El arquitecto madrileño Lorenzo Fernández-Ordóñez, director del proyecto monumental de Tindaya ideado por Eduardo Chillida, se muestra completamente convencido de que "se puede trabajar en Tindaya sin el mínimo impacto". A los estudios técnicos que avalan la actuación sobre la montaña, se suman "técnicas con cámara de televisión y radio en los propios sondeos". De esa lectura se tomaron "muestras de todas las fisuras que hay en la montaña, se permite tomar orientación de fisuras dentro de la roca y permite crear un modelo en 3D (tridimensional) que da un cálculo muy realista de cómo es la roca".

Fernández-Ordóñez, que el pasado miércoles ofreció una conferencia en Ingeniería de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, alabó "la meticulosidad con la que se ha trabajado en la toma de datos. Se han incorporado métodos de toma de datos de cara al cálculo posterior y del diseño que son novedosos en el diseño de obras subterráneas en España y de última generación".

El director técnico asegura que los métodos técnicos usados en Tindaya "nos permiten generar modelos numéricos que son discontinuos (los continuos son para entendernos como un flan y los discontinuos, como terrones de azúcar, formados por bloques). Posición y forma nos lo daría la lectura de toda la orientación de esas juntas. Cómo están orientadas y qué hay, grosor, rigurosidad, fundamental para entender y crear un modelo real que nos condiciona el comportamiento real de la montaña, el sistema estructural".

Las mayores críticas que ha recibido el proyecto llegan desde el ámbito medioambiental y del impacto que sobre la montaña podría ocasionar la realización de la obra. Fernández-Ordóñez explica que "hay mucha gente que dice que se ha reducido, no sé en qué se basan. Chillida nunca estableció unas medidas, se hizo una dimensión aproximada de 50 x 50. Las medidas exactas de la maqueta que se hizo con Chillida eran de 64 x 46 x 40 y algo, esas medidas son las que son. Nosotros establecimos una serie de fases durante el proyecto y en nuestro contrato con el Gobierno de Canarias, y establecimos viabilidad condicionada a que la montaña aguantara. Teníamos un proyecto y unas dimensiones. El proyecto técnico lo que ha desarrollado es si la montaña aguanta ese proyecto, si en la montaña había algo que no era capaz de aguantar esas dimensiones se podía abandonar en cualquier momento. Lo que hemos hecho es garantizar... Fue una de las condiciones. Lo que hemos hecho es que hemos ido dando pasos de fiabilidad, una fase de fiabilidad, de sondeo".

Respetar las medidas

Uno de los requisitos para continuar con el proyecto era respetar la idea original de Eduardo Chillida, y fundamentalmente las medidas que manejaba, "esto parece que tiene buena pinta, tenemos datos que lo avalan y podemos construir la idea de Chillida, pero con las dimensiones de Chillida, eso es lo que hacemos, ahora estamos seguros de que podemos construirla con las dimensiones de Chillida".

El cuidado extremo que el proyecto ha dedicado al impacto medioambiental es otra de las cosas "de las que más orgulloso estoy. Ha tenido unas críticas medioambientales y de patrimonio que han sido muy buenas porque han puesto un listón muy alto. Sin ese listón no habríamos tenido un arma para presionar a la administración y exigirle un gasto que no hubiéramos conseguido". El arquitecto insiste en que se han hecho "medidas de protección extraordinarias, estamos a más de cien metros de los podomorfos, se incorporan todas las zonas arqueológicas a visitas al monumento y tenemos medidas para protegerlos e incorporarlos a todo lo que será el futuro de Tindaya. Desde una situación de abandono se convierte en conjunto único y completo".

La gestión de ese proyecto monumental deberá ser, a juicio de Fernández-Ordóñez, "coordinado, con la entrada al futuro Parque Nacional de Zonas Áridas, con zona de arte y arqueología, de arte ambiental, una zona que tiene un futuro con sentido, con personalidad, eso es lo que tiene sentido. Lo que no tiene sentido es un espacio abandonado que será abandonado a una urbanización".

La ejecución del plan, una vez se resuelva el concurso y se fije la fecha de inicio, podría llevarse a cabo "en cuatro años. Teníamos un plan de obra, un año sería de implantación". Ahora bien, Fernández-Ordóñez desconoce cuándo podrá iniciar la obra, "sabes que no depende de nosotros, avanzamos en base de elecciones. Nosotros hemos hecho nuestro trabajo. Piensa que el Peine de los Vientos tardó más de 25 años en hacerse, es una obra única y las obras únicas tardan más. Ese no es mi cometido, mi cometido es hacer que se haga bien y que no se haga si se hace mal". Subrayó además que no es su interés lo que está en juego, porque "yo tengo mi trabajo". Sino el interés de todos: "Pierde Canarias y Fuerteventura si no se hace la obra".

Concurso

El Gobierno de Canarias reactivó el pasado mes de enero la ejecución de la obra en la montaña de Tindaya con la firma de un convenio con la familia del escultor vasco. El documento prevé la creación de una fundación o instrumento jurídico similar que se encargará de gestionar todo el proceso de puesta en marcha y ejecución de la obra. El Gobierno canario cree que el concurso de la obra de construcción se puede convocar antes de mayo, una vez que se disuelva la empresa Proyecto Monumental de Tindaya S.A., y se ponga en marcha la fundación, en la que estará representado el Gobierno canario, la familia Chillida y el Cabildo de Fuerteventura, y que será la que convoque este concurso.

La fundación será la que asuma la tutela, la dirección y el seguimiento del proyecto. El concurso tiene un presupuesto de unos 75 millones de euros y el Ejecutivo pretende que lo invierta la UTE adjudicataria, a la cual se le concedería la explotación del monumento durante un periodo mínimo de 15 años.