Entrevista | María Luisa Segoviano Magistrada del Tribunal Constitucional

«Hay miles de asuntos pendientes, es imposible resolverlos en quince días»

María Luisa Segoviano, ayer, en uno de los patios del Hotel Santa Catalina. | |

María Luisa Segoviano, ayer, en uno de los patios del Hotel Santa Catalina. | | / Juan Castro

María Luisa Segoviano (Valladolid, 1950) es magistrada del Tribunal Constitucional desde enero de 2023, después de años de bloqueo para renovar los miembros del mismo. Entre 2006 y octubre de 2022, lo fue del Tribunal Supremo, de la Sala Cuarta -Social-. Está en Las Palmas de Gran Canaria para participar en un congreso sobre derecho e investigación, con una ponencia sobre la protección de datos en el sector sanitario.

En este congreso participa con una ponencia sobre ‘La protección de datos en el sector sanitario’, ¿qué pinceladas puede dar de ello?

Hablaré de la protección de datos en el sector sanitario, porque quizás no hay todavía plena conciencia de lo especiales que son los datos de salud, especialmente sensibles, que están muy protegidos por nuestro ordenamiento, y que a veces no se les otorga la protección que se debiera. Ahora, a lo mejor, hay más cuidado, pero hubo una época que el acceso a las historias clínicas en los hospitales estaba al alcance de cualquier persona que trabajara ahí. 

El secreto profesional en el ámbito sanitario se puede trasladar a otros muchos ámbitos, ¿existe cada vez más concienciación o es demasiado fluida la barrera de acceso a los datos?

Creo que, desde que apareció el reglamento de la Unión Europea del año 2016 sobre protección de datos, y en nuestro país apareció la Ley Orgánica 3/2018 de protección de datos personales, no es que haya mayor conciencia, es que es una obligación legal que te impone ese respeto, esa confidencialidad de los datos, esa protección e imposibilidad de transmitirlos. Ya hemos llegado, incluso, al derecho al olvido, que apareció en Internet. En su momento, se había seguido contra una persona una ejecución, se le había embargado, se le habían subastado los bienes, y con ello se pagó lo que debía, pero en Internet no se había borrado, de tal manera que siempre que se tecleaba el nombre de esta persona, aparecía aquello que había sucedido hace bastante años, ya resuelto. Se le dio el nombre del derecho al olvido, el derecho que tiene toda persona a que sus datos sean borrados cuando ya no sea necesario que figuren en el lugar en el que estaban.

¿Con la pandemia se ha podido magnificar este problema?

Claro, el teletrabajo lo que ha hecho es multiplicar exponencialmente la utilización de herramientas informáticas. Esto también ha generado bastantes problemas de fuga de información o de seguridad. Es un tema que no se ha abordado mucho, pero hay otro que sí se ha planteado de forma muy viva: el derecho a la desconexión digital. Es muy tentador para el empresario que, si la persona trabajadora está en casa, aunque haya terminado su jornada, pues le advierta de algo o le pasa un correo o un WhatsApp, y quiera que le conteste. El derecho al descanso no es solo descansar físicamente, sino también no ser interrumpido ni inquietado por tus problemas laborales. 

En este tipo de cuestiones, se da cuenta la sociedad de lo viva que está la magistratura.

El reto que hay ahora en el mundo laboral es el de la inteligencia artificial, el trabajo a través de plataformas y lo que ello conlleva. Aunque algo se ha regulado en el Estatuto de los Trabajadores, al mismo tiempo que la Sala Cuarta dictara la sentencia sobre los ryder, veremos en el futuro otras realidades que hay, como puede ser Uber, Cabify o profesores en una plataforma.

¿Cómo ha sido el aterrizaje en el Tribunal Constitucional?

Para mí, ha sido muy suave y muy gratificante. Por otro lado, había un gran deseo en su seno de que hubiera al menos un número importante de magistrados para que pudiera funcionar con normalidad.

¿Era necesario, después de ese lapso de tiempo de bloqueo, hubiera esa renovación para devolver algo de la normalidad al Constitucional?

Lo que he percibido es que todos los compañeros nos han recibido estupendamente, con gran ilusión y con ganas de hacer cosas y que el Tribunal funcione. El presidente ya ha hecho un plan de choque para tratar de sacar adelante asuntos que llevaban un tiempo sin haberse resuelto. Estamos teniendo unos días de deliberaciones muy intensivas para ir tratando lo que estaba pendiente, pero claro, hay tanto que no se puede resolver todo en quince días. Vamos a intentar avanzar, saber qué casos se deben priorizar por la alarma social que crean, por la necesidad de que resuelvan rápido o por la importancia que tengan. 

Uno de esos asuntos que estaban pendientes y fue uno de los primeros en que tuvieron que embarcarse fue la ley del aborto, ¿cómo fue enfrentarse a una cuestión que estaba aparcada?

Hay que enfrentarse a ella muy técnicamente, se aborda todo lo que se ha planteado respecto a la ley. Había una parte que tenía una pérdida sobrevenida de objeto, es decir, que se había impugnado una parte de la ley que ya estaba derogado, así que ahí no se pudo entrar, y respecto al resto de la ley, se fue estudiando punto por punto. Todavía no está la nueva sentencia, porque el ponente que llevaba el primer proyecto, como no se aprobó, pues lo declinó. Y ahora hay una nueva ponente que estamos esperando que circule el proyecto de sentencia y señalar un pleno para ver si se aprueba el proyecto tal y como viene, si no se aprueba o se aprueba con modificaciones. 

¿Qué asuntos a destacar están a punto de salir?

Prefiero ser un poco cauta, porque hasta que los ponentes encargados de estos asuntos punteros, por decirlo de alguna manera, no tengan su proyecto hecho... Estos proyectos lleva mucho, mucho tiempo hacerlos, porque hay que estudiar y examinar cosas muy diferentes, antecedentes históricos. Es tanto tiempo, tanto estudio y dedicación, que hasta que él no nos diga que ya tiene el asunto preparado, pues preferimos esperar. Desde luego, la intención es ir sacando lo que estaba un poco dormido, sin resolver. 

«No existe una plena conciencia de la importancia de proteger debidamente los datos de salud»

Sin entrar en detalle, ¿cuáles podrían ser esos asuntos dormidos?

No lo sé, porque quien lo controla es el presidente. De hecho, yo he pedido si me podían comentar un poco cómo iba el tema laboral, que es el que más me interesa porque me he dedicado a ello, pero realmente ni lo sé. Me van a hacer los letrados un estudio, pero la verdad es que hay miles de asuntos pendientes, y no le exagero. No sé si son 10.000 u 11.000. Hay recursos y cuestiones de inconstitucionalidad que llevarán más tiempo y dedicación.

¿Cree que hay un desapego ciudadano por la justicia que pueda ser insalvable?¿Hay redención para la justicia?

Hay que acercar la justicia a la ciudadanía, y la única manera es hacer que nos entiendan, que tengamos un lenguaje comprensible, que tengamos una manera de explicar las cosas que se comprenda. Se compartirá o no, porque no siempre se podrá compartir, pero que por lo menos no parezcan resoluciones absurdas porque no se haya sabido transmitir de forma clara, coherente y sencilla el mensaje. Los destinatarios de las sentencias no son expertos en Derecho, por lo que lo ideal sería que cualquier ciudadano pueda leer tranquilamente la sentencia y entenderla. No siempre se consigue, porque el rigor técnico a veces te impide el ser excesivamente diáfono o asequible en la explicación, pero en otros muchos supuestos yo creo que sí. 

Es noticia la huelga de los letrados de la administración de justicia, ¿cómo ve el conflicto que existe?

Yo estoy muy preocupada, porque una hermana mía es letrada de la administración de justicia, y yo originariamente también tengo la oposición de LAJ, por lo que tengo una proximidad a su función, sé cuál es su trabajo y la importancia que tienen, y también que quizás ha habido épocas en las que no ha sido muy bien comprendido su trabajo, y eso ha hecho que a veces no se encuentren en muy buena situación, y que el Ministerio no haya atendido sus reivindicaciones profesionales, que son totalmente merecidas y dignas de respeto. Creo que hay que escucharles, atenderles y ver en qué se puede mejorar las condiciones. Parece que de primeras no había mucho entendimiento, y en esto tienen que intentar las dos partes acercar posiciones.

Sobre todo porque esto mete más leña al fuego con los juzgados ya colapsados de asuntos.

Lo que se pierde en un mes, se tarda en recuperar más de un año, según se suele decir. Recuperar eso supone un tiempo enorme, y Social, que ahora mismo no va tan al día como sería deseable porque hay muchos asuntos, esto le supone otro lastre más para poder seguir avanzando con la celeridad que a todos nos gustaría.

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