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Embajador de Venezuela en Suecia y economista

León Poblete: “La esperanza que trajo Guaidó hace dos años ha caído”

León Poblete, el año pasado, en el parque Santa Catalina de la capital grancanaria. | | QUIQUE CURBELO

El embajador de Venezuela en Suecia, León Poblete, nombrado por el presidente interino Juan Guaidó, destaca que en los dos últimos años las naciones democráticas han entendido mejor la realidad que vive Venezuela y pide colaboración internacional para poder forzar un cambio en el país. Poblete, de visita en las Islas, relata que la irrupción de Guaidó en la vida política de Venezuela sembró la esperanza entre sus compatriotas, porque veían más cerca el fin del madurismo. Sin embargo, reconoce que esa perspectiva se ha diluido y lo achaca a la falta de confianza de los venezolanos en la clase política y al cansancio de la población.

¿Ha mejorado la situación de Venezuela desde la irrupción de Juan Guaidó en la vida política?

Desde que Guaidó se juramentó el mundo ha entendido mejor la situación de Venezuela. Desde fuera se entendía que había una especie de pelea entre políticos de derechas y de izquierdas, pero el mundo democrático comprende ahora la complejidad de la crisis que vive Venezuela. Hay casi seis millones de compatriotas que han tenido que abandonar el país, el 80% de ellos están en naciones de la región como Colombia o Chile. Además, el régimen de Nicolás Maduro también ha sentido más presión. Antes hacían lo que querían y hoy en día sienten que hay una unión opositora, representada por un Gobierno interino, que está respaldado por más de 60 países. Hay que tener en cuenta que Venezuela venía de una crisis y el lío político, que ha crecido con los años, hace que sea difícil salir de esa situación. El país tiene la hiperinflación más alta del mundo y más sostenida en el tiempo.

Pero en la vida de los venezolanos, en su día a día, ¿ha habido algún impacto real?

En el día a día a habido un sube y baja. El primer año se crearon muchísimas expectativas. La esperanza era tangible. Los venezolanos sintieron que iba a haber un cambio político y que se podría salir de la dictadura, porque su lucha se escuchó fuera de la fronteras. Ese auge comenzó a mermar y ya el venezolano no tiene esa energía de salir a la calle para seguir protestando y presionando al régimen de Maduro para impulsar la transición, que sin ayuda internacional es muy complicada de conseguir. Las sanciones han conseguido que la economía venezolana se abra y, por eso, ya no hay la grave escasez de alimentos que se veía hace un par de años. Si bien se ha creado una economía paralela, porque el país se ha dolarizado y ya no se manejan prácticamente los bolívares.

¿Se ha desinflado la figura de Guaidó que, en su momento, despertó la esperanza del país?

La esperanza que trajo Guaidó hace dos años ha caído, pero no se trata solo de él, es una cuestión de la clase política en general. Ninguno de los líderes cuenta con la confianza de la población, que está muy desgastada. Maduro no cuenta ni con el apoyo del 10% de los venezolanos. Él ni siquiera sale a la calle porque sabe que nadie le quiere y se mantiene ahí porque cuenta con apoyo militar.

¿Se siguen produciendo salidas masivas de venezolanos?

Las salidas continúan, aunque con la pandemia se han complicado porque hay muchas restricciones en los países de destino. Acnur ha dicho que, en un par de años más, se espera que podamos llegar a los 10 millones de desplazados, si esto sigue así. Siempre lo comparamos con Siria, que vivió la crisis migratoria más fuerte de los últimos años con 6,5 millones de migrantes. Nosotros rozamos los seis millones y ni siquiera hemos vivido una guerra.

¿Han detectado si ahora, con la crisis económica provocada por la pandemia de la Covid-19, hay venezolanos que han retornado desde los países europeos a los que emigraron?

No ha sido nada masivo. Se ha hablado de unos 80.000 retornados. El régimen ha utilizado esto como un arma y llama bioterroristas a quienes regresan al país. Dicen que están volviendo porque están contagiados y quieren atacar a Venezuela. Para ellos, los seis millones de venezolanos que hemos emigrado somos enemigos de la patria.

¿La comunidad internacional ha olvidado el problema de Venezuela?

Lo ha olvidado muchísimo. Ha sido un reto trabajar a nivel internacional en el problema de Venezuela. Como es lógico todo se ha enfocado en la pandemia y Venezuela salió de la agenda internacional. Para el régimen de Maduro esto ha sido positivo, porque no estar en el foco les ha dado libertad para hacer lo que se les antoja. Ahora se está empezando retomar el interés por Venezuela porque Biden ha ratificado que no va a retirar las sanciones; la Unión Europea ha aprobado nuevas sanciones contra funcionarios del régimen de Maduro, que provocaron la expulsión de la embajadora de la UE en Venezuela; y la visita a Colombia de la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, se entendió como una agresión, por lo que ahora Maduro quiere revisar a fondo las relaciones con España.

“Maduro usa el virus como herramienta para evitar que la gente muestre su descontento”

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¿Cuál es su receta para acabar con la crisis en Venezuela?

No es mi receta, es una receta que sabemos muchos. Esta crisis necesita un cambio político, porque está causada por la mano del hombre. Empezó con Hugo Chávez y siguió con Nicolás Maduro. Sin un cambio político no tenemos la posibilidad de salir del pozo. Como movimiento democrático vemos que el camino que tendría menos costes para Venezuela sería llamar a unas elecciones presidenciales, libres, transparentes y verificables. La comunidad internacional tendría un rol importante para monitorear esos comicios. Mientras Maduro siga en el poder, no hay posibilidad de cambio.

¿Cómo valora la gestión de la crisis sanitaria en Venezuela?

La infraestructura ya estaba colapsada. El país nunca ha tenido la capacidad de lidiar con una pandemia. Si bien no se escucha mucho sobre la pandemia en Venezuela porque al régimen no le interesa que las cifras reales salgan a la luz. Ellos hablan de 1.200 muertos y de 130.000 contagios, aunque los expertos que hacen seguimiento de la crisis sanitaria aseguran que las cifras oficiales podrían, al menos, multiplicarse por tres. Maduro usa el virus como herramienta para evitar que la gente salga de casa a protestar y mostrar el descontento. La gente tiene mucho miedo, pero también tiene que buscarse la vida porque el sueldo medio de un venezolano es de un euro al mes.

¿Un euro al mes para qué da?

Calculamos que con un euro puedes comprar unos seis huevos, un par de tomates y un pan. La dolarización no legalizada beneficia al régimen de Maduro, porque pueden blanquear su dinero. La población tiene actividades paralelas a su trabajo y eso se dolariza, con unos precios que no tienen que ver con la economía real del país.

Diosdado Cabello adelantó que este año habrá elecciones para elegir a alcaldes y gobernadores. ¿Confía en que sea así?

Cualquier tipo de elecciones que se lleve a cabo en Venezuela es totalmente inválida, porque estaría controlada por el régimen de Maduro. Creo que las fuerzas democráticas no están dispuestas a participar en este tipo de comicios, organizados por un dictador. Habría que pasar primero por unas presidenciales, para que el resto de elecciones sean reales. Maduro ha construido una oposición a su medida. Los opositores trabajan con el régimen y hacen ver al mundo son la verdadera oposición.

¿Qué se ha hecho de la recaudación del Venezuela Aid Live?

El presidente Guaidó ha explicado que la mayoría de las ayudas internacionales se han manejado por medio de instituciones implementadoras. El Gobierno interino no las gestiona. Con algunos fondos se les ha facilitado material de protección a los médicos venezolanos que trabajan con pacientes con la Covid-19. También se ha destinado al trabajo político y humanitario que atiende a la diáspora.

¿Cómo dibuja el futuro económico del país?

Hay dos caminos. Uno pasa por un proceso político en el que, incluso el madurismo tenga algún papel la vida política; hace falta un acuerdo para ver cómo sacar a la nación de este desastre. Venezuela tiene las reservas más grandes de petróleo del mundo y hay mucho actores internacionales preparados para ayudar en la reconstrucción del país. Pero mientras no haya un cambio político, las inversiones internacionales no van a llegar y no nos quitarán las sanciones. El otro camino es el de Maduro, quien trata de hacer con Venezuela un híbrido entre Rusia y China, que son naciones que evitan las sanciones y en las que hay mucha economía en negro. Con una cúpula que tiene acceso a los recursos económicos y una población que se adapta a vivir en la miseria.

¿Plantean el proceso de cambio como una lluvia fina o lo esperan un giro de volante?

Este tipo de procesos pueden ser muy radicales. Hemos visto cómo cayó el Muro de Berlín, la Unión Soviética y muchos dictadores en África. El trabajo que estamos haciendo es importante y hay que seguir pensando que el cambio se va a dar. El cuándo y el cómo no lo sabemos, pero llegará.

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