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Telde despunta con cerveza artesana

Juan Castro es juez de cata internacional y busca elevar la calidad de la cerveza artesanal canaria

Juan Castro tirando una cerveza artesanal. QUIQUE CURBELO

"El día que en Bélgica me preguntaron que cómo quería que me tiraran la cerveza y mi contestación fue sin espuma, me di cuenta de cuánto nos falta por aprender". Un punto de inflexión que marcó su futuro. Castro comenzó una ardua investigación sobre la cerveza que iba más allá "de los dos dedos de espuma necesarios" y conoció de cerca la cultura cervecera que tienen en otros países. Es así como diez años después es el presidente de la Asociación Cultural Pa'Las Birras Canarias.

"En España vamos muy por detrás, en el resto de países quienes te sirven la cerveza conocen todos los pormenores de cada una de ellas, en cambio en España no. Para nosotros las cervezas de toda la vida tienen alrededor de 100 años, mientras que en Europa esa consideración la tiene aquella que tiene 700 años". Por lo que falta especialización y honestidad. "En muchas ocasiones te están vendiendo un producto más caro de lo normal y no son capaces de conocer sus características".

La cerveza es una bebida sociocultural e histórica que acompaña a la sociedad en todos los momentos desde los más alegres a los tristes. "Tiene un gran arraigo en la sociedad pese a la falta de conocimiento que existe sobre ella y en nuestro país las cervecerías están en auge tanto en Madrid como en Barcelona".

Como le decía un profesor a Juan Castro "especialízate en algo que te distinga del resto" es ahí donde surge la idea de Juan Castro y su pareja, Miriam Santana, de abrir un establecimiento en Telde, el pasado mes de marzo. "Buscamos acercarnos a la gente y que conozcan la cerveza artesanal en un ambiente diferente al tradicional. Nuestra cervecería es como un aula en el que la gente viene a pasar la tarde y disfrutar con los amigos en un entorno diferente. Se ven series, se juega al futbolín, al monopoly, se escucha música de todo tipo o se puede leer un libro". Un local para hacer amigos y aprender e impregnarse de la cultura cervecera.

Canarias no cuenta con sitios especializados en los que informarse y degustar principalmente cervezas artesanas. "Ahora mismo todos los lugares los bares o cafeterías se parecen. Todos te ofrecen cerveza, vino y comida, nosotros no. Buscamos distinguirnos del resto por ejemplo, nosotros no ofrecemos comida porque no somos especialistas en nada". Una carta reducida pero en la que venden honestidad y cerveza artesanal a gusto de todos los paladares.

"Nuestros clientes saben que van a venir a beber cerveza no vendemos ningún otro productos. Muchos nos preguntan por los mojitos, yo no sé hacer mojitos y comprarlos de forma industrial y venderlos a un precio desorbitado me parece engañar al cliente. Con lo que solo vendo aquello en lo que soy experto, la cerveza. Es cierto que también tenemos unas sidras artesanales para aquellos a los que no les gustan. En muchas ocasiones son el paso previo a una cerveza afrutada y con poco alcohol".

"En la cerveza que nosotros ofrecemos no se rompe la cadena del frío en ningún momento. Desde que sale de la fábrica hasta que se sirve está a la temperatura idónea", un motivo porque el que Castro no se aventura a la exportación de la cerveza más allá de las Islas Canarias. "Sería muy complicado. Nosotros el mes pasado cedimos dos barriles de nuestra cerveza Buchitos al Laguna Craft Beer Festival y sabemos que en todo momento se mantuvo en frío, pero si sale de Canarias ya no lo podríamos controlar".

Un proceso que conoce profundamente, puesto que Castro elabora su propia cerveza. "Suelo hacerlo en la fábrica de Jaira. Aunque tengo un caso particular que es una cerveza de trigo, Triger, una receta clásica con la que fracasé en 27 intentos de hacerla más ligera. El problema residía en el agua de las islas y su composición, así que en una de mis visitas a Cuenca probé el agua de allí y sabía que iba funcionar".

Cervezas que elabora y que se pueden degustar en el local. "Disponemos de ocho grifos de cerveza que se mantienen en frío, pero las cervezas van rotando cada semana disponemos de ocho diferentes. Lo hacemos porque es necesario para la cerveza y su fermentación, además sirve para dar a conocer nuevas marcas y sabores". Es así como dentro de poco podrán disfrutar de una cerveza que huele a flores pero que sabe a galletas, como será la Buchitos, o bien, de la Pelazo.

Un producto amigo que compartir y que sirve para socializar. Al que buscan quitarle la consideración de producto 'postureo'. "Estamos en un punto en el que lo que se vende es el postureo que no hace nada bien a la sociedad. Fruto de ello siempre se considera a la cerveza artesanal como un producto muy exclusivo y realmente no es así. Es cierto que sale más caro que la cerveza industrial o megaindustrial que se hace en grandes cantidades y se venden por 80 céntimos en el supermercado. Aunque tampoco se puede hacer lo que hacen determinados comercios de triplicarle el precio porque lo que haces es separar el producto de la persona".

Castro con su cervecería busca derribar las barreras que existen hacía el producto fruto del postureo que ha surgido a su alrededor. Y como juez de cata internacional que es y después de recorrer mundo conociendo a fondo los secretos de este apasionante busca subir el listón de la calidad de las cervezas mientras idea nueva combinaciones.

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