¿Qué tal van las vacaciones?
Después de tres años en los que no hemos podido disfrutar tanto de las vacaciones, para mí están siendo distintas. He tenido tiempo para disfrutar de la familia, de los amigos, de tiempo libre y de viajar. Pero hay un 10 por ciento de mí que no desconecta, que está pensando en fútbol y en que empiece esto, sobre todo después de haber pasado un año tan bueno.
Está realizando trabajos específicos por sus lesiones.
Sí. Como estoy operado de la rodilla aprovecho los parones para mimarla con factores de crecimiento. También este año he arrastrado molestias de pubis que no me han impedido nada pero han estado ahí. Y en vacaciones aprovecho para quitarme todas estas molestias. Me he ido de viaje pero también he estado con buenos fisios como Juan Naranjo, David Álvarez y Nacho.
Entonces ha desconectado más bien poco.
Un futbolista nunca puede desconectar al cien por cien. Desconectas la cabeza pero no el cuerpo, no puedes estar totalmente parado. Aprovechas para hacer cosas que durante la temporada no puedes hacer como un partido de pádel. Pero en el fútbol vives de tu cuerpo y tanto descanso no es bueno para un futbolista profesional. Además nuestros preparadores físicos nos lo han dejado bien claro con un pdf de nueve páginas.
¿Le ha dado tiempo de reflexionar sobre la temporada que ha hecho la UD a nivel colectivo?
Sí, sobre todo porque los últimos meses por desgracia los viví desde fuera. Hemos hecho una temporada espectacular, ni en los mejores pronósticos se esperaba. Parte de culpa la tiene el míster, que desde que llegó transmitió su total confianza al grupo, nos ha trasladado su idea de ver el fútbol y nos ha hecho confiar en ella.
¿Por qué no funcionó el equipo con Paco Herrera al comienzo de temporada?
Desde el principio muchas cosas van a contracorriente. Él exige ciertas cosas antes de la pretemporada y por decisiones del club, que está por encima de cualquiera, no se le dan. Y a partir de ahí es un tira y afloja. Desde el minuto uno sentí que Paco Herrera no estaba cómodo, percibíamos que no era como al principio. Desde que llegó en los entrenamientos se caracterizaba, tanto él como Ángel Rodríguez, por su energía y eso nos contagiaba. En pretemporada no lo vimos así y no había sintonía entre el equipo y el entrenador. Y cuando se pierde eso acaba como acaba. Herrera tuvo charlas con nosotros un par de semanas después del inicio de la temporada diciendo que quería hacer borrón y cuenta nueva y el equipo respondió, pero dos o tres jornadas después deciden no contar con él y traer a Quique Setién. Nosotros tenemos que estar todos a una con el entrenador que venga. Nos propuso su idea, al jugador canario le gusta tener la pelota, disfrutar con el balón y fue todo un acierto por parte del club.
¿Desde el primer momento hubo conexión entre Quique Setién y el vestuario?
Sí. Todos éramos conscientes de los que nos había costado llegar a Primera y el cambio de entrenador hizo que nos diéramos cuenta de que teníamos que reaccionar. Además venía con una idea que nos gustaba, nos sentimos cómodos y la intentamos aplicar. Al principio costó, como es normal, porque era cambiar una idea en medio de la temporada, pero al final con trabajo y fe en esa idea dio resultado.
¿La derrota en Vallecas fue el punto de inflexión?
No sé si fue el punto de inflexión, pero tuvo mucho que ver. Hubo unas declaraciones de Aythami que si no recuerdo mal el míster corrige en rueda de prensa. En el vestuario saltan las alarmas, nos hace pensar que no estábamos en el buen camino, que si seguíamos así el vestuario se iba a dividir y no íbamos a conseguir salvarlo. Se une el vestuario por todo, por la afición, por lo que nos había costado llegar a Primera. A la UD si algo le ha caracterizado en los últimos años es que en los momentos clave siempre da la cara y así fue. El vestuario dio muestras de unidad y fue la clave para sacarlo adelante.
¿La racha de 10 jornadas seguidas en las que Las Palmas es la envidia del fútbol nacional y acapara elogios de todas partes cómo la vivieron?
En el fútbol es muy fácil acaparar elogios cuando vienen buenos resultados. Durante la Liga, antes de conseguir esa racha, hicimos muy buenos partidos pero por una cosa o por otra no conseguías ganar. Cuando el balón entra, cuando no haces tan buenos partidos pero ganas te metes en ese barco de las victorias. Y eso nos dio para reforzar más nuestra forma de jugar. El míster hizo un equipo de identidad, que no renunciaba nunca ya fuera ganando o perdiendo y gracias a esa racha terminamos tan bien. El fútbol son dinámicas, ni al principio éramos tan malos ni al final éramos tan buenos.
¿Seguro que no son tan buenos? ¿No puede ser que ese sea el nivel real del equipo y nadie se había dado cuenta?
Estar en esa dinámica en la que todo es alegría hace que el futbolista esté más suelto, sales del descenso... son muchos factores que influyen. Al final, por mucho que confíes en una idea, si te ves cerca del pozo no tienes seguridad. Y esa racha nos da alas para sentir que le podemos plantar cara a cualquier equipo, incluso a Real Madrid y Barcelona. El equipo ha demostrado que tiene calidad de sobra para competir a un buen nivel en Primera y que no tenemos que envidiarle nada a nadie, salvo a cuatro o cinco equipos.
Por el calvario de lesiones , ¿con qué se va a quedar de su primera temporada en Primera?
Con lo positivo siempre. Si nos quedamos con la negativo no disfrutamos de las cosas y para mí ha sido un regalo pisar estadios como el Camp Nou, Mestalla o el Santiago Bernabéu y marcar gol allí. Las lesiones forman parte de esto, me ha tocado perderme casi toda la segunda vuelta. Pero estoy confiado en que ya eso quedó atrás, tengo el respaldo del míster, de Éder, del club, del presidente, de la afición y eso se agradece.
¿En el tramo de temporada en que jugó de central se sintió cómodo? ¿Se ve jugando ahí la próxima temporada?
Es una posición que descubrí este año por las circunstancias y me sentí bastante cómodo. Todo es habituarse y si vuelvo a jugar cometeré fallos por no estar acostumbrado. Soy un jugador de mucho ímpetu y a veces me quiero ir hacia arriba, pero creo que se ha visto que puedo cumplir con lo que pide el míster en esa posición.
Pero va a estar complicado encontrar un puesto en el centro del campo.
Sí. El míster al final de temporada habló con cada uno. A mí me dijo que somos muchos en esa posición y que no se va a casar con nadie, que empezaremos de cero y todos van a tener las mismas oportunidades si trabajan y se lo ganan. Yo me quedo con eso, y con eso voy a la pretemporada, con las ganas de ganarme un puesto.
Javi, Vicente, Roque, Tana, Viera, usted... todos son grancanarios, salvo Montoro, todos son buenos amigos. ¿No teme que pueda existir alguna fricción al ser tantos para un puesto?
No. Somos un bloque que llevamos juntos en algunos casos desde niños. No solo hemos compartido vestuario sino que somos amigos. Habrá momentos en los que quien no juegue se sienta jodido, pero no la va a coger con el compañero. La relación fuera del campo y en el día a día no se verá afectada porque juegue uno u otro.
Valerón ya se ha retirado, Nauzet y Ángel López no seguirán. Hay un cambio de ciclo en el vestuario. ¿Cómo está viviendo su generación esa transición de ser los jóvenes a los veteranos?
Como todo en la vida. Está habiendo un proceso de cambio generacional. Hace cuatro o cinco años nosotros éramos los jóvenes y ese bloque se ha mantenido. Toca dar un paso al frente y estamos todos capacitados. Somos el futuro de la UD Las Palmas y tenemos que empezar a coger responsabilidades porque el fútbol va rápido. Hay que ir cumpliendo fases y ahora nos toca a nuestra generación ese cambio, llevarnos lo mejor posible y no adelantarnos. La veteranía no se gana de un año para otro.
¿Sueñan con Europa?
El míster nos ha transmitido, y también se lo he escuchado en los medios, que tenemos que cambiar el chip de que el jugador canario no tiene ambición. Hemos visto este año de lo que somos capaces y desde el trabajo, la seriedad y la humildad tenemos que ser conscientes de que este año podemos hacer cosas. Hay que partir de salvar la categoría, por supuesto, pero no renunciamos a nada. La prueba está en la segunda vuelta del equipo. Si se mantiene el bloque que hay, sigue el míster, seguimos con esa idea de juego se puede luchar por otras cosas que no sean solo salvar la categoría.
Entonces, ¿no es imposible?
Es complicado. No vamos a querer correr antes de caminar. Hay que ser ambiciosos y pensar en más, pero siempre teniendo en cuenta que el objetivo principal es salvar la categoría. Si estamos al 90 por ciento de cómo acabamos la temporada podemos optar a estar tranquilos en mitad de tabla e incluso dar el campanazo de la Europa League.
