Adiós a Lorenzo Olarte, expresidente y líder centrista

El expresidente del Gobierno canario Lorenzo Olarte Cullen falleció a última hora del viernes, 2 de febrero, en la capital grancanaria a los 91 años tras agravarse su estado de salud. Su última aparición pública fue hace dos meses, en noviembre, precisamente para acudir a la capilla ardiente del también expresidente Jerónimo Saavedra, fallecido en noviembre, en las Casas Consistoriales de Santa Ana junto a otros expresidentes del Ejecutivo autonómico. Desde que empeoró su salud sus hijos han estado arropándole junto a su viuda, María Lecuona, mientras que los hijos que residen fuera de la isla han regresado para estar junto a su padre en sus últimos momentos.

Con la muerte de Olarte Cullen han fallecido tres expresidentes de la Comunidad Autónoma. Adán Martín (presidente entre 2003 y 2007) falleció prematuramente en 2010 debido a un cáncer. Ahora en el espacio de poco más de dos meses han muerto Jerónimo Saavedra (1983-1987 y 1991-1993) y Lorenzo Olarte (1988-1991) con 87 y 91 años de edad, respectivamente.

Velatorio de Lorenzo Olarte

Olarte llegó a lo más alto de la Comunidad Autónoma siendo vicepresidente del Gobierno cuando el presidente, Fernando Fernández, perdió una moción de confianza. Pero también fue uno de los políticos canarios más destacados en la Transición española tras ser procurador en las cortes franquistas. Fue consejero del presidente Adolfo Suárez, fue testigo del alumbramiento de la Constitución española de 1978 y tuvo que tirarse al suelo cuando Antonio Tejero asaltó el Congreso en febrero de 1981.

Canarias despide a uno de sus principales referentes políticos y arquitecto de la construcción de la autonomía canaria junto a Saavedra. Fue una etapa convulsa en la que estaba todo por hacer y ambos sentaron las bases del desarrollo de los principales asuntos de las Islas. A Olarte le tocó lidiar con el pleito insular a cuenta de la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) pero también con el enfrentamiento que mantuvo con el Estado por la entrada de Canarias en la Comunidad Económica Europea (CEE) o la reforma del Régimen Económico y Fiscal (REF).

Antes de llegar a la Presidencia del Gobierno fue el primer presidente del Cabildo de Gran Canaria en el inicio de la democracia (1974-1979). Fue también presidente de la Caja Insular de Ahorros y de la extinta compañía aérea Aviaco.

Lorenzo Olarte intentó ser presidente en dos ocasiones más pero ninguna cuajó. En 1991 el pacto entre el PSOE y las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC) frustró sus aspiraciones de revalidad la Presidencia, mientras que su intento de ser candidato en 1999 tras la etapa de Manuel Hermoso también decayó por lo que él siempre consideró una «traición» de ATI e Ican. Una jugada de última hora con su propuesta de que el candidato fuera Román Rodríguez evitó que Adán Martín sucediera a Hermoso. 

 Antes de este episodio relevante de la historia autonómica de las Islas, Olarte fue protagonista de la fundación de Coalición Canaria junto a Manuel Hermoso, José Carlos Mauricio y otros dirigentes insularistas. Entre 1995 y 1999 fue vicepresidente del Ejecutivo y consejero de Turismo, Transportes y Seguridad. La pugna protagonizada para suceder a Hermoso y el enfrentamiento político que tuvo con Mauricio y otros dirigentes de CC acabó con Olarte fuera de la formación nacionalista. En 2003 anunció su retirada de la vida política pero nunca la dejó del todo, aunque no con el mismo protagonismo que tuvo en las décadas anteriores.

 El dirigente fallecido siempre se situó en el centro político. Perteneció a Unión de Centro Democrático (UCD), Centro Democrático y Social (CDS) y posteriormente se reinventó y fundó el Centro Canario Nacionalista (CCN), formación que terminó en la bancarrota tras el fracaso electoral que cosechó en los comicios autonómicos de la mano de Ignacio González. En los últimos años también fue presidente de Ciudadanos de Centro Democrático (CCD).

Cuando se retiró con 71 años consideró que ya tenía saldada «la deuda que cualquier canario pueda tener con su tierra» y que dejaba la política «con la satisfacción del deber cumplido». Desde entonces el expresidente se dedicó a escribir sus memorias y a contar sus vivencias durante los años que estuvo en primera línea y una parte destacada de la trastienda política de esos años de ebullición en los que se forjó el desarrollo de la autonomía canaria. Nunca tuvo pelos en la lengua para contar anécdotas y vivencias durante su etapa en la política, para alabar pero también para criticar a tirios y troyanos y tampoco escondió los problemas económicos que tuvo en el ocaso de su vida y que le obligaron a vender algunas de sus propiedades. Con su marcha se va una etapa clave en la historia autonómica de Canarias, en la que su arrojo supuso la primera confrontación política que mantuvo Canarias con el Gobierno del Estado.