Lola Santillana (Talavera de la Reina, 1967) es secretaria confederal de Empleo y Cualificación Profesional de CCOO. Además tiene a su cargo el área de Migraciones y ayer visitó el Archipiélago. No es la primera vez desde que arreció la llegada de migrantes. En noviembre estuvo en el muelle de Arguineguín y señala que el Plan Canarias no puede considerarse tal porque se redujo al reparto de las personas por varios campamentos. Además, advierte del cerrojazo de Europa ante el problema y de que es la derecha instalada en Bruselas la que disemina el discurso racista y xenófobo entre el conjunto de la sociedad.
¿Corre Canarias el riesgo real de ser una nueva Lampedusa?
Se está empezando a correr ese riesgo, pero estamos al principio. Consideramos necesario establecer la política estratégica necesaria para evitarlo y para que quienes lleguen puedan salir. No vienen porque quieran quedarse, se quieren ir a la Península y desde ahí, a otros lugares.
¿Qué estrategia?
Lo primero es facilitar esas salidas y tener los dispositivos preparados. Distintas comunidades autónomas ya han dicho que están dispuestas a acoger a esas personas. Hay que hacer política de Estado, porque es el Estado el que tiene competencias, para que se acuerde un reparto y puedan salir.
Algunos han salido.
Muy pocos y muy poco a poco. Se debería haber puesto en marcha desde noviembre un mecanismo en esta línea.
Tenemos un Gobierno de izquierdas, supuestamente más sensible con esta realidad. ¿Por qué no sucede lo que demanda?
Hay una clara falta de coordinación entre los ministerios, Interior, Exteriores, Inclusión. Si existe esa carencia, de poco sirve que haya un Gobierno de izquierdas que quiera dar una solución. Tienen que ponerse de acuerdo y elaborar un verdadero plan estratégico, no vale el Plan Canarias, que solo sirvió para realojar, tarde, a los migrantes en distintas ubicaciones. Ese era el momento para haber establecido también el procedimiento de salida.
Se acabó el muelle de la vergüenza. ¿Y la vergüenza en sí?
Siguen llegando, ahí tenemos a esa niña en parada cardiorrespiratoria. Y a los que había en Arguineguín, en lugar de tenerlos hacinados en un mismo lugar, ahora se les reparte pero sin facilitar su salida de Canarias.
“Con los problemas en los campamentos parece que la culpa la tienen los llegados y no la falta de soluciones”
¿Qué noticia tiene de esos campamentos por los que están repartidos ahora?
Denuncias por falta de alimentos, por su baja calidad, por insuficientes saneamientos para vivir en condiciones dignas... Y lo peor es que crece el malestar entre los ciudadanos de los lugares cercanos, lo que siempre es un caldo de cultivo para que arraiguen los discursos xenófobos, que tanto interesan a algunos, y que, al final, parezca que el problema son los migrantes y no la falta de soluciones.
¿Y Europa? ¿Qué papel juega en esta ecuación?
Dos papeles, el de no jugar y el de mirar para otro lado. Las últimas directrices aprobadas en la UE no van en la dirección de aunar esfuerzos para que haya una ordenación de los flujos migratorios. Bruselas juega el rol de que cada uno se las apañe como pueda. No puede ser que predomine la derecha europea más recalcitrante para impedir que haya esa ordenación. Es lo que pedimos, porque es lo que se ha visto que funciona.
¿Funciona?
Sin duda, y España es ejemplo. Fuimos el primer país que creó una mesa de diálogo social tripartita en la que se negociaron el reglamento y el real decreto de extranjería. Se ordenó la llegada de migrantes.
¿Hay trata laboral?
Claro, porque la derecha europea le abre la puerta amplificando y poniendo velocidad a los discursos xenófobos y racistas.
¿Esa política europea ata las manos a España?
Puede haber una parte de realidad en ello, pero el Ministerio de Inclusión no está siendo capaz de dirigir como se debe esta cuestión. Aunque aceptemos que bailan al son de Europa, eso no les exime de dirigir como es debido la política migratoria. Para empezar, nos parece un error que se haya separado Trabajo de Migraciones.
¿Por qué?
Porque el vector laboral es el principal en los movimientos migratorios. Hay otras cuestiones, como las asistenciales, que hay que mantener, pero el objetivo es la integración laboral y social. Esa es la pata que está fallando.
“Las directrices de la UE no van en la dirección de aunar esfuerzos para ordenar los flujos migratorios”
Hablaba del discurso xenófobo. ¿Vienen a quitarnos nuestros puestos de trabajo?
En este país falta mano de obra, no sobra. En todo caso, se ha visto que cuando nuestro España los necesitaba muchos de los que llegaron se han quedado y ya van incluso por terceras generaciones.
¿Y en el momento actual?
Desgraciadamente hoy nadie quita el trabajo a nadie, pero es un momento puntual. Antes de la pandemia, el análisis decía que faltaban trabajadores. Durante la pandemia ha hecho falta mano de obra con las campañas agrícolas y la industria manufacturera.
¿Temen que las llegadas en este momento alimenten la aparición de abusos laborales?
Sin lugar a dudas. Golfos hay en todos sitios y muchas veces son los mismos que encienden la cerilla para generar un clima de rechazo. La sociedad no debe prestar oídos a estos mensajes y, por contra, exigir igualdad de trato para todas las personas.
