundo de hoy?

Me gusta mucho la idea -retomada por una parte de la filosofía contemporánea- de la necesidad de "demorarse", de cierta lentitud, ligada para mí a la contemplación. Me parece que necesitamos recuperar nuestra capacidad de contemplación, sin la cual no hay creación ni experiencia artística ni, lo que es más grave, verdadera vida. Es algo que está en el origen de la crisis actual de la conciencia, de la pérdida del sentido o los sentidos de la existencia. Es necesario volver a ser dueños del tiempo, de nuestro tiempo íntimo. Muchas de las páginas de mi diario tienen su origen o su razón de ser en esa necesidad o en esa experiencia, es decir, la recuperación de nuestro tiempo originario, que es necesariamente un tiempo lento y basado en un nuevo compromiso con el instante, que es un modo dar amplitud al ser, como en el viejo ruego de Goethe: "¡Detente, instante, eres tan hermoso!" Muchas anotaciones de mi diario tienen su origen exactamente en ese ruego, en esa necesidad de conocernos y reconocernos en el tiempo.

¿Cuáles son los motivos por los que hace una anotación concreta? ¿Qué le lleva, en el Diario, a escribir sobre tal o cual materia o experiencia particular, o a no hacerlo?

Yo mismo me he hecho muchas veces esa pregunta. No me es posible saberlo. Un diario no es exactamente una crónica personal, aunque pueda contener, en mayor o menor grado, asuntos personales e incluso íntimos. Se trata de otra cosa. ¿Por qué un diario comenta un detalle que cualquiera puede considerar insignificante y, en cambio, deja de anotar un asunto de enorme trascendencia tanto para la vida pública como para la vida personal? No existe una motivación precisa, ni en un caso ni en el otro. El ejemplo tal vez más sorprendente es un conocido apunte del diario de Kafka, que en agosto de 1914 escribió lo siguiente: "Hoy Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar". Ha habido toda clase de comentarios sobre estas palabras, desde los que tratan de explicar la enorme distancia que en Kafka existía entre la realidad política y la esfera íntima hasta los que sostienen que Kafka experimentaba, en realidad, un profundo desinterés por todo aquello que no fuera "literatura". Ninguna de esas explicaciones me satisface del todo ni consigue, me parece, interpretar la cuestión de manera convincente. La única justificación que encuentro, si es que el asunto requiere alguna justificación, es que un diario está lejos de ser un relato o una crónica.

¿Qué es, entonces?

Puede ser varias cosas, por supuesto. Pero para mí no es, de ninguna manera, una crónica, en ningún plano, ni en el individual ni en el social. En mi caso es más bien un memorial, casi una variante del viejo "arte de la memoria". Sospecho, diré de paso, que la anotación de Kafka incluye para mí una insinuación más bien trágica acerca de las relaciones entre historia y vida individual. Tal vez él percibía el abismo entre las fatalidades de la historia y la imposibilidad para el individuo de enfrentarse a ellas. No lo sé. Un diario permite a veces reconstruir una vida personal, al menos en parte, e incluso a veces un tiempo histórico concreto, según los casos, pero la mayor parte de las veces su objetivo principal no es registrar los datos que llevan a esa reconstrucción. La tipología del diario es muy variada, y no es cuestión de resumir o abreviar aquí todas sus variantes o modalidades. Admiro mucho el diario de André Gide. En alguna parte de Mundo, año, hombre menciono precisamente una cuestión relacionada con esta "indeterminación" de las anotaciones, una cuestión que considero muy relevante acerca de esta clase de escritura. Es una reflexión del diario de Gide, escrita en 1927, una reflexión según la cual "es un error pretender que un Diario contenga sólo cosas importantes". Creo que a lo que Gide se refería es justamente a aquella indeterminación, a aquella autonomía de la escritura. El diario es para mí el ámbito natural de lo incondicionado, de la libertad. Por otra parte, no creo que un diario deba, en sus anotaciones, fijarse o detenerse en lo que podríamos llamar "acontecimientos" de mayor o menor importancia para el que escribe. Me identifico mucho con la idea de Alejandro Cioranescu de que el diario es un medio muy apropiado para expresar no lo que es acontecimiento, sino pulsación.

'Mundo, año, hombre' llega hasta el año 2007. ¿Tiene prevista la publicación de los años posteriores?

No por lo pronto, pero seguramente verán la luz en un momento que todavía no puedo precisar. Y, puesto que ya he aclarado que no me interesa el diario como expresión de un "yo", que arrastra el peligro del narcisismo, me gustaría añadir que veo esta clase de escritura como expresión de una conciencia del tiempo, una conciencia que no es siempre necesariamente personal o unipersonal. Es más bien, para mí, el testimonio de una conciencia, hecha de distintas identidades y dimensiones, incluidas las del ser inscrito en la historia y en el vivir colectivo.

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