Un Gobierno "empático" y "próximo" con los retos y desafíos de las Islas. Esta es la promesa que dejó el presidente en funciones del Ejecutivo central y candidato a las elecciones por el PSOE, Pedro Sánchez, en su tour de precampaña por el Archipiélago. El líder socialista regresó a Gran Canaria tras su visita de agosto a cuenta de los incendios que asolaron a la Isla y después de algo más de seis meses de protagonizar otro mitin en el Gran Canaria Arena. La repetición de las elecciones generales ante el bloqueo político en el escenario nacional conduce de nuevo a los ciudadanos a las urnas. Sánchez insistió ayer, una y otra vez, que la receta para desatascar al país es la movilización. "La indecisión no saca a España del bloqueo. Una España movilizada es una España desbloqueada", recalcó.

Con un discurso cargado de ironía y pullas hacia sus principales adversarios políticos, Sánchez se metió en el bolsillo a los simpatizantes, militantes y cargos públicos y orgánicos que ayer abarrotaron la sala San Borondón del Auditorio Alfredo Kraus. Pero antes de dar rienda suelta a su discurso político de dimensión nacional, el candidato socialista a la Presidencia de España hizo un guiño a Ángel Víctor Torres, presidente del Ejecutivo regional, y puso en valor el apoyo que el Gobierno de Canarias ha encontrado en el Ejecutivo central durante las diferentes crisis a las que se ha tenido que enfrentar, como el gran incendio forestal y la quiebra de Thomas Cook, el que era el segundo turoperador turístico más importante para Canarias. Sánchez destacó el apoyo y las ayudas que ha habilitado el Estado en ambos casos, como la movilización de la UME o el paquete de 500 millones, de los que 15 se destinan a las Islas, para amortiguar los efectos provocados por la caída del gigante de la turoperación.

El candidato socialista repasó durante la casi media hora que duró su intervención la situación política actual. Sánchez culpó tanto a la izquierda -en concreto a Unidas Podemos- como a las "tres derechas" -PP, Cs y Vox- de abocar al país a unas nuevas elecciones. El secretario general de los socialistas reclamó, por ello, una movilización masiva para propiciar un Gobierno "socialista, progresista y coherente".

No en vano, Sánchez confesó que, bajo su punto de vista, el principal problema del país es el bloqueo político, por lo que animó a conseguir una mayoría "rotunda" en torno al PSOE que permita desatascar España en numerosos aspectos como el empleo. Una mayoría que sirva también, apuntó, para poner coto a las ultraderecha, que, a su juicio, "ha colonizado" el discurso de todo el espectro de la derecha.

A Sánchez no se le escaparon tampoco los grandes desafíos a los que se enfrenta el país. Los síntomas de enfriamiento de la economía española se suman a las incertidumbre que siembra el brexit, a la ralentización de la economía alemana -a punto de entrar en recesión- o a los aranceles que impone el presidente de EEUU, Donald Trump. El líder socialista hizo hincapié en la necesidad de contar con un Gobierno "fuerte' tras el 10 N y descartó, entre aplausos, dar una respuesta en forma de recortes como, según afeó, siempre hace la derecha. Una derecha que, incidió, se "rasga las vestiduras" cuando el PSOE habla de España. Su problema, afirmó despertando algunas risas entre el público, es que "confunden patria con patrimonio y se lo llevan a paraísos fiscales". "Su historia política parece una novela política de corrupción", agregó.

Expectación y seguridad

La expectación antes del comienzo del mitin era máxima. No todos los días se puede ver al presidente del Gobierno en funciones de cerca y poco a poco los ciudadanos interesados en acudir al Auditorio, rodeado de fuertes medidas de seguridad, se agolpaban a sus puertas. Según fuentes de la organización, unas 800 personas asistieron al acto mientras que medio centenar se quedó fuera del recinto. Sánchez irrumpió en la sala San Borondón entre gritos y aplausos, entre flashes y abrazos, minutos después de las cinco de la tarde. Por la mañana ya había hecho lo propio en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna (ULL), donde estuvo acompañado por el ministro en funciones de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. Pero en Las Palmas de Gran Canaria Sánchez no se sintió solo. En todo momento estuvo arropado por Torres y por los candidatos al Congreso por Las Palmas y al Senado por Gran Canaria, Elena Máñez y Ramón Morales, respectivamente. Los alcaldes socialistas, como Augusto Hidalgo; diferentes cargos del Gobierno regional, como la consejera de Economía, Carolina Darias; o el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar tampoco faltaron a la cita. Como tampoco lo hizo el histórico político socialista Jerónimo Saavedra, sentado junto al delegado del Gobierno en Canarias, Juan Salvador León.

Sánchez dedicó buena parte de su alocución a afear la actitud de sus rivales políticos ante el desafío independentista catalán y a exigir de nuevo al presidente de la Generalitat, Quim Torra, que condene de manera rotunda la violencia. El líder socialista señaló que en Cataluña existe un problema de convivencia y comparó el independentismo catalán con la ultraderecha: "Se creen que Cataluña y España son suyas, pero son más grandes".

Antes de dejar el atril, el líder socialista desgranó diversos motivos por los que considera que los ciudadanos deben escoger la papeleta del PSOE el 10 N. Sánchez no se fía de las encuestas aunque todas le retraten como vencedor. "Pido un esfuerzo más, tenemos que dar al país un Gobierno progresista", insistió. La consolidación de los avances sociales conquistados hasta ahora fue uno de los principales argumentos expuestos por Sánchez, que situó la apuesta por la igualdad, el empleo digno o la educación como una de sus prioridades.

"Vencer con la palabra"

La intervención de Pedro Sánchez estuvo presidida por las alocuciones de Augusto Hidalgo, Ramón Morales, Elena Máñez y Ángel Víctor Torres. Las referencias al archivo de la denuncia de Fernando Bañolas, exconsejero de Coalición Canaria (CC) en el Cabildo, contra Torres por un supuesto delito de malversación de caudales públicos y otro de prevaricación administrativa por el uso del pabellón Gran Canaria Arena cuando era máximo responsable del Instituto Insular de Deportes flotó en todo momento en el ambiente.

"No todo vale en política", expuso el presidente del Ejecutivo regional, que desveló que recibió llamadas de felicitación de Asier Antona, Antonio Morales, Paulino Rivero o Pedro Ortega, entre otros, y envió un mensaje a CC: "Esos mecanismos son un error que hay que vencer con la palabra, no con la difamación". Máñez, que había intervenido minutos antes, subrayó que esa denuncia, presentada en abril, en la antesala de las elecciones de entonces, marca la distancia entre el PSOE y CC. "Nos diferencia la limpieza política", aseguró la candidata, que también resaltó que los canarios se juegan en las urnas tener dos gobiernos que "que caminen de la mano con los mismos valores", a diferencia de lo que sucedió con CC al frente del Ejecutivo canario.

Máñez expresó también el "orgullo democrático"que sintió cuando se consumó la exhumación del dictador Francisco Franco. Ante la presidenta de la Asociación de la Memoria Histórica de Arucas, Pino Sosa, que se encontraba entre el público, la socialista tildó de "éxito" acabar con esa "anomalía histórica". La salida de los restos de Franco del Valle de los Caídos fue, no obstante, uno de los protagonistas del acto. En un vídeo previo de unos diez minutos de duración se puso en valor este hecho y se reconoció a las víctimas del franquismo.

La campaña durará en esta ocasión solo ocho días y no quince como es habitual gracias a una modificación introducida en 2016 en la ley electoral tras repetirse los comicios generales por primera vez en la historia de la democracia. El Archipiélago protagoniza, sin embargo, el fin de semana previo al pistoletazo de salida oficial de la carrera electoral. Sánchez ha sido el primero en recalar en las Islas, pero hoy lo hará Pablo Iglesias, líder de Podemos, y mañana Pablo Casado, presidente del PP, e Íñigo Errejón, candidato de Más País.