La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

el primer territorio canario autosuficiente

El Hierro, milagro 'verde'

Muchos dudaron de que el territorio insular alcanzara su sueño: surtir a su población de energía limpia, procedente del viento. El 9 de agosto, durante dos horas y un minuto, El Hierro fue 100 % sostenible

Los sueños en El Hierro suelen ser tan persistentes que terminan por cumplirse. Ese momento de felicidad absoluta puede durar dos horas y un minuto. Tiempo suficiente para que una idea avanzada, un proyecto tal vez loco, con el que sólo se buscaba que la isla pudiera llegar a iluminarse, únicamente con la fuerza de los alisios, llegara a convertirse en una realidad. Y eso ocurrió el domingo, 9 de agosto, una fecha histórica que coloca a la isla del Meridiano como el primer territorio del planeta que logra abastecer a su población con energía limpia, gracias al empuje del viento y el agua.

Como en las grandes ocasiones, apenas pasaban 24 minutos de las 12 de la mañana. Imaginamos un día espléndido, con el cielo limpio, serpenteado de nubes blancas, y abajo los herreños con sus quehaceres normales. Su día a día, seguramente sin saber que en un instante iba a producirse un hecho histórico, sin precedentes en un territorio de sus características. En la estación diesel, que se nutre de petróleo, se paraban los motores y tomaba las riendas la energía hidroeólica, el viento y la fuerza del agua, y sólo con esta fuerza limpia se conseguía abastecer de electricidad durante dos horas y un minuto a toda la isla. El Hierro daba un paso de gigante y se convertía en uno de los territorios sostenibles del planeta. Comenzaba a fraguarse el principio de un sueño que se inició en 1981, cuando en Canarias las renovables eran tal sólo unas extrañas y lejanas quimeras.

Lo extraordinario de este hecho hay que buscarlo en la dificultad tecnológica que supone llegar a mantener la red eléctrica durante un cierto tiempo, horas o días, únicamente gracias a la energía que procede del viento sin el apoyo de la estación de diesel. Hasta ahora se había logrado una combinación de recursos, por un lado la red se ha sustentado entre un 60 y un 70% de la potencia que venía de la estación hidroeólica de Gorona del Viento, y el resto de la estación de diesel. Es verdad que la dependencia del petróleo es cada vez menor, pero aún no se había alcanzado ese 100%, hasta que el domingo se logró ese reto. Desde las 12 y 24 minutos hasta las 14 y 25 minutos del día 9 de agosto toda la electricidad que se consumía en El Hierro, incluido por supuesto la que requiere las desaladoras que abastecen de agua a la población, procedía de energías limpias. Aquel viejo sueño de una isla 100% renovable dejaba de ser un espejismo para acercarse cada vez más a la realidad. A pesar de los críticos que anunciaban que esto jamás iba a producirse.

De hecho después de ese día se han alcanzado nuevos picos próximos al 100%, y como confirman desde la estación de Gorona del Viento "ya estamos preparados para que en la isla podamos dar electricidad, durante varios días seguidos, empleando sólo la combinación hidroeólica, sin necesidad de acudir al combustible fósil".

La vuelta al mundo

La buena nueva de lo ocurrido en El Hierro ha dado la vuelta al mundo, y televisiones de Japón, China, Italia y Francia han pedido autorización para visitar las instalaciones de la estación herreña, quieren comprobar cómo ha sido posible el milagro tecnológico, como han logrado dar electricidad a una isla y mantener el trabajo de las desaladoras sin emplear una gota de petróleo.

El gran avance tecnológico que se ha producido en El Hierro tiene que ver con la forma en la que han sabido resolver una situación sumamente complicada. Y se reduce en dar respuesta a una pregunta sencilla: ¿qué pasa si no hay viento?, ¿entonces dejarían de funcionar las turbinas y no habría electricidad? La respuesta ha sido la clave para evitar que ese caso pueda darse. La estación de Gorona en condiciones favorables puede generar 11,5 megavatios de potencia, y la demanda de electricidad de El Hierro es sólo de unos 7 megavatios. Entonces, el resto de esa potencia si no se utiliza se perdería, habría que ordenar parar los molinos. De momento, la energía que procede del viento no se puede guardar en baterías, como si pasa con la energía solar, pero hay una forma de reutilizar esta energía, y esto se ha logrado empleando la colaboración del agua.

Lo que se ha hecho es construir dos balsas gigantes de agua, una superior con una capacidad de 380.000 metros cúbicos y una inferior con 150.000 metros cúbicos. Con la potencia que generan las turbinas eólicas, que no hace falta meter en la red eléctrica porque no se demanda más energía, lo que se hace es bombear agua y hacerla que suba al embalse superior. Si por casualidad el viento falla, lo que se hace es bajar el agua y con esa potencia se logra que las turbinas eólicas recuperen la fuerza precisa para moverse y generar más energía limpia.

Precisamente el éxito de esta combinación de elementos, el viento de los alisios junto a la fuerza que genera este circuito cerrado de agua ha sido fundamental para que pueda lograrse el objetivo final de una isla 100% renovable, sin la colaboración de combustible fósiles como el petróleo. La suma de estos dos sistemas proporciona seguridad al suministro y permite regular las fluctuaciones de la energía eólica. Si falla el viento se pone en marcha la fuerza del agua para que haga girar las turbinas.

Por ahora, El Hierro sigue necesitando la colaboración de la estación de diesel y aún habrá que esperar algún tiempo para que se pueda alcanzar una independencia total. Lo que sí ha quedado demostrado es que no era una locura plantear que en algún momento la isla del Meridiano pudiera llegar a depender sólo de energías limpias.

La presidenta del Cabildo, Belén Allende, ha confirmado que la isla está en el camino, "El Hierro ya es capaz de producir, de media, el 70% de la energía que se consume de forma cien por cien renovable. Disponemos de unas 3.500 horas de viento al año, por lo que picos como los que hemos vivido del 100% se irán sucediendo cada vez más a menudo".

Un viejo proyecto

Una de las personas que más ha luchado como político y como herreño por lograr que aquel viejo proyecto, que un día nació en las oficinas de la propia Unelco, fuera una realidad es Tomás Padrón.

Para él estos días son especiales. Reconoce que cuando le dijeron que se había logrado ese 100% de potencia de energía renovable se le escapó más de una lágrima.

"Estaba en un restaurante cuando me llamaron, entonces miré a mi alrededor, en aquel momento toda la electricidad que se consumía en la isla venía de los alisios canarios. Me sentí muy emocionado. Llevamos muchos años batallando por sacar adelante este proyecto, y al principio no fue nada fácil, siempre éramos los herreños que veníamos con una de sus locuras".

El origen de esta idea resulta curioso. En noviembre de 1981 bajo la dirección del ingeniero industrial, Ricardo Melchior se crea el departamento de Nuevas Energías e Investigación, y comienzan a darse los primeros pasos para instalar en Canarias sistemas de apoyo a las renovables.

En los trabajos preliminares, se constata que El Hierro es la isla con mayor coeficiente de altimetría del Archipiélago, en relación con su superficie.

Con estos parámetros sobre la mesa, se plantea la propuesta de crear un parque eólico que suministre la totalidad de la energía a la isla, apoyado por una central hidráulica que garantice y sirva para equilibrar las fluctuaciones del viento. Sin embargo, en 1987, Unelco decide paralizar el proyecto, al entender que se trataba de una propuesta inviable.

Tomás Padrón reconoce que gracias a su dualidad como presidente del Cabildo y como delegado de Unelco en la isla logra, contra viento y marea, mantener viva esta idea, "en aquellos momentos era más que una propuesta, teníamos claro que El Hierro necesitaba de una energía limpia para sobrevivir, y podía hacerse. Nuestro oro está en las renovables, de eso no hay duda, y es algo que también debe verse en el resto de Canarias".

Padrón recuerda aquellos años como de dura batalla, con tropiezos y negativas, pero también con el apoyo de otros políticos y de organismos públicos que vieron la grandeza de esta propuesta. Se acuerda sobre todo del empuje que recibieron gracias a la comisaria de la Unión Europea Loyola de Palacios. Con el dinero que lograron de Europa pudieron poner en marcha en diciembre de 2004 la sociedad Gorona del Viento, SA, cuya presidencia correspondía al Cabildo de El Hierro.

No sólo se tuvo que convencer a los organismos y las instituciones públicas de la viabilidad de este proyecto también a la población. Muchos herreños se mostraron escépticos. Veían que se estaba produciendo una gran inversión en la puesta en marcha de un proyecto que no terminaban de aceptar. Además, entre la población apareció una pregunta recurrente: ¿entonces la luz será gratis? La respuesta seguirá siendo que no. Como el resto de españoles deben pagar la factura, pero además desde el Cabildo se aclara y puntualiza que el éxito de esta empresa sí va a deparar importantes beneficios para la isla.

Gorona del Viento

No hay que olvidar que el 66% de la propiedad de la estación de Gorona del Viento es del Cabildo, por lo tanto los beneficios que genera la venta de energía a las suministradoras de electricidad engrosará las arcas de la institución, con lo que podrá realizar un mayor volumen de inversión. Además, también hay que tener en cuenta que El Hierro necesita de las desaladoras para abastecerse de agua. Si la electricidad que requieren estas plantas procede en su mayor parte de energía que proporciona la estación hidroeólica se abarataría los costes de producción. Desde el Cabildo no se descarta que esta nueva realidad pueda llevar en un futuro no muy lejano a rebajar la tarifa de agua.

Como recuerda Padrón, El Hierro y sus habitantes han mantenido históricamente una lucha secular para superar las duras secuelas de la sequía. Hace años la falta persistente de lluvia se suplía con el árbol sagrado Garoé, que a través de sus hojas lograban captar el agua de las nubes, actuando como atrapanieblas, una manera alternativa de hacerse con este elemento. Esta agua, almacenada en pequeñas albercas eran claves para la subsistencia de sus pobladores, los Bimbaches.

Ahora la magia procede del viento, que empujado por las nubes, mueve unas palas que giran para producir energía eléctrica, y con ella desalar agua. El Hierro y sus habitantes vuelven a servirse de un nuevo y 'tecnológico Garoé' del siglo XXI.

Compartir el artículo

stats