Tercer presidente del Gobierno de Canarias | Situación muy grave

Lorenzo Olarte repasa su carrera política: «Tengo tantas cicatrices que cualquier otra puñalada que me diesen no tendría espacio»

Para la historia de Canarias queda como, después del acuerdo al que Olarte llegó con Hermoso para ser el candidato de CC en las elecciones autonómicas de 1999, el partido propuso a Román Rodríguez en un pulso interno de última hora

Lorenzo Olarte y Jerónimo Saavedra, expresidentes del Gobierno de Canarias.

Lorenzo Olarte y Jerónimo Saavedra, expresidentes del Gobierno de Canarias. / Miguel Barreto / Efe

Ante la crítica situación del expresidente del Gobierno de Canarias Lorenzo Olarte Cullen, de 91 años de edad, hospitalizado en la Clínica Cajal de Las Palmas de Gran Canaria, este texto ofrece un repaso a su trayectoria política en sus propias palabras y en ellas recuerda las muchas puñaladas que recibió. Olarte fue jefe del Ejecutivo regional entre 1988 y 1991, vicepresidente y consejero de Turismo entre 1995 y 1999, presidente del Cabildo de Gran Canaria entre 1974 y 1979, además de diputado en el Congreso y en el Parlamento de Canarias.

Las explicaciones de Lorenzo Olarte sobre lo que vivió durante su trayectoria política son crudas. El expresidente siempre fue directo en sus apreciaciones y valoraciones políticas y nunca escondió su animadversión por aquellos que, según contaba, le «traicionaron». En sus arranques de sinceridad decía que «Tengo tantas cicatrices que cualquier otra puñalada que me diesen no tendría espacio, aunque me acuerdo de quienes me han apuñalado, me olvido de las razones. Eso hace que en mí no quepa el rencor». También: «Si fuera tan listo como dicen no habría elegido a muchas personas de confianza que fueron causantes de auténticas traiciones» o «El mayor error de mi carrera política fue confiar en personas que no eran merecedoras de mi confianza». 

Para la historia de Canarias queda como, después del acuerdo al que llegó con Hermoso tras su Presidencia para ser el candidato de CC en las elecciones autonómicas de 1999, el partido propuso a un entonces joven dirigente Román Rodríguez para la Presidencia en un pulso interno de última hora, candidato que fue elegido por la formación nacionalista en vez de Adán Martín, que sería presidente cuatro años después. El acuerdo de alternancia en la Presidencia había sido refrendado por Hermoso en una reunión casual que sostuvo con Olarte en la sala de autoridades del Aeropuerto de Gando, durante el verano de 1998. Olarte siempre reivindicó la validez de ese compromiso, que para Manuel Hermoso fue sólo una conversación informal.

Entrevistado en 2022 por alumnos de la universidad Fernando Pessoa.

Entrevistado en 2022 por alumnos de la universidad Fernando Pessoa. / Andrés Cruz

Traidores en el seno del CCN

Cuando Román Rodríguez fue desplazado de la posibilidad de repetir como candidato y se impuso la candidatura de Adán Martín, Olarte no se mordió la lengua y acusó a Julio Bonis y Luis Hernández, consejeros en su gobierno y en el de Manuel Hermoso, de ser los «verdaderos dinamitadores» del Centro Canario Nacionalista. Para Lorenzo Olarte, resultaba «extraño» que quienes hablaban de «bomba de relojería» en CC, en alusión a Luis Hernández, «no se den cuenta de que ellos han bombardeado el CCN por medio de un acuerdo establecido entre ATI e ICAN», cuyo objetivo sería «repartirse» el poder político que se puede obtener a través del proyecto de la coalición nacionalista. 

Olarte consideraba que el proyecto centrista había quedado «malparado» al dividirse en dos corrientes lideradas por Ignacio González y Luis Hernández. González Santiago continuó con el proyecto del CCN varios años más y se presentó a las elecciones autonómicas con Olarte como presidente de honor, pero las urnas no respondieron y los principales dirigentes del partido acabaron encausados en la llamada Operación Hubara.

El desmantelamiento de CC en Gran Canaria

En la alambicada política autonómica de aquellos años Olarte acabó fuera de la órbita de Coalición Canaria al imponerse el acuerdo entre el sector de ATI e Ican. La crisis acabó también con la ruptura de la formación nacionalista en Gran Canaria al irse Román Rodríguez y crear Nueva Canarias, lo que supuso un golpe que a la larga también acabó con la carrera política de José Carlos Mauricio en las elecciones de 2007. 

Pese a las profundas diferencias que tuvieron expresidentes como Saavedra, Olarte o Hermoso siempre se respetaron mutuamente y compartían tertulias sobre cómo transcurrieron aquellos primeros años de la autonomía con buen humor y sin rencores. En sus últimos años Olarte, como otros protagonistas de esa etapa, reivindicó el espíritu de la Transición, es decir, hacer del diálogo y el encuentro con el adversario la norma para alcanzar acuerdos. También defendía la necesidad de unos segundos pactos de La Moncloa para llegar a un consenso entre los partidos parlamentarios sobre los grandes asuntos de Estado. 

Sombras en su gestión

Además de sus logros en el Gobierno, tanto en su etapa como presidente como de vicepresidente, también las sombras se cernieron sobre su gestión por determinados casos, entre ellos Puerto Marena o el caso Tindaya. El primero de ellos fue denunciado en 1990 por el diputado de Izquierda Unida Canaria Antonio González Viéitez como presunto autor de un delito contra la Hacienda Pública, en relación con la tramitación del impuesto sobre sucesiones patrimoniales de la urbanización Puerto Marena, de la que Olarte era comunero.

El proceso fue archivado en abril de 1991 por el magistrado Manuel Alcaide, sin superar la fase de diligencias previas. El caso de Tindaya también salpicó al dirigente centrista por el gasto de dinero público sin que se realizase la obra imaginada por Chillida en la montaña majorera, caso que también fue finalmente archivado.