La Provincia - Diario de Las Palmas

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Leonardo Navarro Pulido Arquitecto

«El volcán golpeó la línea de flotación de La Palma, alcanzando todo lo relevante»

Leonardo Navarro en su estudio de Arquitectura. Juan Castro

El arquitecto palmero Leonardo Navarro está al frente, junto con Jesús Álvarez, de la redacción del Plan General de Los Llanos de Aridane, el municipio más afectado por la erupción volcánica y corazón de la Isla. 

¿Cuáles son los principales retos de la reconstrucción de La Palma en general y de los Llanos de Aridane en particular?

Los daños que ha provocado la erupción volcánica son obvios, no hay que insistir en ello, pero el cómo acometerlos es una empresa realmente difícil y compleja. A nosotros nos toca la parte de ordenación del territorio, que no es, ni mucho menos, labor de una persona, es trabajo de un equipo multidisciplinar. Somos tres arquitectos, geógrafos, delineantes, economistas, abogados… que estamos trabajando de forma intensa en el plan general, el documento de planeamiento que promueve el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane. Pero el reto es absolutamente mayúsculo. Tenemos mucha experiencia en urbanismo, pero jamás nos habíamos encontrado con algo similar, ni nosotros, ni nadie.

¿Cuál es la parte del territorio más afectada por la erupción: las residencias, los cultivos, las infraestructuras...?

Yo diría que el volcán golpeó la línea de flotación de la Isla, alcanzando todo lo relevante, con una única excepción afortunadamente, y es que no ha afectado a ninguna vida, y eso ya es una conquista importante. De resto, todo se ha visto muy afectado, desde la agricultura, un gran número de viviendas, la actividad turística, las infraestructuras -carreteras, agua, luz, telecomunicaciones-. En definitiva, el daño ha alcanzado a todo lo relevante e importante de la Isla, sobre todo, en el Valle de Aridane, que es una parte muy importante.

«Reconstruir la Isla es un reto urbanístico mayúsculo, jamás nos habíamos encontrado con algo similar»

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¿Disponen de modelos de referencia de desarrollo territorial sobre los que trabajar?

No. Nuestra disciplina dispone de muchos recursos, pero sobre una situación como esta y de este nivel de complejidad no hay nada previo, esto hay que inventarlo, hay que poner sobre la mesa todas las experiencias previas, pero también mucha imaginación porque, insisto, esto ha dañado la línea de flotación. Creo que los efectos de la erupción volcánica son tan graves que hasta el propio modelo económico y social de La Palma se han visto afectados. La cuestión está en que ir estudiando cómo reconstruirlo, y en eso estamos, cada uno aportando sus ideas, sus propuestas, sus esfuerzos y energía para ello, pero yo creo que el cambio es realmente sustancial.

¿Cuáles son los criterios para avanzar hacia un planeamiento equilibrado tras la erupción?

Lo primero es entender la situación de la que partimos. Nosotros abordamos el Plan General de los Llanos de Aridane, aunque el volcán afectó a tres municipios: tal vez más cultivos en Tazacorte; un número importante de viviendas en El Paos, pero en Los Llanos ha afectado a todo y en mayor proporción. Dicho esto, hay que proponer un modelo equilibrado, pero ¿qué modelo?, ¿cómo se consigue ese equilibrio?. Todo son más preguntas que respuestas. Las respuestas hay que encontrarlas con mucha imaginación, viendo cada situación concreta. Es obvio que no se puede volver a lo anterior. Si antes había un cierto equilibrio en el territorio, ese equilibrio está roto y la recomposición no puede hacer lo mismo, como cuando se rompe un jarrón, puedes juntar los trozos, pero el jarrón resultante es distinto. Aquí ha desaparecido una parte del territorio, hay piezas que nos faltan y hay que inventarlas y ahí es donde el esfuerzo se hace aún mayor. Por lo tanto, hablar de un modelo, copiar o reproducir, son palabras que no encajan bien en la tarea que tenemos por delante.

«Ahora todo es urgente y todo necesita tiempo, en esa paradoja extraña estamos metidos un año después»

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¿Cuáles son las prioridades?

Hay que ir paso a paso. El volcán, afortunadamente, ya se apagó, pero la lava que salió está viva, hay partes inmanejables porque están a temperaturas enormes, y que seguirán siendo inmanejables durante mucho tiempo. Las primeras medidas que se han tomado para restablecer las infraestructuras, están funcionando, ya se consigue pasar de un lado a otro de la Isla, la nueva carretera que está haciendo el Estado va a buen ritmo… El tema de la vivienda y de las personas que perdieron sus casas también es prioritario, pero hay que responder de dos maneras, por un lado, la emergencia de reubicar, pero en cuanto al planeamiento, hay que organizar, no se hace una vivienda de la noche a la mañana, eso requiere un tiempo y cuando es tal cantidad, requiere de un orden, y en eso estamos, plantear ese orden es una prioridad. La economía también es fundamental, es necesario restablecer los cultivos, esas actividades que le permitían a la gente vivir, y eso también es un objetivo prioritario que no se hace en un día, hay que organizarlo. Y encima está el añadido de que unas cosas se mezclan con las otras, reponer las viviendas afectadas, los cultivos que se perdieron, las infraestructuras, los equipamientos o los bienes colectivos que se destruyeron, son variables que se relacionan entre sí y por eso la tarea es especialmente compleja. Unas prioridades dependen de otras y además, todo es urgente y todo necesita tiempo, en esa paradoja extraña es en la que estamos metidos un año después del volcán.

¿En qué momento se encuentra el proyecto y cuáles son los plazos estimados para llevar a cabo este planeamiento?

Nosotros iniciamos este proyecto hace un par de años, con la revisión del Plan General de Ordenación de Los Llanos, lo obtuvimos mediante un concurso, hicimos los primeros pasos -el borrador del plan y el documento inicial estratégico-, y cuando estábamos elaborando la siguiente fase, estalla el volcán. Interrumpimos el proceso, y una vez que termina la erupción lo reanudamos. Ahora estamos en la fase de avance del plan, que se acompaña del documento ambiental estratégico, y estamos a punto de cerrarlo. Llevamos trabajando cinco o seis meses, los primeros lo dedicamos a recopilar información, a afrontar todo lo que puso patas arriba el recorrido anterior, y estos dos últimos meses hemos estado trabajando a tope, y las previsiones son entregarlo dentro de una semana o diez días.

«Si antes había un cierto equilibrio, ahora está roto y la recomposición no puede volver a lo anterior»

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¿En qué medida se está teniendo en cuenta la participación ciudadana?

La participación ciudadana tras la erupción ha sido muy intensa. Cuando entreguemos el documento hay que sacarlo a información pública, va a haber un proceso de participación ciudadana reglado, de acuerdo con el planeamiento. Espero que ese proceso sea interesante, participativo, y pueda contribuir a dar la solución, porque las soluciones de planeamiento son siempre soluciones colectivas, que tienen en cuenta todo lo factores y a todos los agentes. Confío en que, con toda la experiencia de participación de la gente tras el volcán, con el planeamiento haya también una participación más eficaz y efectiva. Hay que ir paso a paso y todos juntos, de forma que cada uno aporte su parte, porque nadie tiene la solución mágica. Debe ser una obra colectiva.

¿Los túneles subterráneos formados tras la erupción pueden suponer una complicación añadida a la hora de trazar las nuevas carreteras?, ¿se puede edificar sobre la lava? Teniendo en cuenta las condiciones actuales generadas por el volcán, ¿qué se puede ir haciendo ya?

Lógicamente hay complicaciones, la lava está viva aún, hay mucha temperatura, hay túneles lávicos y jameos, y las circunstancias son dispares, hay sitios más calientes donde cualquier actuación es más problemática, y hay sitios que están más fríos y las cosas son más sencillas. También es verdad que, en este momento, se dispone de tal cantidad de datos que abruma, pero se pueden hacer cosas. Por ejemplo, dicen los científicos que, sobre la superficie, no hay mayor problema para carreteras, pero para hacer edificaciones sí que debemos tener en cuenta lo que hay debajo. Es decir, que depende.

«Es prematuro saber hasta dónde y cuánto se puede intervenir, estamos a medio camino de hallar respuestas»

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¿Qué oportunidades de cambio puede traer consigo esta intervención respecto a problemas urbanísticos que ya existían antes de la erupción?

Va a haber muchos cambios. Por más que intentes volver a lo que había, por más que intentes recomponer, hay que contribuir con cosas nuevas, y es posible hacerlo. La cuestión es hasta dónde y cuánto se puede intervenir. Todavía es prematuro saber cuánto cambio va a producirse, cuánto puedes recuperar de lo que había y cuánto tiene que cambiar necesariamente. Ese equilibrio, que no sólo es territorial, sino que depende de muchos factores, es la dificultad mayor, y estamos a medio camino de encontrar la respuesta a esa pregunta. Ya hemos visto que hay zonas donde es posible intervenir sobe la colada, otras donde no es posible, y vamos siendo cada vez más osados en las intervenciones, pero todavía no tenemos la respuesta total. El planeamiento es un trabajo largo pero, en este caso, aparte de largo, es especialmente complejo. Esa es la diferencia.

Como palmero, ¿qué supone para usted liderar el plan de reconstrucción de la Isla?

Mi padre era agricultor, mi madre ama de casa, tuvieron cuatro hijos y a todos nos dieron estudios. Yo he podido hacer la carrera de Arquitectura, precisamente, gracias a ese lugar, a esa economía del plátano, a esas relaciones sociales, a ese empuje de los palmeros por superarse. Soy un ejemplo más de todo eso. Cuando terminé la carrera me planteé irme a trabajar a La Palma, pero en aquella época no podía ser porque la Isla va un poco al ralentí, no tiene capacidad de absorción de trabajo y muchos palmeros nos fuimos fuera. Esta posibilidad de trabajar ahora en Los Llanos es un honor y un privilegio porque supone contribuir en la medida de mis posibilidades a aquello que esta tierra me dio. Pero, sobre todo, para mí es una suerte poder contribuir a que La Palma tire para adelante. En ese sentido, me siento un hombre afortunado.

«Para la Isla es un momento histórico, se están poniendo muchos medios y eso puede dar la vuelta a la tortilla»

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Precisamente, uno de los temores tras la erupción era que se produjera un abandono masivo de población en la Isla. ¿Cree que sigue existiendo ese riesgo o, por el contrario, el proyecto de reconstrucción aferra más a los palmeros a su tierra?

Creo que estamos en un momento histórico en el que puede darse la vuelta a la tortilla, porque se están poniendo muchos medios para la reconstrucción, y eso es un revulsivo que debemos aprovechar. Evidentemente, es la mayor catástrofe de los últimos 50 años en territorio europeo, y pasa en una isla que estaba viviendo de forma tranquila, yo diría que en una posición horizontal. Pero es probable que las nuevas generaciones no tengan que afrontar el dilema que yo tuve en su momento. Puede que La Palma sea ahora una tierra de oportunidades, aunque hace falta mucho esfuerzo para reconstruirla, eso hay que gestionarlo y los retos son inmensos. Ha pasado un año desde la erupción, y ha pasado volando, da la impresión de que no hay resultados y sin embargo, el esfuerzo que se está haciendo es inmenso. Si mantenemos este ritmo de trabajo y lo organizamos bien, va a salir para adelante.

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