El Tratado de Versalles de Barranco Seco. Paz galáctica. Quique Setién, tras el estallido de la bomba atómica del anuncio de su marcha, se mostró cómplice con sus pupilos. En una sesión histórica [la primera tras el adiós del emperador de seda que ha desatado la rumorología con una lista infinita de candidatos], Míchel Macedo y Ángel Montoro recibieron el alta. Ya solo queda Javi Castellano en la enfermería amarilla, que regresa el lunes 3 de abril a la competición liguera (19.45 horas), en su visita al Celta en el Municipal de Balaídos.

Junto a su equipo técnico -Eder Sarabia y Fran Soto-, Setién centró todas las miradas en el laboratorio de Barranco Seco. El estratega se desmarca de las entrevistas. Primera medida en la nueva era. Solo atenderá a los medios en la previa del pulso ante el bloque celeste, el próximo domingo 2 de abril. Del pulso de los wasaps, sobres y filtraciones, a la guerra fría. Se instala la mesura en el universo amarillo.

Tras la charla técnica habitual con el grupo, Setién inició su operación de reconquista de la caseta. Abrazó a Marko Livaja, que se quedó sin minutos en la última jornada ante el Villarreal (1-0). El delantero croata fue de los más destacados de la sesión, y se perfila como una de las grandes novedades para el pulso ante los celestes.

El que no estará por sanción federativa será el zaguero uruguayo Mauricio Lemos [el defensa más realizador del año 2017 en las grandes ligas europeas con cuatro dianas]. Se le presenta a Setién la mejor oportunidad para recuperar para la causa a Aythami Artiles Oliva. El marcador central sureño, y uno de los capitanes, ha quedado marcado tras lo acontecido en el Bernabéu. Encadena tres partidos en la grada -Osasuna, Espanyol y Villarreal-. Su brillante actuación ante el gigante blanco, congeló a Bale, Cristiano y Morata, confirmó que está preparado para pulsos de alto voltaje. Apartado por el cántabro ["le mandé al rincón de pensar"], toca cicatrizar esa herida. Es el gran frente abierto que le queda al arquitecto barroco con el plantel. El otro punto caliente es Jesé.

El exjugador del Real Madrid y PSG fue relegado a la suplencia ante el Submarino Amarillo. Setién justificó esa decisión en una cuestión meramente médica. "Tenía molestias". Ayer, Big Flow trabajó al cien por cien, dejando una galería de recortes imposibles. Regresa el mejor Jesé, el fichaje galáctico.

Con la escenificación de la paz total, la UD afronta un abril exigente con siete duelos [ante Celta, Eibar, Betis, Athletic Club de Bilbao, Alavés, Leganés y Atlético de Madrid]. 21 puntos para certificar de forma matemática la permanencia, por segundo curso consecutivo, y mirar a Europa. En este punto de la competición, la UD se encuentra a nueve puntos de la séptima plaza -propiedad del Athletic Club de Bilbao, rival de los amarillos el Viernes Santo, 14 de abril-.

Congelar la maldición

Tentado por Valencia, Villarreal y Athletic Club de Bilbao, la primera misión de Setién pasa por terminar con la racha nefasta como visitante. La última victoria de la UD lejos del partenón de Siete Palmas se remonta al 22 de agosto. Con Raúl Lizoain como titular, David García y Aythami lucha por hacerse con la plaza del sancionado Mauricio Lemos. Además, el estratega tenga competencia para el lateral derecho: Simón o Macedo.

En relación a la banda zurda, el lateral Dani Castellano, que ha superado sus molestias físicas, y fue incluido en el duelo ideal de la pasada 28ª jornada, tiene ganada la batalla psicológica a Hélder Lopes. El luso se ha destapado como una de las grandes decepciones del campeonato y busca destino para el próximo curso [aunque aún le resta una temporada más de contrato pero maneja ofertas en el fútbol turco y griego]. Roque, Viera, Vicente, Halilovic, Jesé, Momo...La legión indomable para tomar Balaídos. Tras la tormenta de pánico, llega la paz. La UD vuelve a sonreír.