¡Cuánto pueden decir sólo tres palabras!

Pueden esconder tantos sentimientos, tal sensación de libertad, de felicidad...

Sólo saber que me contesta, que puede leerme, .... me hace sentirlo aún más cerca.

¿Veis que todo el esfuerzo tiene sus frutos? ¿Entendéis que él siempre ha estado ahí, junto a nosotros? ¡Qué suerte hemos tenido!

“...y la casa estaba como de costumbre. Rebozaba de cuadros bien mimados en todas las paredes. Los focos, habían sido traídos de Alemania decían, piezas únicas elaboradas a mano. Las puertas, talladas y embarnizadas con tanto esmero, tenían un color especial que daban sobriedad al ambiente. La cocina era un mundo de colores y olores, que invitaban a soñar un mundo de sabores invisibles, pero mágicos.

El cuarto, eso sí que era singular, no tenía rincón donde depositar un juguete más. Brillaban los colores como arco iris, vivos y pletóricos de alegría y diversión. La camita, con su edredón blanco, con vuelos de fina tela bordada. Un colchón suave, tierno y cálido, que invitaba al descanso y al disfrute del ambiente.

Cuando ella volvió, no hizo falta expresar qué era lo que más esperaba tocar nuevamente con sus delicadas manos. Extrañas las miradas de sus hermanos, porque ante tantas riquezas, no paró ni un segundo hasta que pudo acercarse a lo que más quería. No miró casi a muebles, habitaciones ni a los juguetes. Su mejor riqueza sabía donde encontrarla.

Fue a su cuarto y abrió la segunda gaveta de su mesa de noche, de donde sacó un pequeño cofre de madera. Sabía que la había dejado allí a dentro cuando se la llevaron de su casa, a pasar unos días en casa de sus primitos, para intentar hacerla olvidar de la triste partida que se había producido. Pues sí, allí estaba como igual la había dejado. ¡Qué lindo! La última foto que habían hecho a su hermanito antes de irse al cielo.

No sabéis cuánto espera todavía a que llegue nuevamente a casa. Sigue esperándole para volver a abrazarle de nuevo. Ya lo demás, había perdido su valor. Era tan grande el vacío que sentía, que sólo se veía recompensada por los recuerdos que siempre guardaba en su interior de tantos momentos vividos juntos, aquellas sonrisas que ahora se convertían en desesperadas lágrimas. Ni tan siquiera sabe si podrá abrazarle algún día, aunque sea en sueños. Estaba tan unida a él, que la vida, ya no era lo mismo para ella. Y tan pequeñita, que daba pena.

Al menos sabe, que siempre le tendrá en su cofre, como esperándola, en la última foto de su imagen sonriente, como él solía estar, ...”.

Qué suerte hemos tenido todos, no como aquella niña del cuento. Nosotros, no tenemos que recurrir a viejas fotos, porque tenemos la suerte de tenerlo aquí, junto a nosotros. La vida, a él y a nosotros, nos ha dado otra oportunidad. ¡Aprovechémosla!.

(( No me digas gracias Jose, no por favor. En cambio tú si que eres merecedor de darte las gracias. Por mí, por todos, porque con tu voluntad y tu fuerza, nos das ejemplo de superación. Día a día, paso a paso. Un milímetro de avance en tu mejoría, es un motivo más para darle gracias a Dios, porque él, y muchos, están en ti. Gracias.))