Hubo un punto de inflexión en la temporada de Marko Livaja. Y se produjo al final del curso. El croata, que está a punto de salir cedido al AEK de Atenas, iba a continuar de amarillo un año más a pesar de que con el paso de los meses fue perdiendo peso en el equipo.

El rendimiento de Prince Boateng en la punta de ataque le mandó al banquillo, pero fue la expulsión frente al Alavés lo que cambió los planes del club. El Comité de Competición le sancionó con cino partidos por una brutal entrada a Marcos Llorente y en la entidad se empezaron a plantear la conveniencia de que siguiera. La decisión finalmente fue cederle.