La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La gratitud de los mirlos

El artista asegura que cuando se anda por La Laguna "uno se siente que se adentra en una enciclopedia"

La gratitud de los mirlos Rubén Acosta

“Con La Laguna me quito el sombrero, y mira que siempre lo llevo a todos lados”. El artista lanzaroteño Santiago Alemán gasta una socarronería muy conejera mientras ejerce de cicerone por los calles de la ciudad donde estudió Bellas Artes. El pintor asegura que “cuando caminas por aquí sientes que te adentras en una enciclopedia” por la acumulación de joyas arquitectónicas que atesora un casco declarado Patrimonio de la Humanidad. En su caso particular, cada paso le conduce también hacia los callejones de la memoria.

Y en ese caminar el empedrado deviene de pronto en un sendero de tierra, uno de los caminos de Mesa Mota que serpenteaba entre la arboleda. Una vez, de caminata con sus amigos, cayó a sus pies un mirlo. Santiago lo alimentó con higos, gofio de millo y lombrices. “Se quedaba dormido a los pies de la cama. Y creció y finalmente voló”, rememora dejando claro que La Laguna es también patrimonio de todos los pasados de quienes un día la habitaron. El presente está sobrevolado constantemente por el ayer, proyectando a veces la sombra de un mirlo agradecido.

Santiago se detiene de cuando en cuando, saca su lápiz y su libreta. Reflexiona, toma notas, dibuja. Con este afán ha recorrido las ocho islas hasta dar forma a su último libro, Arquitectura Tradicional de Canarias. Un recorrido a través del dibujo. “Puedo decir que el ochenta por ciento de lo que refleja la obra ya ha desaparecido”, recalca con rabia y pena. Por eso valora el respeto de La Laguna hacia sus valores arquitectónicos. “Aquí se han preocupado, es una verdadera maravilla. El único pero es que en la Plaza del Adelantado han ubicado un Palacio de Justicia cuyo valor no discuto. Pero como decían mis abuelos, un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio. Siempre tiene que haber algún garbancito malo en el potaje”, aunque concede que el potaje es bueno.

“La Laguna me ha servido para recoger modelos que aparecían ante mis ojos me metiera por donde me metiera”, por esos empedrados donde resuenan en su cabeza las viejas parrandas y reaparecen las casitas de comida donde acudían los estudiantes como bandadas de gorriones, la infinita belleza lagunera, la ciudad hecha de piedra que se recorre igual que se lee, calle a calle, página a página.

Paseo histórico

Santiago Alemán recomienda pasear con tranquilidad por calles peatonales como la calle San Agustín y Poeta Viana, donde se concentran edificios de un enorme valor histórico y artístico.

Barroco tardío

Bajo su punto de vista, una de las grandes joyas de La Laguna es el Palacio Episcopal, en especial por “sus valores del barroco tardío”. También destaca la sede del Consejo General de Canarias.

Los 'Artilleros'

El bar la Artillería mantiene su nombre. Santiago recuerda que el viejo local tenía una zona de tierra donde se reunían los estudiantes a parrandear mientras les despachaban vino y roscas.

Compartir el artículo

stats