Los 11 alcaldes de CC en Tenerife se reunieron ayer en una cita secreta en La Laguna para plantar cara a los dirigentes del partido que se oponen a retirar la cláusula estatutaria que les impide compatibilizar las alcaldías con cargos orgánicos dentro de la formación nacionalista. Los regidores recuperan de esta forma su apuesta por allanar el camino al presidente del Gobierno autónomo, Paulino Rivero, para que se haga también con las riendas de Coalición y reclaman un regreso al "municipalismo" para reconquistar la sintonía que dicen haber perdido con los ciudadanos.

"Nadie se explicaría que se le negase al presidente del Gobierno la posibilidad de dirigir también al partido", explicó uno de los alcaldes antes de avanzar que los nacionalistas de Tenerife están de acuerdo con impulsar un modelo orgánico en el que una Presidencia meramente representativa se complemente con una Secretaría General ejecutiva. Sería esa Presidencia la que ponen en bandeja a Rivero los alcaldes tinerfeños. "La puerta la tiene abierta porque no es de recibo negar esa oportunidad", reiteraron.

Congreso

Este modelo, recordaron, ya funcionaba con las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC) antes de la creación en 1993 de Coalición Canaria. Los estatutos que salgan del congreso que Coalición celebra este fin de semana en Santa Cruz deben prohibir "lo menos posible", añadió otro de los regidores que acudió al almuerzo en La Laguna, donde dejaron claro que ellos más que nadie son el "brazo político y electoral" de CC. "Es un disparate que se nos nieguen las presidencias de los comités locales del partido", insistieron.

Ante la celebración del cónclave nacionalista, los regidores admitieron que "las espadas están en alto" por el control del partido y avisaron de que a ellos no les cabe la menor duda de que Coalición necesita un giro para recuperar la confianza de los ciudadanos. "Tenemos que volver a la calle porque la gente quiere cercanía y explicaciones sobre todo lo que está pasando", recalcó otro de los regidores municipales, quien reconoció que "no es nada fácil" hacer comprender a los ciudadanos los recortes que impone la crisis y que merman los servicios sociales.