El artista Alberto Manrique de Lara y Díaz (Las Palmas de Gran Canaria, 1926) ha fallecido este miércoles a los 91 años. El pintor y acuarelista grancanario fundó a comienzos de la década de los años 50 del siglo pasado, junto a Felo Monzón, Juan Ismael y Manolo Millares, el grupo L.A.D.A.C. ("Los Arqueros del Arte Contemporáneo"). Con él se va el último de los arqueros, ya que todos los otros tres fundadores del grupo hace tiempo que desaparecieron.

Fue en esos años en los que se organizaron exposiciones, tardes artísticas e innumerables eventos culturales. Continuó entonces su colaboración en las ilustraciones de 'Planas de Poesía'.

Dotado de un extraordinario talento para el dibujo, alternó su actividad artística con su profesión de aparejador. Manrique de Lara vivió casi toda su vida en la capital grancanaria, en donde ha fallecido este miércoles, excepto cuatro años de residencia en Madrid, mientras estudiaba Arquitectura por deseo de su padre. Años después, confesaría que abandonó los estudios porque no le gustaba la carrera. "Te metían a estudiar tantas matemáticas que acababas loco", comentó en alguna ocasión. Sin embargo, Madrid le sirvió para completar su cultura, sobre todo artística.

A su regreso a Gran Canaria e impulsado por su padre, se hizo aparejador y comenzó a trabajar como colaborador con arquitectos como Miguel Martín-Fernández de la Torre, Manolo Roca y Pedro Massieu. Entre otros trabajos, diseñó uno de los primeros bares que se construyeron en Playa del Inglés. Fueron años de intenso trabajo que siempre compaginó con la pintura, hasta que en 1975 decidió dedicarse exclusivamente a la pintura.

En 2015 el artista recibió de manos del alcalde Augusto Hidalgo el título de Hijo Predilecto de la ciudad y comentó entonces que le habría hecho más ilusión diez años antes.

Las acuarelas de Alberto Manrique están estrechamente ligadas a la memoria de todos los canarios, pues ya sean originales o en reproducción forman parte de la decoración de hoteles, apartamentos, oficinas y viviendas.

En el último reportaje publicado sobre su figura en La Provincia, Manrique revelaba que para él pintar era tan necesario "como respirar", al tiempo que expresaba su intención de morir con los pinceles en la mano. "Mientras me sea posible, no pararé" porque "aún me quedan muchos colores que mezclar", decía.

Autor prolífico, a través de cientos y cientos de obras -dibujos y pinturas- que elaboró a lo largo de su vida, se dedicó a numerosos estilos y son varias las etapas y registros que abordó, desde el surrealismo, al simbolismo y el constructivismo, pasando por la figuración y el realismo fantástico. Todo ello, empleando distintas técnicas, en especial la acuarela y el óleo.

No consideraba imprescindible tener un estilo propio, sino pintar a gusto. "Hago lo que me gusta y lo que me divierte. No sé a qué vertiente o época pertenezco, ni me importa. N oquiero ser ni moderno ni antiguo, yo lo que quiero hacer es pintar", comentaba.

Casado con Yeya Millares Sall -hermana de los también pintores Manolo, Jane y Eduardo Millares 'Cho Juaá', de los poetas Agustín y José María, así como del músico Totoyo Millares-, Alberto Manrique era padre de ocho hijos, seis hombres y dos mujeres.

En su última entrevista publicada en este periódico el 21 de enero pasado hacía un repaso a trayectoria. Explicaba que pasó de los paisajes en la acuarela a inventar situaciones caóticas. También hablaba con enorme cariño de su labor de enseñanza. Todavía hace dos meses, seguía dando clases a varios alumnos. Algunos de ellos llevaban diez años pintando con él.