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47 años de música tradicional

La banda sonora de Los Gofiones

Nacieron para colocar en un lugar de privilegio al folclore de las Islas. Los Gofiones han dejado de ser el sueño de unos locos. Su música forma parte de la banda sonora de Canarias y de más allá.

Uno a uno van llegando al local de ensayo. Debajo del brazo, como quien sostiene un tesoro, o el amigo más fiel, llevan sus guitarras, o el timple que les regaló un tal Millares. Los que ya llevan tiempo en el grupo se saludan con esa familiaridad que dan los años, las tertulias después de cantar y la fiesta. Los recién llegados parecen tímidos, tal vez sobrecogidos al encontrarse tan cerca de unas voces tan queridas, tan grandes.

En junio de 1991, Los Gofiones estaban preparando la grabación de su disco Te lo voy a decir cantando, entonces Pedro Miguel Hernández, actual presidente del grupo, entraba por primera vez en este salón. Y así, con los nervios de ese primer día, escucha la voz de Perico Lino cantando Margarita, Flor de Ausencia: "pensé que aquello era todo un lujo, y también me dije, pero que hago aquí, con esta gente". Aún hoy, al contarlo, siente aquellos escalofríos, esos que nacen del corazón.

Los Gofiones eran ya un grupo consolidado, gracias a su buen hacer, a sus extraordinarias voces, mencionar este nombre era un sinónimo de garantías, suponía estar hablando de un referente en la música tradicional de Canarias, a la altura de otras formaciones como Los Sabandeños en La Laguna que habían iniciado este camino, el de agrupaciones capaces de llevar el folclore del archipiélago hasta cotas impensables: esas que provocan en el que escucha entusiasmo y mucho sentimiento.

Reunión en el Jardín Canario

Casi como ocurre en las mejores historias, el inicio de Los Gofiones resultó curioso. A Totoyo Millares se le ocurre convocar a una serie de amigos en el Jardín Canario con el propósito de crear en Gran Canaria una agrupación que fuera capaz de rescatar y dignificar la música folclórica que se estaba haciendo. En aquellos momentos, muchos de los grupos que existían en la isla aparecían con excesivas trazas de souvenir, envolturas chillonas para consumo del incipiente turismo, y el repertorio se centraba únicamente en interpretar isas, folias y malagueñas, cuando la realidad es que el folclore de las islas es mucho más rico. La idea era fundar un grupo de prestigio y solvencia. A esta convocatoria, que se produjo el 3 de octubre de 1968, también acudieron personalidades del mundo de la cultura como Agustín Millares, Pepe Alemán o el famoso Cho-Juaa?.

Como recuerda Sergio García Beltrán, uno de los históricos, "a aquella reunión se presentaron muchos pensando que se trataba de echarse unos vinos, como habíamos hecho otras veces, pero otros creímos que se podía hacer algo importante. Todos teníamos en común la gran pasión que sentíamos por la música y por las canciones de la tierra".

En una entrevista publicada en El Eco de Canarias el 26 de junio de 1969, y que firma Báez Bolaños, Totoyo explica el nombre del grupo, que por cierto se lo sugirió su hermano Agustín, y que al principio recibió algunas críticas. En realidad gofión es como se llama de manera informal a los naturales de Gran Canaria, pero según el reconocido timplista "el nombrecito no le ha caído muy bien a cierto sector del público ya que le consideran un poco despectivo, pero yo opino que están equivocados, ya que el gofio se comía en tiempo de los guanches".

Como dato curioso, uno de los principales escollos que tienen que superar es la vestimenta. Totoyo Millares reveló en aquella entrevista que fue la parte más difícil: "Hemos tenido que ir a los sitios más recónditos de la Isla y fue en las Cuevas de Caideros de Gáldar, Juncalillo y Tejeda donde unas ancianas nos han confeccionado los trajes elaborados con lana hilada".

En cuanto a los temas que van a interpretar siempre tuvieron claro que el grupo se encargaría de rescatar canciones antiguas, tajarastes, endechas. En algunas de estas piezas sólo se emplean instrumentos de percusión como tambores y chácaras, y en otras como en las endechas de Gran Canaria recurren a Lothar Siemens, que pone la música. Son pequeñas joyas que merecen un lugar destacado en el que será su amplio repertorio.

En este repaso por la memoria sonora de Los Gofiones, García Beltrán se acuerda sobre todo de aquel primer concierto en el Pérez Galdós, en junio de 1969: "Tuvo tanto éxito, ni nosotros esperábamos tanta repercusión. La gente hasta se sentó en sillas en los pasillos. Tuvimos que repetir el concierto 15 días después, el público lo reclamó".

Al día siguiente los periódicos recogen aquella gran actuación. El nombre de Los Gofiones resuena en todos los titulares, la formación que había empezado a gestarse en el Jardín Canario parece que llega con ánimos de quedarse.

A partir de entonces no paran de llamarlos para que actúen en todo tipo de actos y eventos destacados. El grupo se hace grande y de pronto entrar en Los Gofiones se convierte en un lujo, en un caché que se persigue como el gran sueño de los amantes de la música tradicional.

Con el uniforme del colegio

En 1970 aparece su primer trabajo discográfico, contiene esas canciones antiguas, esos pequeños tesoros del folclore canario. Algunos de los temas tienen letras de la etapa aborigen como la endecha guanche, un texto recogido por Leonardo Torriani en la isla de Gran Canaria. También aparecen los Aires de Lima de Artenara y el Tanganillo de Tenerife. Los Gofiones quieren estar presentes en todas las islas, y recuperar parte de su cultura musical.

Después de este largo camino, 47 años, nada menos, recorriendo escenarios, grabando discos o cd, y sus esperadas actuaciones en la plaza de Santa Ana por Navidad, Los Gofiones han requerido muchos cambios. Se produce el desembarco de nuevos componentes, otros que abandonan por circunstancias, por los años. De hecho, de los fundadores sólo quedan dos grandes figuras Sergio García Beltrán y el incombustible Perico Lino, con sus más de 80 años a cuestas y bien llevados.

Paco Chirino, que fue director de la agrupación durante varios años, recuerda que entró en Los Gofiones con 17 años. "Como anécdota te diré que yo fui a la sala de ensayos con el uniforme del colegio Claret, y a los que estaban allí, a los mayores, a Perico Lino a Beltrán, los trataba de usted".

Rafael Tejera, también asesor musical del programa de TVE Tenderete, tuvo una entrada en Los Gofiones similar a la de Chirino: "Me acuerdo que mi padre me bajaba de Tafira a las nueve de la noche y se quedaba el pobre esperando en el coche a que terminaran los ensayos hasta las once".

Para Rafael poder tocar su laúd en este grupo "fue como tocar el cielo, creo que para cualquier chico de Gran Canaria que ame la música popular, entrar y formar parte de la historia de Los Gofiones es lo máximo".

Las nuevas incorporaciones no sólo aportan toda la pasión que sienten por la música y por la propia buena fama que supone estar en este grupo también llegan con una mayor formación musical: saben solfeo, tocan la viola, el contrabajo, el violín. Muchos de los históricos no habían pasado por el conservatorio tocaban de oído, pero eran y son tan buenos. La agrupación también crece al sumar otros estilos, nuevos instrumentos, la música que llegaba de Latinoamérica. Canarias siempre ha sido históricamente un lugar de paso, un cruce de culturas. Los que se marchaban a las llamadas Américas y dejaban algo en esta tierra, y los que llegaban con otros sones, con otras cantinelas. Esa mezcla, ese mestizaje ha hecho que la cultura del archipiélago sea tan variada, tan rica en matices y en sonidos. Lo viejo y lo nuevo se unen en una combinación llena de luz, mágica.

En 1991 se graba Te lo voy a decir cantando, una incursión de Los Gofiones en la música latinoamericana. En 1996 le dedican el disco a Cuba y cuentan con la colaboración de Silvio Rodríguez.

El más pequeño

El grupo que había nacido para rescatar y pulir temas de la identidad canaria se atreve con otras realidades. Al final, esta vuelta de tuerca sólo supone reconocer el crecimiento de Los Gofiones y testificar que Canarias es en realidad ese gran puente que une a varios continentes. Como diría José Saramago, las islas son esa balsa de piedra a los que gente de otras fronteras se aferran y de paso dejan parte de su esencia.

Iván Quintana es el más pequeño de Los Gofiones, pero no él último en llegar. Entró con 16 años en el 2011, y como él insiste en señalar, "después de mí, han llegado otros muchos, eso sí, mayores en edad".

Tal vez la definición más gráfica y clara de lo que supone pertenecer a esta formación musical la ofreció este joven de Carrizal de Ingenio: "Esto es como estar jugando en equipos de fútbol de pueblos, y de pronto te llaman de la UD Las Palmas para que vayas con ellos a primera". Eso fue lo que sintió cuando uno de los componentes de Los Gofiones le dijo que quería contar con él: "Es que no me lo creía, le dije a mi madre que me acompañara a uno de los ensayos y fuimos los dos, salimos de allí locos, es que me parecía imposible estar con toda esa gente, cantar con ellos".

Cuando le tocó actuar delante de aquellos 40 componentes "estaba muy nervioso, pero ahora, ya los tengo a todos controlados, a mí me gustaría seguir como Perico Lino, ahí siempre".

Iván guarda un especial recuerdo del trabajo que hicieron de forma conjunta con Los Sabandeños, "fue la bomba, estar cantando con todos ellos, lo mejor de la música canaria. Además, en mi caso no sólo valoro que se trate de grandes artistas sino me gusta estar con buenas personas, y fue maravilloso".

A diferencia de lo que pueda creerse, los cuarenta componentes de Los Gofiones no cobran un sueldo, lo que se percibe por los conciertos se destina a los gastos que genera el grupo. Hay que destacar que Los Gofiones realizan muchas actuaciones gratuitas como la que hicieron ayer en el Auditorio Alfredo Kraus en favor de las mujeres que sufren cáncer de mama.

Lejos de aquellos primeros ´locos´ que querían hacer una agrupación de prestigio, Los Gofiones siguen su camino, y ante ellos el nuevo reto de conseguir que su último trabajo discográfico, Por una Cabeza vuelva a despertar el entusiasmo de sus fieles seguidores de Canarias y más allá.

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