La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) solicitó ayer apoyo logístico y aviones de combate ante el Consejo de Seguridad de la ONU para que la operación militar en el norte de Malí frente a los islamistas radicales tenga éxito. El embajador de Costa de Marfil en Naciones Unidas, Yusufu Bamba, participó en nombre de la Cedeao en una reunión dedicada al Sahel en el máximo órgano internacional de seguridad, en la que Malí fue de nuevo el protagonista debido a las acciones de los grupos yihadistas, que controlan el norte del país.

Una campaña militar "necesita de muchos medios militares, en particular cazabombarderos, para poder llevar a cabo las operaciones". Según el embajador africano, estos respaldos militares y financieros deberían provenir de otros países del continente pero también de potencias internacionales, en clara alusión a EE UU o Francia.

El Consejo de Seguridad de la ONU no ha dado aún su respaldo concreto a esta operación y se está a la espera de las conclusiones a las que se llegue el próximo día 26 en Nueva York, ciudad en la que se celebrará una conferencia internacional sobre el Sahel presidida por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y auspiciada por el presidente de Francia, François Hollande. La cumbre no estará enmarcada en la asamblea general de Naciones Unidas pero será decisiva para la decisión que pueda adoptar el Consejo de Seguridad de autorizar la intervención, ya que sin este aval la participación de países de la OTAN, entre ellos España, será más complicada.

Bamba explicó ayer al Consejo de Seguridad que persiste "una precaria situación de seguridad y humanitaria" en el norte de Malí, que empeora a cada instante y supone "una gran amenaza para la paz y la seguridad regionales e internacionales", y le expuso el plan de acción diseñado por la Cedeao para que Bamako recupere el control.

El plan, sobre el que la organización regional sigue negociando con las autoridades en Malí y con países vecinos, como Argelia y Mauritania, necesita el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU, ya que supone el despliegue de una fuerza militar. Se trata de una iniciativa compuesta de tres fases, según detalló Bamba, para primero tomar posiciones en el país y después pasar al ataque para liberar el norte del control de los radicales mediante.

Para ese ataque, dijo el embajador, serán necesarios "grandes equipos de combate, incluidos aviones de combate para llevar a cabo las operaciones", unos aparatos que serán proveídos "por la Cedeao o socios en desarrollo". Aquí es donde entraría la participación de los países occidentales, entre ellos Francia, España, EE UU y el Reino Unido.

En el caso de que se autorice el despliegue por parte de la ONU Canarias jugaría un papel destacado en el operativo como enclave del apoyo logístico a la operación. La Base Aérea de Gando es una base estratégica de la OTAN preparada para acoger operaciones de este tipo, sobre todo para el repostaje y mantenimiento de los aviones que participen en la ofensiva.

Sin embargo, algunos miembros del Consejo de Seguridad, que recibieron hace meses las petición de acción de la Cedeao, se mostraron escépticos con el plan y han pedido en repetidas ocasiones más detalles a la organización regional, que por su parte ha actuado ya en otros conflictos africanos, como en Liberia y Sierra Leona. Se espera que los miembros del Consejo de Seguridad sigan debatiendo en las próximas semanas las opciones planteadas por la Cedeao, y se espera algún tipo de reacción tras la cumbre de alto nivel que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha convocado sobre el Sahel el próximo 26 de septiembre en Nueva York.

Las provincias septentrionales de Gao, Kidal y Tombuctú, que ocupan un territorio de unos 850.000 kilómetros cuadrados, están controladas desde el pasado junio por grupos radicales islámicos determinados a aplicar la ley islámica de la manera más rigurosa, también llamada sharía. Los expertos pronostican que en octubre podría vislumbrarse una decisión definitiva sobre este espinoso asunto ante el temor de que se cree en esta región una situación similar a la de Afganistán en una zona tan cercana a Europa.