Joe Sacco fue un joven que como todos hizo tonterías y de adulto tiene la virtud de autoparodiarse en sus viñetas. En El rock y yo aparece primero como corresponsal durante la gira de una banda a principios de los noventa y luego pasa a ridiculizar todas las desventuras a las que se somete quien, por ejemplo, se deja al pelo largo como acto de rebeldía, o quiere conocer a una estrella de rock, e incluso se burla de la vida de un maduro fan de los Rolling Stones. Sacco aparta el humor en el final para recuperar su crítica aguda relatando en El blues chungo la penosa vida de un cantante de este género musical en el sur de Estados Unidos. Según avanza El rock y yo las viñetas se hace más pequeñas, pero el final contiene dibujos de portadas de discos, carteles de locales y anuncios de conciertos creados por el autor que nos vuelven a mostrar que Sacco es un ilustrador genial.
En directo
Última hora y reacciones al posible anuncio de dimisión del presidente Pedro Sánchez