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"Gracias, Juanito, el cheque ha llegado"

Julio Sánchez presenta en la casa museo León y Castillo su libro sobre el hermano cura de Juan Negrín, con un epistolario que muestra la gran relación entre ambos

El autor y su libro sobre Negrín.

Heriberto Negrín López (1895-1971), el hermano sacerdote del que fuera presidente de gobierno en la II República, Juan Negrín, protagonizó anoche el recuerdo y el legado de una dinastía con gran arraigo en Telde. La presentación del libro El padre Heriberto Negrín y su familia, de Julio Sánchez Rodríguez, fue una nueva oportunidad para evocar el devenir no solo del sacerdote, considerado un excelente orador, sino también del político gracias a la incorporación del epistolario entre ambos que muestra su estrecha relación y los agobios económicos que padecieron Heriberto y su hermana Dolores en la posguerra.

Las referencias a la petición de cheques y la confirmación de la llegada de éstos por el claretiano son parte del trabajo expuesto en el libro. Gracias, Juanito por el cheque es una frase repetida en las cartas del religioso a su hemano mayor. De hecho, Juan Negrín, ocho meses antes de morir exponía sin ambages su mala salud y su penosa situación financiera, aconsejado a su hermano que procurara obtener rentas para mantenerse él y a Dolores, muy delicada de salud.

No fue casual la presentación de la obra en la casa museo León y Castillo, ya que Telde es la tierra de los Negrín, donde varias generaciones de esta familia han nacido y convivido en la ciudad. Así, en el apéndice primero del libro de Sánchez Rodríguez se refleja que ya en 1806 -más de 200 años-, concretamente el 25 de marzo, había nacido en el municipio María Encarnación Cabrera Suárez, bisabuela paterna de los tres hermanos.

Descendientes de una familia de humildes artesanos y criados en un ambiente religioso -su padre había ingresado en el Seminario, del que se salió para convertirse en un próspero comerciante que amasó una importante fortuna-, Heriberto, el más pequeños de los tres hermanos, se ordenó en la orden claretiana y siguió un camino distinto al de su hermano, médico y político de izquierda que no por ello supuso que perdiera la pasión que sentía por Juan (1892-1956).

Los tres infantes Negrín pasaban los veranos en la casa familiar de sus abuelos paternos, unos comerciantes que regentaban una tienda de comestibles y cebaduría, donde vendían semillas, aperos de labranza y otros productos relacionados con la agricultura.

Hoy en día la casa, de dos plantas y estilo historicista, alberga en la planta baja un conocido bar-cafetería de San Juan, donde figura una placa que recuerda los años jóvenes del político. Destacado también es que fuera un hombre del régimen, Matías Vega Guerra, el defensor de los intereses de la familia Negrín y lo fue con contundencia.

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