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La ONU alerta del avance yihadista en el Sahel más próximo a Canarias

António Guterres advierte de que los ataques terroristas no son un problema local, sino global

Manifestación en Bamako, capital de Malí. HADAMA DIAKITE

El Sahel se posiciona entre las principales preocupaciones de la ONU. La inestabilidad política de los gobiernos de la región se ha convertido en el agua que riega un semillero donde brota la amenaza yihadista y abonado por la salida de las tropas europeas, que han optado por alejarse del área por la presencia incontrolada de mercenarios rusos o la proliferación de sentimientos anticolonialistas en las poblaciones locales. El secretario general de la ONU, António Guterres, después de visitar esta semana Senegal, Níger y Nigeria, concluyó que la región del Sahel es una «prioridad absoluta» para la organización supranacional y reclamó a la comunidad internacional que «movilice recursos suplementarios» para hacer frente al incremento de la amenaza yihadista, que «sigue aumentando» en esta región de África, situada a menos de 850 kilómetros de las costas canarias –la mitad de la distancia que separa a las Islas de la Península–. El Sahel enlaza once países africanos desde el norte de Senegal hasta la parte norte de Etiopía, pasando por Mauritania, Malí, Burkina Faso, el extremo sur de Argelia, Níger, Nigeria, Chad, Sudán y Eritrea.

Durante su gira africana, que coincidió con las celebraciones del Eid el Fitr, que marcan el fin del Ramadán, Guterres conoció de primera mano la realidad del Sahel y alertó a la comunidad internacional del incremento de los atentados terroristas, que cercenan la vida de decenas de civiles y aplacan las esperanzas de mejorar la vida vida de la población local. El máximo responsable de la ONU subrayó que los ataques que se producen en esta región, lejos de ser un problema local o del continente, se deben entender como una «amenaza global». 

La inestabilidad política de algunos países del Sahel como Malí, Burkina Faso o Guinea-Conakri, en los que se han producido golpes de Estado en los últimos meses, no ayuda a controlar la implantación de grupos extremistas, convirtiendo el territorio en un refugio seguro para estas organizaciones terroristas. Por esto, el líder de la ONU instó a las juntas militares que gobiernan en estos países a restaurar cuanto antes el «orden constitucional». Además, alabó la capacidad de Níger para convertirse en ejemplo de la región gracias al modelo democrático que ha sido capaz de implantar. Así, animó a los Estados miembros de las Naciones Unidas a «invertir a fondo en el refuerzo de las capacidades militares del país desde el punto de vista financiero, de equipamiento y de entrenamiento».

Níger se convertirán en la nueva base para las tropas galas replegadas del territorio maliense

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Pero la batalla no debe quedarse en frenar el avance yihadista, sino que debe ir más allá e invitó a luchar «contra las causas profundas» de la crisis de seguridad, entre las que mencionó la pobreza, la exclusión, la impunidad, la inseguridad alimentaria y la crisis climática, que «exacerban las tensiones intercomunitarias y continúan alimentando el extremismo violento». En esta línea, Guterres lamentó que la comunidad internacional «no está a la altura» de la situación del Sahel, en vista de la reducción de las acciones humanitarias en la región, algo que calificó de «absolutamente inconcebible». Al margen de los problemas de seguridad, la región hace frente a una crisis que presenta muchos prismas y que, según señala Guterres, «solo una gran movilización internacional urgente y coordinada permitirá darle respuesta». Hay países en los que se han generado problemas estructurales, como los permanentes desplazamientos internos de civiles, que actualmente «tiene una difícil respuesta».

Distanciamiento de Malí y Francia

Si Níger se postula como ejemplo de restauración democrática en la región, Malí es el paradigma de inestabilidad. Las tensiones con Francia y el idilio con Rusia han convertido el país en un polvorín sin ley. Esta semana, el gobierno de transición, liderado por el coronel Assimi Goita, anunció la ruptura de todos sus acuerdos de defensa con su antigua metrópoli y la justificó alegando violaciones de su soberanía por parte de las tropas galas. Las autoridades militares malienses afearon la «decisión unilateral» de París de suspender la operación Barkhane, con la que Francia llevaba combatiendo el terrorismo yihadista en el país durante casi una década con cerca de 2.500 soldados. En mitad de las tensiones bilateral de los últimos meses, Bamako denunció un «profundo deterioro de la cooperación militar desde hace un tiempo». Por su parte, el Gobierno de Emmanuel Macron ha calificado esta ruptura es «injustificada» y ha garantizado que seguirá con su hoja de ruta para retirar de sus tropas de forma «ordenada». 

La UE afirma que no abandonará el Sahel y pide compromiso político a los países de la región

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Mientras estos gobiernos protagonizan un tira y afloja, la población civil de Malí es la que sufre los efectos del clima de inseguridad del país y sienten que se han convertido en «un juguete para las fuerzas armadas». En los últimos días de abril, las tropas galas abandonaron la base militar de Gossi, en el centro del país. A las pocas horas de su salida se publicó en las redes sociales un vídeo localizado en esa misma base en el que se veía como varios soldados enterraban una decena de cuerpos bajo la arena. Se señaló a los militares galos como culpables y, casi de manera inmediata, el ejército francés demostró que no era la base militar que habían abandona gracias a unas imágenes de dron. Malí aprovechó para acusar a Francia de «espionaje» por haber utilizado drones. En medio de este cruce de acusaciones está el grupo Wagner, a quien Francia achaca la campaña de desinformación sobre la labor de sus tropas. Estos mercenarios rusos han perpetrado varias matanzas de civiles en el país con ayuda de las tropas malienses, que se han saldado con centenares de muertos. Para aliviar estas tensiones, el Gobierno de Togo ha aceptado mediar entre la junta militar de Malí y la comunidad internacional, con el objetivo de restaurar el orden constitucional en el país después de los dos golpes de Estado consecutivos.

Malí critica la «decisión unilateral» de Francia de suspender su misión antiterrorista

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Guterres señaló durante su gira africana que, a partir de ahora, Níger acogerá la misión antiterrorista francesa, tras replegarse en Malí y apuntó que este Estado «no puede supera solo el desafío». Pese a la presencia de grupos extremistas, Níger se ha convertido en un oasis para miles de refugiados que han llegado al país durante los últimos cuatro meses escapando de los ataques por parte de grupos armados en los países del Sahel, según denunció esta semana el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que ha mostrado su preocupación por el repunte de los atentados contra civiles.

Un paso atrás ante los Wagner

A mediados de abril, la Unión Europea anunció que daba un paso atrás en Malí y los veintisiete acordaron suspender la misión de entrenamiento militar ante el recrudecimiento de las condiciones de seguridad en el país. La misión EUTM-Mali se inició en 2013 para reforzar las capacidades de las fuerzas armadas del país africano, para que fueran autosuficientes y capaces de contribuir a la defensa de su población y su territorio frente al terrorismo yihadista. Tanto Francia como la UE han mostrado su rechazo hacia la presencia de mercenarios rusos en diferentes países del Sahel, porque su falta de límites morales pone en peligro la labor que llevan años realizando los países europeos para fortalecer la defensa de estados muy castigados por el terrorismo yihadista.

No obstante, la Unión Europea afirmó esta semana que no abandonará a Malí ni al Sahel y pidió compromiso político a los países de la región para mantener su labor. La comisaria europea de Asociaciones Internacionales, Jutta Urpilainen, aseguró en el pleno de la Eurocámara que esta zona es prioritaria para la UE y recordó el compromiso de destinar cerca de mil millones de euros para hacer frente a la inseguridad de la región. Si bien añadió que solo pueden trabajar «con quienes quieren trabajar con nosotros, siendo más exigentes en la necesidad de un compromiso político reforzado y mayor rendición de cuentas».

Piezas que desestabilizan

-- Fuerzas rusas: Grupo Wagner

El grupo Wagner es una empresa de paramilitares, teóricamente privada, que opera como punta de lanza de los intereses comerciales rusos en el extranjero. Se despliega en Estados con regímenes débiles o inestables, sobre los que Moscú quiere extender sus tentáculos. Este ejército privado, financiado por Yevgeny Prigozhin, un estrecho colaborador de Vladimir Putin, sirve para afianzar la influencia política rusa y asegurar la extracción de recursos naturales valiosos. 

-- Dmitry Utkin: Seguidor del Tercer Reich

En los últimos años, el grupo Wagner ha extendido sus tropas por el corredor del Sahel, en concreto en Sudán y Malí. El grupo Wagner surgió a raíz del fracaso de la empresa militar privada Cuerpo Eslavo. En 2013, esa compañía llevó a cabo una operación mercenaria fallida en Siria y sus fundadores, dos ciudadanos rusos, terminaron en prisión. Entre los componentes que quedaron en libertad se encontraba Dmitry Utkin, quien formó la nueva firma junto a otros excombatientes. Utkin, un admirador del Tercer Reich, llamó a la nueva organización grupo Wagner, en honor al compositor favorito de Hitler.

-- Daesh y Al-qaeda: Yihadismo

El África Subsahariana se ha convertido en «el principal epicentro de la actividad yihadista mundial», en particular el Sahel. Los grupos yihadistas, principalmente las filiales de Al-Qaeda y Estado Islámico en todo el mundo, se cobraron más de 9.600 muertos en las cerca de 2.200 acciones que llevaron a cabo en 2021, según el último Anuario del Terrorismo Yihadista publicado por el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo. Los países de África occidental concentraron el 47% de los atentados y el 44% de las víctimas, con Burkina Faso como el país más castigado, ya por delante de Malí, donde se originó la amenaza en esta región.

-- Nigeria: Boko Haram

Desde 2009, el noreste de Nigeria es el campo de batalla de Boko Haram y, desde 2015, también es objetivo de su facción, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP). Ambos grupos han matado a más de 35.000 personas y han causado unos 2,7 millones de desplazados internos, sobre todo en Nigeria, pero también en países vecinos como Camerún, Chad y Níger, según datos gubernamentales y de la ONU.

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