La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista | Santiago Muñoz Machado

"La implantación del castellano en América fue una labor de las repúblicas recién independizadas"

En contra de la idea que pudiéramos tener, su libro 'Hablamos la misma lengua' deja la impresión de que el idioma no fue un elemento primordial en la conquista de América.

Los reyes españoles no mandaron allí a los conquistadores a masacrar indios y a enseñarles nuestra lengua. Las políticas de la monarquía española fueron siempre muy respetuosas con los indios, o procuraron serlo en sus regulaciones. Otra cosa es la práctica, que tampoco fuimos almas caritativas. Entre esas políticas estuvo la no implantación de la lengua por la fuerza. No hay una enseñanza obligatoria del castellano en América hasta el siglo XVIII, cuando ya casi nos estábamos despidiendo de aquellos territorios. Fue principalísima la acción de los misioneros, de las órdenes mendicantes, que fueron quienes se ocuparon de la educación de los indios y de la evangelización. Para evangelizar no usaron la lengua castellana sino que se tomaron el trabajo de aprender las lenguas vernáculas. Las aprendieron, las codificaron, hicieron gramáticas, fue una labor fantástica.

¿Cómo se produjo entonces la implantación del idioma?

Los recuentos más fiables dicen que cuando se independizaron de España había en América trece millones de habitantes, de los que sólo tres millones hablaban español. El crecimiento de los hispanohablantes se produjo después de que las repúblicas independientes eligieron la lengua de la nación. Fue algo muy importante, como ocurre en todos los constitucionalismos que arrancan de la Revolución francesa. Francia también tenía a la altura de 1789 muchos problemas de lengua y la Revolución impuso el francés oficial, el culto. Algo parecido, salvadas las distancias, hicieron también las repúblicas cuando se independizaron. Algunos, aunque parezca pintoresco, quisieron elegir el francés como idioma, como defendieron algunos prohombres argentinos. No se plantearon si elegían el castellano o alguna de las lenguas indias, que no eran lenguas de administración ni de legislador. Las élites hablaban castellano y como fueron las que hicieron la independencia continuaron con el castellano; al establecerlo como lengua de la nación procuraron que se generalizara y se expandiera a costa de las lenguas locales, que quedaron desplazadas o extinguidas. Así comenzó en el siglo XIX un proceso expansivo que no culminó antes de que se acabara ese siglo y que fue labor de las propias repúblicas independientes en muy gran medida.

¿Lo veremos como director de la Academia de la Lengua?

Habrá que esperar al próximo día 13, que es cuando se produce la votación. No es fácil hacer pronósticos sobre eso.

Compartir el artículo

stats