La barba de Casado y un "liberal ibérico" se colaron en el mitin que Pedro Sánchez protagonizó ayer en Las Palmas de Gran Canaria. El secretario general del PSOE empapó de sorna e ironía su discurso para referirse a sus principales adversarios políticos, una circunstancia que hizo las delicias de un auditorio que estallaba en risas y aplausos con cada golpe del líder socialista.

Sánchez no dejó títere con cabeza. Primero fue el turno del secretario de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, a quien le reprochó que le acuse de querer pactar con la derecha cuando es él, subrayó, el que quiere "esconder" que ha votado cuatro veces en contra de un Gobiernosocialista. Después llegó el turno de Albert Rivera, líder de Ciudadanos, y a quien definió como un "liberal ibérico" y como un político "paradójico" porque veta la socialdemocracia y "hace lo que dice que no va a hacer".

El presidente en funciones del Ejecutivo central también le leyó la cartilla a Pablo Casado, el presidente del PP. Sánchez bromeó con que el líder popular se haya dejado barba y se defina como moderado. "Ser moderado es no pactar con la ultraderecha", espetó. El candidato del PSOE a la Presidencia del Ejecutivo central recalcó, a su vez, que el número de independentistas bajo los siete años del Gobierno de Mariano Rajoy (PP) se multiplicaron por tres, por lo que señaló que si llega a ser posible un pacto de gobierno entre populares, Cs y Vox, Quim Torra y Carles Puigdemont "hacen la ola".