El Real Madrid se divierte con el Granca (105-85)

Los claretianos suman su quinta derrota en los últimos seis partidos ligueros, cede 20 puntos de average y el billete copero comienza a ser un problemón | Khalifa con 18 puntos se exhibe en el partidazo de Tavares, que anota 21

David Rodríguez

David Rodríguez

Que el Real Madrid le gane al Granca no supone ninguna sorpresa. Entra dentro de lo normal dada la diferencia que existe entre los dos clubes. Ahora, que lo haga de veinte puntos cuando cada canasta cuenta para los posibles desempates de cara a la clasificación copera, no es normal. Un segundo cuarto horrible del conjunto claretiano allanó el triunfo blanco, que solo tuvo que mantener el tipo en la segunda mitad para divertirse con el equipo amarillo (105-85).

Superó la centena en contra por primera vez el Gran Canaria y confirmó que por mucho que Jaka Lakovic se empeñe en que su equipo debe construirse desde la defensa, sus jugadores no están captando la filosofía del esloveno. En el último mes la media de puntos encajados es de 95. La cuesta abajo es imparable y la Copa se comienza a evaporar con un vagón de seis equipos luchando por la octava plaza.

Entre Tavares y Poirier se bastaron para triturar al equipo amarillo. El caboverdiano alcanzó los 21 puntos, con 13 de ellos en el tercer cuarto; mientras que el francés se quedó en 15 y 6 rebotes. Una lucha de pívots, en el que Khalifa Diop estuvo a la altura con 18 puntos y 5 rebotes para que los ojos de la NBA vuelvan a posarse sobre él en un partido de este calibre.

El problemón que se te presenta cuando juegas contra el Real Madrid es que por mucho que tenga un quinteto que no está conjugándose de la mejor manera, el entrenador blanco decide agitar la coctelera y el desfile de jugadores que va pasando por la pista amedrenta al 95% de los clubes de la Liga. Cualquiera de los hombres de la plantilla merengue sería una de las primeras espadas del Granca.

En ese repertorio de cromos, las virtudes son infinitas. Si Tavares comenzó dominando la pintura con 8 puntos en el primer cuarto y Lakovic detectaba la laguna que tenía cerca del aro con lo que responder con Khalifa, Chus Mateo pasaba página del libreto de estratega. Balones por fuera del arco para una circulación rápida con la que explotar sus amenazas exteriores.

Sin embargo, por mucho que el Real Madrid llegara al partido con el récord de triples en la Euroliga con 18 anotados frente al Maccabi, el aro se le estaba cerrando con los lanzamientos lejanos. Tan solo uno transformado en seis intentos. Cuestión que aprovechó el Granca para no desengancharse del marcador desde el comienzo del encuentro.

El primer susto le vino después de tres minutos disputados, cuando Jaka pidió el primer tiempo muerto para frenar el 11-2 de inicio. Pero desde ahí, el equipo insular se pegó a la matricula del Madrid. En menos de dos minutos el tanteador ya iba 13-13 y desde ahí la igualdad fue máxima hasta el 25-23 con el que se cerró el periodo.

Pero hasta ahí aguantó la cercanía numérica. Nada más regresar a pista el plantel blanco comenzó a moverse como un torbellino sobre el parqué del WiZink Center. Dos triples, uno de Musa y otro de Llull, más seis puntos seguidos de Vincent Poirier noquearon a los claretianos, que comenzaban a verse con los dos dígitos de diferencia en el tanteador sobre ellos.

Teniendo en cuenta el fondo de armario del Madrid, si en el primer periodo fue Tavares el que lo jugó completo, en este segundo fue Poirier el que sumó los 10 minutos. A través de los pívots es como se gestan los ataque blancos y así lo reflejaba Vítor Benite en la entrevista con Movistar al descanso. “Tienen mucha calidad con sus jugadores altos y les es muy fácil jugar con los bloqueos, tenemos que estar más tranquilos y no saltar tanto como lo hemos hecho con Musa en este cuarto”, expresó el brasileño. El parcial del segundo cuarto, determinante: 25-13.

Con esos bloqueos directos Olek Balcerowski estaba perdido en la primera mitad. El polaco se llevó más de una bronca de Lakovic al no saber leer los movimientos defensivos que le mandaba el esloveno y era Khalifa quien tenía que exprimirse hasta el descanso con 14 minutos en pista. Los que empleó para sumar 8 puntos, aunque tan solo capturó un rebote.

Ahí residió una de las grandes diferencias de los dos primeros cuartos, en los que al entretiempo se llegó con 50-36 en el luminoso, dado la comparativa de rechaces entre los dos conjuntos. 21 para los locales por tan solo 12 de los amarillos. Entre tantas dobles oportunidades, los capitalinos aprovecharon para abrir brecha.

“Tenemos que ser más agresivos y tener más energía si queremos competir este partido”, comunicó Lakovic antes de arrancar la segunda mitad. Lo había advertido el esloveno el viernes en la previa del encuentro y lo volvía a repetir durante el mismo. Si este equipo no consigue sudar sangre en defensa, pocas opciones de ganar tiene y la proyección del marcador volvía a apuntar a la centena un día más en el último mes negro del Granca.

Edy, sin piedad

No consigue el entrenador claretiano que su mensaje cale en sus pupilos. Después del segundo cuarto estrepitoso perpetrado, el comienzo de la segunda mitad se desarrolló por los mismos derroteros defensivos. Salvo por un arreon final en el tercer periodo para maquillar los veintidós puntos de diferencia que llegó de máxima (68-46) el equipo blanco, las sensaciones fueron de endeblez continua en manos del Madrid.

Tavares se desmelenó en este cuarto con 13 puntos en su tarjeta. De todos los colores las metió el caboverdiano. Una lección de juego forjado en La Vega de San José que le enseñó a sus antecesores, Olek y Khalifa el camino que tienen que proseguir para llegar a la estela de superestrella que cuelga sobre los hombros del Gigante de Maio.

De Edy a Vincent. En el último cuarto, al que se llegó con 76-60, el francés cogió el testigo del africano e hizo lo que quiso en la zona coloreada cercana al aro. Desde los hombres altos volvió a maniatar Chus Mateo al equipo amarillo. Dentro, fuera, abrir el endeble entramado defensivo claretiano que con un soplido se diluía entre las sonrisas madrileñas.

Tanto chorreo le cayó en la cara al Granca que tenía el objetivo al final del partido de intentar perder de la menor cantidad de puntos para el average llegada la jornada 17 y haya que sacar la calculadora para los desempates que otorguen el billete copero.

Las caras de incredulidad se apoderaron de los claretianos en el último cuarto viendo cómo el Madrid era imparable aun teniendo el partido más que ganado. La impotencia era palpable en los rostros insulares, que tenían que admitir que los hombres que tenían enfrente se habían impuesto en todos los registros y encima se estaban gustando con acciones ofensivas.

Finalmente, hasta Lakovic tuvo que admitir la superioridad infinita del rival durante la mañana. “El Madrid es muy bueno. Hemos cometido errores muy muy básicos cuando hemos hecho una pequeña remontada para pensar en meternos en el partido. Son mejores, nosotros tenemos que mejorar”, resaltó el entrenador esloveno mirando el definitivo 105-85. Veinte puntos de diferencia que consiguió gracias a una última jugada diseñada desde la pizarra para que Brussino anotara un triple que quien sabe… puede valer su peso en oro en el basketaverage.

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