Un recorrido irregular, salpicado de baches y falta de firme antideslizante que dificulta el tránsito de mayores y niños; unas vallas atadas con verguillas y descalzadas de su soporte en varios tramos y en las que cualquier niño puede meter el cuerpo y precipitarse a la vía o la basura acumulada a su base. Éste es el aspecto que presenta el puente que conecta los barrios de La Montañeta y Casas Nuevas, en los márgenes de la autovía GC-1 y que los vecinos consideran "un peligro para todos los que tenemos que usarlo para trasladarnos de una zona a la otra", apunta una de las vecinas de la zona.
Ella y otros residentes de ambos barrios critican que el Ayuntamiento de Telde no hace nada pese a que el deterioro de la pasarela es cada vez mayor y que se puede comprobar con un simple vistazo mientras se camina por él. Temen por la integridad física de sus hijos, de los mayores o de las personas con movilidad reducida, que sufren un calvario por la irregularidad del firme y la inseguridad de las vallas que deben proteger su paso desde una altura de consideración, con un tráfico continuo y constante en la principal vía de comunicación de Gran Canaria.
Un grave peligro para los niños
"El otro día mi hija de cinco años me pegó un susto en el puente. Metió las manos entre las verguillas mientras saludaba a una amiga, pero si mete las manos, mete la cabeza", recuerda esta vecina, apoyada por el testimonio de otra residente, que tiene el corazón en un puño cuando ve correr a su hijo por una estructura con evidentes desperfectos, agravados con la falta de mantenimiento de la estructura.
Esta última recalca el abandono municipal con una reflexión de su pequeño: "Mi hijo me pregunta que quien tiene que arreglar todo esto y cuando le digo que el Ayuntamiento, me pregunta que qué es eso, que nunca lo he visto por aquí porque no ha hecho nada".
"Las ratas vuelan", denuncian los vecinos, "porque hay tal suciedad con las cagadas de perros y basuras que el Ayuntamiento ni siquiera por hacer el paripé viene y las limpia. Por las elecciones o por las fiestas del barrio, poco más, no se les ve luego en semanas". No obstante, también son críticos con los ciudadanos incívicos que no respetan las más esenciales normas de convivencia y tiran basura o no recogen los detritos de sus perros.
La falta de bancos para sentarse, de papeleras en el recorrido se suma a la formación de "charcos enormes cuando llueve" o la desaparición del firme antideslizante, "de cuyo color rojo solo queda el recuerdo en pequeños tramos de esta pasarela", argumentan.
Sin embargo, no tienen otra alternativa que la de utilizar este puente para cruzar de un barrio a otro, ya que la otra posibilidad es irse hacia el instalado en Cruce de Melenara. Un trayecto demasiado largo para personas mayores, niños y con vehículos cerca.
