Si tuviera que expresar la realidad social que viven la sociedad en general y las nuevas generaciones, entre las que me incluyo, nuestro alrededor y las preocupaciones del día a día, las formas de vida cada vez más individualistas y encorsetadas a "nuevas modas" o la falta de sensibilidad social realista debido a la imposición de nuevas redes sociales que van imperando en la sociedad muy ligadas a las nuevas tecnologías que son imprescindibles y eficaces para la evolución del ser humano, pero también un peligro para conservar las "redes tradicionales" de comunidad y crecimiento social, seguro que el denominador común de esta "unión centenaria" que quiero defender en mi opinión se convierte en algo cuanto menos extraño y añorado en la realidad que vive desde hace ya unos años la ciudadanía de Telde.

Telde. Una ciudad cuna de colectivos de toda índole y movimientos comunitarios que fueron creando este municipio desde la lucha incansable de asociaciones vecinales, deportivas, culturales, sociales. En fin, un conglomerado de existencias que fueron el germen de la luz de esta ciudad con la que brillaba de forma destacable en toda Canarias y en el Estado español por hitos que nacieron de la defensa y voz de aquellos barrios y pueblos que crearon comunidad. Hoy, nuestra ciudad así como todo la sociedad en general, sigue una evolución atípica de lo que fue la valorada lucha de aquellos y aquellas que entregaron su tiempo y vida al servicio de los demás por vocación y sin nada a cambio, y lo que vemos es un desapego a compartir espacios de convivencia y crecimiento social, ayuda y defensa de intereses generales. Individualismo frente a la unión que difícilmente permite avanzar.

Vivo y he respirado desde mi infancia y actual juventud el sentir de muchas vecinas y vecinos del barrio de El Calero Bajo y La Viña que han sido referentes dentro de eso que denomino como "unión común" en la esfera de las asociaciones vecinales, las comisiones de fiestas, los clubes deportivos, plataformas ciudadanas, entre muchos otros ejemplos más de colectivos y entidades que trabajan en pro del desarrollo comunitario de sus barrios cercanos, pero si tengo que dirigirme especialmente a uno es a la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Fátima en El Calero Bajo.

Un núcleo de mujeres y hombres que más allá de su labor pastoral y trabajo por la fe cristiana, comandada por nuestro párroco, Francisco Suárez, confina un significado de unión y comunidad con otras asociaciones de barrios colindantes al Calero Bajo convirtiéndose en epicentro de una red social que trabaja por el desarrollo comunitario de este importante y numeroso núcleo poblacional de Telde que ha multiplicado su población en los últimos años.

Una parroquia de siete barrios

Una parroquia que honra su vocación religiosa a Nuestra Señora de Fátima y que en la actualidad conforma su actividad pastoral en los barrios del Calero Bajo, el Calero Alto, La Viña, La Montañeta del Calero, Barranco del Negro, Las Bachilleras y Callejón del Castillo, siendo también en el pasado parte de la misma el distrito parroquial que conforma las parroquias del Santo Cura de Ars en Melenara, lo que permitía extender su labor hasta la costa teldense.

Una comunidad parroquial por tanto, que este año sin duda está de fiesta y reconocimiento por el centenario que celebra la advocación de Fátima en Portugal y las apariciones de la imagen de María a los tres pastorcitos Jacinta, Francisco y Lucía.

Y es que esta efeméride conmemorada mundialmente durante este año, ha traído a esta parroquia un regalo que hoy, casi terminando ya el año 2017, es digno de valorar. No es un regalo sólo para los católicos que conformamos esta parroquia, es un regalo para todos los pueblos y barrios que confluyen en esta comunidad parroquial que más allá que fe y religión, ha permitido que vuelva a entrelazarse los lazos de unión que siempre pervivieron en Telde dentro de los movimientos asociativos, especialmente en nuestra zona.

Y es que desde noviembre del pasado 2016 muchos colectivos, a expensas de la iniciativa de esta parroquia, decidieron conformar una comisión de trabajo conjunto que hemos llamado Comisión del Centenario y que desde su inicio no ha dejado todos los miércoles de tener un espacio de reunión, encuentro, debate y propuestas de desarrollo social, donde surgió la brillante idea de incentivar un año de actividades y eventos que pusiera en valor el sinónimo religioso de las apariciones, pero también y con máxima importancia, los espacios de encuentro social de vecinas y vecinos.

Comenzó el mismo 1 de enero de 2017 con la lectura de un pregón conmemorativo de este "centenario teldense" en la parroquia de Fátima del Calero Bajo ante la atenta mirada de nuestra madre de Fátima, la peregrina como nosotros y nosotras la conocemos.

Peregrina

Una madre peregrina que ha visitado desde inicios del año, todos y cada uno de los barrios y pueblos que conforman la comunidad parroquial como se realizaba hace más de 20 años en los tiempos de cuaresmas, visitando los barrios con la Virgen y permaneciendo unos 15 días compartiendo encuentros y actividades que desarrollaran esos tan anhelados espacios de fraternización vecinal, desde la independencia y responsabilidad propia de cada colectivo de ofrecer diversos eventos durante su periodo de estancia. Debo hacer una principal referencia a la destacada celebración de sus fiestas en mayo de 2017.

Con la vuelta con la imagen a su parroquia matriz en el Calero Bajo y una vez finalizada las mismas, volvimos a retomar su actividad y peregrinaje por las otras comunidades, asociaciones y parroquias que conformaban el calendario anual programado.

Este centenario no se conformó por desarrollar una estructura comunitaria entre los barrios de la parroquia. La Virgen ha visitado los anteriores barrios que conformaban la misma, estando unos días y compartiendo las fiestas patronales de los barrios de Melenara, Casas Nuevas, Las Huesas y Lomo Los Frailes, pero también el sentir de la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Fátima ha cruzado las lindes de la ciudad de Telde y ha permitido viajar a Portugal y crear hermanamientos con otras comunidades pastorales que homenajean a esta advocación, como ha sido el municipio de la Vega de San Mateo y el barrio de El Batán, en Las Palmas de Gran Canaria.

Un sinfín de espacios donde el corazón de sus vecinas y vecinos vibraba por compartir con los demás. Y por ello, esta Comisión prepara la clausura de un año lleno de éxitos con una gran celebración que tendrá lugar este domingo 19 de noviembre en la plaza del Calero Bajo, donde todas las asociaciones vinculadas a las actividades organizadas.

Los barrios visitados por nuestra madre peregrina de Fátima, los barrios de otros municipios hermanados y las vecinas y vecinos de este entorno de Telde, podrán disfrutar de un gran encuentro de fraternización con la presencia del Obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, junto a diversas actividades y comida que permita consolidar aún más este tesoro conseguido: haber perpetuado la comunidad gracias a una celebración de un centenario realizado por todos y todas.

Pero nuestra labor comunitaria también quiere visitar a la Alcaldesa Mayor y Perpetua de la Ciudad de Telde, Nuestra Señora de Las Nieves de Lomo Magullo y por ello, en aras de cerrar este maravilloso centenario, nuestra comunidad visitará durante el mes de diciembre el barrio cumbrero y realizará un viaje a Tenerife para compartir un nuevo espacio de compenetración.

Telde puede presumir que aún pervive una luz en muchas personas que sentimos nuestra obligación por trabajar para crear un entorno mejor y por el bien de nuestras vecinas y vecinos.

Ejemplo de ello, este Centenario cargado de fe pero también de actividad participativa y desarrollo comunitario. Telde tiene un deber para con los que seguimos en la brega de luchar por nuestros barrios y pueblo, y nosotros, los ciudadanos y ciudadanas de Telde, un deber que debemos perpetuar por volver a recobrar la vocación de servicio que dio nombre a esta ciudad.

Feliz Centenario de Nuestra Señora de Fátima.