Julio Puente, recordado director de LA PROVINCIA, siempre repetía, cuando hacían un encargo a sus discípulos periodísticos, una máxima estimulante: «No hay temas intrascendentes sino periodistas aburridos». El recuerdo del maestro Puente viene a la memoria al conocer que la empresa grancanaria Arucansa ha traspasado fronteras comerciales e informativas como exportador de 40 toneladas de hielo semanales a la Península. Es decir, no hay producto intrascendente, por muy simple que sea la elaboración de cubitos, cuando las circunstancias y la oportunidad se ponen a tiro.

No solo de hielo, turismo y vela viven los éxitos canarios en estos sofocantes días de verano. Las más modernas tecnologías también se encuentran por aquí para que nadie se quede en la anécdota del toque frío de los gin-tonic. Julio Melián Pérez-Marín, ex director del Instituto Nacional de Tecnología Espacial (INTA), ofrece la explicación de una potencia tecnológica que atesora Gran Canaria. El rescate de un náufrago francés en el Atlántico gallego, después de permanecer 16 horas bajo el velero volteado, nunca hubiera sido posible sin la existencia del Programa Cospas-Sarsat, el sistema espacial para la búsqueda de buques en peligro, con que se dotó la Estación de Maspalomas. Se ha convertido en costumbre, pero desde aquí se detectan y localizan las radiobalizas de quienes piden desesperadamente socorro sin otro medio a su alcance en el Atlántico. Canarias salva vidas. Más de 50.000 personas han evitado morir en las más horribles condiciones gracias a los servicios del centro de Maspalomas, sostiene Melián.

El desarrollo armónico de Canarias incluye tanto la producción de Arucansa como la labor de los técnicos espaciales. Ofrece de todo este pequeño continente. Estas dos empresas son un claro ejemplo de como se pueden hacer las cosas. Hay muchas más, todo sea dicho. La crisis obliga a revisar lo que se hace, a potenciar lo positivo y a rechazar lo negativo. Hay razones para afrontar las dificultades del presente, hay signos de esperanza. El sol sigue ahí, aunque a veces la calima y las nubes lo oculten.