La Provincia - Diario de Las Palmas

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La contracrónica (20ª jornada)

Lluvia de cuchillos en la medular

La fórmula agresiva del Atlético taponó las arterias de la UD - Viera y Wilian resistieron al vendaval

El mediapunta de la UD Jonathan Viera controla el esférico con el marcaje del capitán del Atlético, Gabi. QUIQUE CURBELO

Los sudores de la bestia de los 240 millones de euros de presupuesto. El padecimiento del líder fue el único consuelo de la sinfonía de Setién. El 17-E, con la visita del Atlético de Madrid en Liga, 29 años después, dejó una impronta madura de los amarillos. Pero cándida en ataque, desperdiciando dos tiros de Tana y Roque -el segundo rozando el poste y que significó el inicio del fin-. Apiadarse del ogro del Manzanares fue una losa insalvable. Es la crónica de un modesto con propuesta valiente, pero que se expuso en exceso. Acabó en las garras del dragón de Simeone, una bestia insaciable.

67 minutos de entereza y un final cruento. La UD sucumbió con dignidad, entregó su alma a la guillotina de un Atlético excesivamente pragmático. Acariciando la vulgaridad. Que se mantuvo en la contienda con la onda expansiva de un misil del lateral Filipe Luis -primer tiro a puerta en el minuto 17- y luego dictó sentencia con dos cabalgadas de Griezmann. No hizo falta más.

El 0-2, minuto 68 de la batalla, significó el jaque mate a la épica. Intratables tras golear al Granada (4-1), ese 30 de diciembre fue el inicio de la era del esplendor. Se empató en San Mamés y se torturó por partida doble a la SD Eibar en Copa (por un doble 2-3). Tablas con el Málaga y aterrizó el Atlético. Un sello de músculo, que clonó la propuesta de Eibar y Dépor en el Gran Canaria. Sin un metro cuadrado para la zona de creación y elaboración, cada vez que Roque y Vicente trataban de iniciar, llegaba el estallido del volcán.

Ante el Zamora de Europa, Oblak solo ha recibido 8 goles en 20 jornadas (1.800 minutos), la UD presentó una defensa de urgencias -ante la baja de Simón sancionado- pero los cuatro mosqueteros resistieron una hora las embestidas de la bestia.

Con David García en el carril derecho -Nili se quedó fuera de la convocatoria y regresó el francotirador de Las Mesas Nauzet Alemán-, llegaba un examen de riesgo ante un rival lanzado (con 10 victorias en las últimas 11 jornadas). ¿Qué se podía hacer ante el vendaval colchonero, que solo ha besado la lona en tres ocasiones en Liga? Setién sacó su tablero de ajedrez y movió ficha.

Aroma brasileño y justicia

Willian José fue la apuesta de Setién en la posición de nueve referencia. Y fue un movimiento estrella. El corpulento pistolero brasileño completó su mejor partido de amarillo. Se ofreció con descaro, bajó el esférico y soportó las caricias de Godín y Giménez. La doble 'g' no le dejó ni respirar en un acoso deleznable. Los colchoneros completaron 19 faltas y solo vieron dos cartulinas. Ahí comenzó a descender por el abismo la tropa de Setién. Los rivales ya conoce el punto débil del escuadrón de gofio: pegar y pegar. El colegiado Vicandi Garrido colaboró con la fórmula de raza y furia del Atlético. No expulsó a Augusto y además no decretó pena máxima unas manos de Gabi, tras un centro de Araujo, que pudo significar el 1-2. Bajo la desazón y la melancolía, con el 0-2 de Griezmann, la UD se dejó llevar. Faltó aire y respuestas desde el banquillo. Pero nadie puede cuestionar la entereza de esa hora ante el ogro.

La prometedora actuación de Willian José, huérfano de pólvora, solo suma dos tantos -uno en Liga ante el Betis y otro en el torneo del KO ante la Real-, no vino acompañada del instinto letal de la UD que mostró por ejemplo ante el Granada. Los amarillos lucieron un 37,5 % de efectividad por el 83,3% colchonero. Cada formación tiró a puerta en 11 ocasiones, pero solo tres misiles atómicos isleños fueron a la portería de Oblak. Los de Simeone probaron a Varas en cinco ocasiones y lograron tres dianas. Además, cabe reseñar una parada sideral del meta sevillano, en un mano a mano con Griezmann con el 0-1.

Una obra de ingeniería

Willian dejó un balón de oro para Roque Mesa, en el segundo acto, pero el tiro del teldense se fue por un centímetro. Una acción de poderío que se generó tras un taconazo de Jonathan Viera. El genio de La Feria siempre generó peligro, cada toque de balón, tenía sentido.

Verlo escorado en la izquierda daña la vista. Sin Juan Carlos Valerón, que se quedó calentando en la banda, la opción Viera era la única para derribar la muralla atlética. Tana, tras desperdiciar un tiro franco en el corazón del área rojiblanca, quedó marcado y no arrancó. Gabi, Koke y Saúl congelaron la magia del trigoleador isleño, que no pudo mostrar su talento renacentista.

Sin pegada, la zaga acusó el desgaste. Garrido se fue desinflando y Dani Castellano lució su impronta de gladiador. Subió la banda en su Ferrari amarillo. Los del Cholo Simeone adelantaron las líneas y llegó el 0-2 en el tercer tiro a puerta.

En esa fase final del segundo acto, el poeta Setién apostó por ubicar al héroe de la grada Wakaso en el costado derecho -entró por la bala El Zhar-. Un experimento fallido. Araujo fue el segundo cambio y dejó destellos de clase. Como revulsivo, siempre funciona. Recibió tímidos pitos en su salida al césped y sus arrancadas fueron terroríficas.

Los amarillos, a la desesperada, terminaron con dos puntas. Morir en la lucha ante el ogro del Manzanares debe alumbrar el camino. Restan 18 finales para sellar la permanencia en el Olimpo del balón. Con Dani Castellano y Willian como exponentes de rigor, Jonathan Viera fue la única alternativa para incendiar la muralla de Simeone. Romario parecía el mesías pero terminó arrollado por el vendaval de músculo. El gigante de los 240 millones de euros se llevó el tesoro.

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