El poeta vasco, residente en París, Francisco Javier Irazoki, es uno de los grandes expertos y admiradores de la obra de Félix Francisco Casanova. De hecho, ha sido él quien ha rescatado un poema inédito del autor palmero para la nueva edición de Demipage y ha sido él quien ha animado a la editorial madrileña a realizar esta reivindicación del canario. Realmente, Demipage ha recuperado la obra de Casanova tras dos anteriores ediciones que ayudaron a difundir la producción del genio maldito, pero no hicieron justicia a su mayúsculo talento literario. La primera fue a cargo de Manuel Padorno y Josefina Betancort en 1975 y la segunda por Hiperión en 1990.

Pero la fascinación de Irazoki por Casanova se explica desde el primer instante en que éste lee Don de Vorace en 1975 y viaja a Canarias con el objetivo de indagar en los originales que poseía Manuel Padorno y su esposa. "De vuelta al país Vasco", recuerda el poeta, "di a conocer a unos compañeros surrealistas de un grupo llamado Cloc la obra de Casanova y se convirtió en el miembro póstumo del grupo", añade. Para Irazoki, al igual que los surrealistas franceses utilizaron a la figura de Lautréamout como su modelo, "nosotros utilizamos a Casanova como el mejor ejemplo de esa literatura honda e inteligente que también queríamos reivindicar".

El poeta vasco se deshace en elogios a la hora de analizar la figura del palmero. "Fue un personaje fascinante, que ejercía un gran magnetismo y un influjo a la gente que estaba a su alrededor", señala, "de una gran cultura que abarcaba todos los ámbitos artísticos". Aparte de Rimbaud, el poeta señala similitudes claras con Lautréamout, ya que Casanova era un chico muy poderosos con "una gran hondura y un gran misterio, al nunca acabas de definir".

Irazoki recomienda la lectura de El don de Vorace a todos aquellos que quieran tener un clásico inquietante como pocos de la literatura española del siglo pasado. "Es un libro del que nunca acabas de decir 'lo he entendido', siempre tiene más cosas para ofrecerte en una nueva lectura". Para el poeta vasco "la buena literatura siempre es inquietante", pero Casanova tiene "unos registros muy variados y un estilo mágico y por eso llegas a la última palabra y te preguntas '¿Y esto qué es?' Es un material abierto donde el lector se queda boquiabierto sin saber con exactitud lo que ha leído".

Irazoki, a pesar de tener más o menos la misma edad de Casanova, no llegó a conocerlo personalmente, pero sí coincidieron los dos realizando crítica musical en la revista DiscoExpress al que Casanova mandaba comentarios y poemas desde Canarias. "Eran una persona muy brillante intelectualmente y con un amor por la música muy amplio", señala. "Era un melómano con mucho interés por el rock progresivo que practicó con el grupo Hovno, alguien que atraía a la gente y a aquellos que tenían inquietudes artísticas. Los mejores especialistas de la crítica musical del país se quedaron embaucados por su estilo y su gracia, por su intuición, su conocimiento, su frescura y su capacidad para transmitir las cosas".

La habilidad literaria del canario se explica por su interés en todos los campos de la cultura, ya que "leía muchísimo, algo que sabemos por el diario Yo hubiera o hubiese amado, y le interesaba el jazz y la música clásica". Para Irazoki, Casanova tiene todos los ingredientes para ser un clásico, por la calidad de su obra, su figura misteriosa, por ese final inquietante y porque "sus poemas parten de elementos muy modestos que te emocionan y cortan el aire", añade.