El Guiniguada Apolinario acaricia el título de su grupo y el correspondiente ascenso a la Preferente después de superar a un Huracán D cuyos seguidores no aceptaron con deportividad esta primera derrota que le deja prácticamente sin opciones al título.
Fue un gran encuentro que terminó con un bochornoso espectáculo que en nada favorece a la actividad de este y otros deportes ni en la educación de unos niños que lo lógico es que jueguen para disfrutar, pero hay padres, y también entrenadores, que le antepone los resultados a cualquier otros principios y valores en los que deben encaminar a estos niños.
Sin tener la culpa, porque lo hizo bastante bien, el árbitro terminó pagando el desacierto del cuadro visitantes, que aunque en la primera parte había estado a merced de su adversario, la segunda la controló bastante bien, pero le faltó acierto cara al gol, aunque culpa de ello también la tuvo la defensa del conjunto anfitrión, que con algo más de experiencia, por la edad de los chiquillos y la corpulencia no paró de achicar balones, tratando de conservar la ventaja que tenía en el marcador y quee ponía a su equipo a las puertas del campeonato.
Al final, unos no aceptaron la derrota y otros, como el técnico del Guiniguada, alardeó de la victoria, provocando a sus homólogos del equipos contrario y uno de ellos persigue al árbitro hasta el vestuario, aunque sin afán de agredirle, pero si incitando a los niños y mayores a ir contra un colegiado que sólo quiso impartir justicia y que no fue agredido por un seguidor del Huracán porque lo evitó un compañero de los medios informativos.
Los incidentes fueron de tal magnitud que se solicitó la presencia de la Policia Nacional y en las próximas fechas el Comité de Competición deberá sancionar o no en base al acta y a las declaraciones de los clubes.
