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Música

El reencuentro entre dos amigos

El concierto sinfónico de Luis Morera cuenta con Manuel González en la dirección artística

El reencuentro entre dos amigos

La producción de Morera Sinfónico, el recital que se celebrará hoy y mañana en el Auditorio Alfredo Kraus, cuenta con Manuel González -líder de Mestisay- en la dirección artística. El músico, compositor y productor independiente tiene en su haber algunos de los éxitos más sonados de la música popular de Canarias de los dos últimos decenios y, a menos de 24 horas para la primera función, explica las claves de un espectáculo que celebra la onomástica del carismático solista palmero y líder de Taburiente Luis Morera.

González, de entrada, se deshace en elogios sobre el protagonista de la velada. "Morera", explica, "es un eslabón fundamental de una cadena singularísima de nuestro patrimonio inmaterial que comienza con Valentina". "Es un intérprete", agrega, "y compositor de una singularidad difícil de encontrar". "Aparte de esa curiosidad creativa, no hay que olvidar sus extraordinarias condiciones vocales o el olfato con el que maneja el poso de la tradición musical canaria para llevarlo a otro lado sin que pierda su esencia", subraya.

El espectáculo lleva a Morera a al terreno sinfónico, una zona en la que el componente de Mestisay apunta que los arreglos funcionan "fantásticamente". "De los más veteranos arreglando para sinfónico, como Hope y Solana", considera, "se espera siempre calidad". "Pero los canarios -Germán Arias, Julito Tejera, Manolo Bonino y José Brito- hacen orquestaciones preciosas", recalca antes de señalar que "arreglar para una formación de setenta músicos, por inhabitual, excita mucho a un orquestador y eso puede tener un punto de peligro en el resultado final. Pero no es el caso".

Entre apuntes técnicos y elogios a la estrella de la noche, González descubre algunos detalles del repertorio, una lista de canciones que irá un poco más allá del cancionero de Morera y Taburiente. "Habrá algunos títulos ajenos, como María la Portuguesa, de Carlos Cano, Gracias a la vida, de Violeta Parra o canciones de otros autores que han sido elegidas con la complicidad de Luis y por su forma de cantar esas melodías o por el contenido de los textos". "Están también", afirma, "las emblemáticas de Taburiente y algunas del propio Luis como Habana, que le grabó Bosé con Alejandro Fernández hace años. Y no faltarán canciones de Néstor Álamo".

Cuestionado sobre qué habría comentado (o sentido) Néstor Álamo sobre la interpretación de sus temas con el sello de Morera, Manuel González no duda al asegurar que "se hubiese vuelto loco con su forma de cantar sus canciones, en la frontera de lo que Luis llama 'el pensil palmero' y la cosa entre barroca y amanerada de los cuadros de Néstor el pintor". "El mundo creativo de Luis -también su pintura, su escultura o su obra como diseñador de espacios públicos- mira mucho a Néstor Martín", resalta.

Invitados

Morera no estará solo en el escenario. "Lógicamente", admite González, "estarán sus compañeros de Taburiente, tan importantes en su vida; además, Olga Cerpa, a la que adora. Y los timplistas Germán López y Hirahi Afonso, además de las sopranos Estefanía Perdomo y Mayte Robaina y el coro de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria". "También habrá", adelanta, "alguna sorpresa de última hora".

Entre las canciones del repertorio, el músico y productor grancanario destaca que "Morera cantará una especie de malagueña a capela que dedicó a César". "Le pedí a Yónatan Sánchez, profesor del Conservatorio Superior de Canarias", confiesa González, "que hiciese un arreglo para acompañarlo con coro. Creo que el resultado es estremecedor". "También convencí a Luis", observa, "para hacer La última folía -con aquel recordado recitativo-, grabado en su época de Barcelona en el disco, La contra, alimentario para Taburiente pero que gustó mucho en Canarias en su época".

Antes de recalar en Gran Canaria, el proyecto pasó por Tenerife. La cita en La Laguna fue, para Manuel González, "como esperábamos, histórica y emotiva". "Luis, que no suele ponerse nervioso", reconoció, "esa noche estaba hecho un flan?". "Era lógico, por otra parte"; apuntó, "porque es una responsabilidad muy grande esa de enfrentarse a un concierto de dos horas que es como el resumen de tu vida, con una formación sinfónica y diez mil personas delante de ti".

Pero por encima de todo, las de mañana y el sábado serán dos noches en las que dos amigos se reencontrarán alrededor de ese fuego que es la música. "Todo comenzó cuando lo invité a grabar una versión de La Noche de Arguineguín con Olga, que ha quedado como canon, y aquello encantó a una parte de público que hasta entonces quizás no se reconocía suficientemente en él". "Es muy celoso de su criterio artístico", confiesa, "pero desde esa ocasión me deja hacer cuando le propongo algo".

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