La Provincia - Diario de Las Palmas

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Los 'merengues' aguaron la fiesta

La marea amarilla estuvo presente de nuevo en el Santiago Bernabéu, catorce años después

La diosa Cibeles tuvo que cantar el pío, pío, no le quedó otra. La algarabía que formaron los aficionados de la UD resultó tan animada, tan contagiosa, que pocos resistieron la tentación de unirse a esa marea amarilla que subió caminando toda la Castellana hasta llegar a territorio merengue. Banderas canarias, bufandas al viento, recuerdos al equipo vecino y sobre todo la sensación de felicidad que invadió a estos 200 aficionados que quisieron expresar de esta forma su enorme alegría.

Para Armando Hernández, un seguidor de Las Palmas y abonado desde el año 72, este viaje acompañando al equipo de sus amores era sobre todo un gran sueño, "esto es una fiesta, llevábamos 13 años esperando subir a Primera, y algo más para volver a jugar en el Bernabéu".

Casi se emociona, al echar la vista atrás y pensar en los años de incertidumbre, de esos encuentros atropellados en campos de segunda hasta que se logró la gesta. Lo del resultado casi le daba igual, "este partido ya lo teníamos apuntado como perdido, así que a disfrutar con lo que está por llegar".

La pasión amarilla es tan grande, tan sublime que resiste cualquier contratiempo. Su fuerza les lleva a recorrer miles de kilómetros, a idear extrañas combinaciones de vuelos, con tal de llegar y ver a la UD, "si disfrutamos cuando pierde, imagínate si llega a ganar o a empatar, que no hay que pedir tanto".

Samuel no encontró vuelo desde Gran Canaria a Madrid y se fue hasta Málaga, allí lo fueron a buscar unos compañeros que están estudiando en la capital, y ahora todos juntos vuelven a tratar de quedar para la nueva salida importante que espera al equipo. Se trata de exprimir hasta el último instante la posibilidad de ver jugar a Las Palmas y tal vez de imaginar que en el próximo encuentro se logre una ansiada victoria.

Familias enteras

La familia Martín Ramos aprovechó que sus hijos estudian en Toledo para acercarse a la capital y poder ver el partido. "Es que hay que vivirlo, lo de la UD es un sentimiento, y yo vengo sobre todo a dar mi apoyo a los chicos, al equipo, que nos ha dado tantas alegrías".

Cuando nació su hijo Javier, ya en el hospital le pusieron unos patucos con los colores de la UD, "fíjate sí en nuestra casa hay pasión amarilla". Precisamente Javier, antes del encuentro, era el más confiado, "se enfrentan once contra once, todo es posible". Su madre, Puchi Ramos, restó importancia al posible mal resultado, "aquí hay que estar para darles ánimo, y siempre arriba d'ellos".

Petón y sus fans

Y en mitad del recorrido, que lleva a esta simpática marabunta amarilla hasta el estadio Santiago Bernabéu, aún con toda la adrenalina que provoca un acontecimiento como éste, un grupo de aficionado tropieza con un rostro famoso, José Antonio Martín Otín, más conocido como Petón. El tertuliano de programas deportivos como El Chiringuito, y que se encontraba en las inmediaciones del Paseo de la Castellana, se acerca hasta un grupo de seguidores para desearles suerte. También hay que recordar que Petón es un declarado hincha del Atlético de Madrid, con lo que sus buenos deseos fueron del todo sentidos y de corazón, otra cosa fue el resultado final.

Casi como si se tratara de un famoso de las revistas del corazón nadie quiere marcharse sin hacerse una foto con este gran tertuliano, gran conocedor de la mayor parte de figuras que en alguna ocasión han jugado en los grandes clubes de la liga española.

Simpático y generoso, Petón aceptó salir en todas las instantáneas que se le propusieron y además se comprometió a hablar bien de Las Palmas en los programas a los que acude como periodista.

Tractor amarillo

El Santiago Bernabéu resulta impresionante. Y antes de entrar produce una especial emoción ver cómo en los carritos que venden habitualmente enseñas del Madrid también aparecen grandes banderas canarias y numerosas bufandas de la UD Las Palmas.

El color amarillo se hace notar y la gente trata de localizar a los amigos con los que ha quedado en la capital. En una de las puertas de acceso, un grupo amplio de seguidores saluda efusivo a uno de los fans más especiales de la UD, Alfonso Pozo, presidente del Tractor Amarillo, la peña más importante, que sigue a Las Palmas desde que él apenas tenía cuatro años.

Antes del partido, si pudiera les hubiera dicho a los jugadores que "disfruten, que se olviden dónde están, y tal vez podamos hacer algo". Después, cuando ya terminó todo y se confirmó la derrota por 3 a 1, Alfonso asegura que no se sintió triste, "creo que salimos indemnes de ésta, si llegamos a apurar más, hubiéramos podido meter algún otro gol, hay que tener en cuenta que estamos perdiendo desde el minuto 3".

La fe y la pasión que siente Alfonso Pozo por Las Palmas es tan grande que no se puede medir. Contra viento y marea él sigue ahí, al pie del cañón, llevando la bandera a todos los estadios que pueda.

En este amplio recorrido acompañando a los aficionados de la Unión Deportiva hemos llegado a conocer muchas historias, muchos sentimientos volcados detrás de unos colores, de una ciudad y de una Isla. Tal vez una de las escenas más tiernas, de esas que se recuerdan cuando suena el pitido final, y la gente se marcha, regresa después de ver como el hermoso carruaje se convierte en calabaza y los hermosos caballos en dos ratones, entonces aparece la imagen de Nelson, un niño de 5 años, que en compañía de su padre, y de sus hermanos, Ismael y Sergio, iba por primera vez a ver a su equipo a jugar con uno de los grandes. Al final, Nelson, seguro que será él, quien tenga que decirle a su padre: "verdad papá, que la próxima vez vamos a ganar".

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