"Aunque un médico se jubile, siempre seguirá siendo médico. Lo mismo pasa con los policías. Si es vocacional, nunca se olvida". Cerca de medio centenar de agentes de la Policía Nacional se jubilaron el pasado año y 31 de ellos recogieron ayer en la comisaría del distrito norte un diploma en reconocimiento a su labor y dedicación. Entre ellos se encontraba el excomisario José Luis Regalado, que con estas breves palabras resume la nueva etapa que comienza, una continuación de la anterior pero desde otra perspectiva. Porque hay profesiones que quizás no dejan huella, pero sí otras como la de policía que queda tatuada en piel y alma por la implicación que requiere.

Regalado nació en Madrid en 1951, pero 40 de los 45 años de servicio los prestó en Canarias. "Soy más canario que de Madrid", comenta entre risas. En su mochila de experiencias acumula vivencias que han marcado a buena parte de la sociedad isleña. Participó en la búsqueda de Ángel Cabrera Batista, El Rubio -acusado de asesinar al empresario Eufemiano Fuentes en 1976-, en el esclarecimiento del homicidio de Cathaysa, la niña de 12 años cuyo cuerpo se descubrió en una lavadora en el barrio de El Pilar en 1988, o en el caso Kárate, que se destapó tras la denuncia de un menor en enero de 2010 por abusos sexuales por parte de sus monitores.

Los medios con los que trabajaba el cuerpo de seguridad también han cambiado. "Antes era mucho más artesanal y cada uno iba por su cuenta", relata, "pero al final se logra sacar adelante los casos". Es lo que sucedió con la resolución del asesinato de Fuentes. El país se encontraba en plena Transición y Regalado recuerda que fue un suceso que se "magnificó mucho" porque la sociedad canaria no estaba acostumbrada en aquel entonces a actos delictivos de ese tipo.

El jefe superior de Policía de Canarias, José María Moreno, no solo destacó durante su intervención en el acto el "trabajo y sacrificio" de los policías jubilados por sus actuaciones en Canarias, sino también a aquellos que sirvieron en el País Vasco durante algunos años para luchar contra el terrorismo de ETA. La delegada del Gobierno en Canarias, Mercedes Roldós, también recalcó la "profesionalidad" de los agentes que permiten a los canarios "vivir seguros". Pero no solo se dirigió a los policías que ayer fueron reconocidos, sino también a las familias de los mismos. "Son los sufridores callados que han permitido que dediquen su vida al servicio de los demás", sostuvo.

Precisamente Regalado señala el imprescindible apoyo que suponen para los agentes su seres queridos. Él, que ha tenido que lidiar con "casos duros" en los que están implicados menores, también quiso proteger a sus allegados de la atrocidad que descubría en las investigaciones, por lo que no buscaba desahogo con ellos. "No les contaba ni la mitad de la mitad. Les decía lo mínimo para protegerles", esgrime.

Nuevo punto de encuentro

Tras la entrega de diplomas, Roldós y Moreno inauguraron el nuevo local que servirá de punto de encuentro para los policías jubilados. El espacio, de unos 100 metros cuadrados, se encuentra situado en la misma comisaría que acogió el acto. El presidente de la Asociación Nueva Policía, Ángel Calvo, destacó que ya habían pasado casi tres años sin tener un lugar de reunión donde compartir experiencias y tiempo juntos.

Calvo, que lleva cuatro años jubilado, expuso el intenso valor que tiene la inauguración de una nueva sede. Fotografías antiguas y trofeos recuerdan desde sus paredes la labor que durante años ejercieron los agentes. Moreno subrayó que "nadie debe olvidar su trabajo", por lo que las nuevas instalaciones servirán como base para seguir tejiendo historias.

La anterior sede estaba situada en la antigua comisaría centro, pero al ceder el espacio a la Administración la asociación ha tenido que esperar tres años para reubicarse. Las aportaciones de Aguas de Barcelona y la propia fundación de la Policía permitieron rescatar un espacio para los jubilados. No en vano, Roldós hizo hincapié en que siempre contarán con su experiencia, un activo de incalculable valor.