La Provincia - Diario de Las Palmas

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Canarismos

Más vale poco que nada

Este refrán advierte con buen juicio que conviene no despreciar las cosas por pequeñas que sean, como tampoco por la escasa calidad o cantidad de las mismas porque peor podría ser la carencia total de ellas; de igual manera que no se debe rechazar un asunto de poca enjundia económica o de escasa ganancia o cualquier oportunidad que se nos presente en este aspecto, aunque el lucro sea exiguo, cuando su renuncia no suponga beneficio alguno.

En cuanto a su origen, parece tratarse de un aforismo ya presente en la tradición latina: melius est il quam nil. Su carácter universal resulta evidente y prueba de ello es que se registra en la práctica totalidad de los acervos aforísticos de las lenguas romances (además de en otras lenguas), con expresiones casi idénticas al español: "mieux vaut peu que rien", "meglio poco che niente", "mais vale pouco que nada" o "val més aixó que res".

Aparece registrada por primera vez en Castilla, en una compilación de mediados del siglo XIV, los Proverbios morales, de la que es autor el poeta judío sefardí rabí Sem Tob: "Non dezyr nin fazer,/ non es cosa loada, /quanto quier de placer,/ más vale algo que nada". Viene aquí referido al valor de las palabras frente a los hechos. El término "algo" puede tener un significado abstracto o indeterminado o puede actuar como sustantivo (hoy en desuso) para referirse tanto a bienes o hacienda como a dinero. A partir del siglo XV vuelve a reaparecer el dicho en los refraneros, asociado a bienes o fortuna o en el sentido de proteger la propia hacienda. Con este significado lo recogen varios paremiólogos en diversas compilaciones de los siglos XVI y XVII. Incluso Cervantes lo pone en boca del ingenioso hidalgo en uno de los pasajes del Quijote.

Pero más allá de su origen, lo cierto es que este modismo aforístico se ha acomodado al habla de las Islas con cierta facilidad, si consideramos lo recurrente del dicho en el hablar común de su gente.

Con ello se advierte, en forma de oración comparativa, que no se deben despreciar las cosas por muy pequeñas o por la poca entidad que posean. No plantea aquí sin embargo -en nuestra opinión- el antagonismo entre la escasez y la abundancia, sino que trae a colación el contraste de una situación de escasez o "no abundancia" frente a la hipotética ausencia total de cualquier otro recurso. El dicho, aunque en cierto modo conformista, no está exento de cierto positivismo, por cuanto su sentido práctico apuesta por resaltar los aspectos efectivos que una situación, a priori adversa, pueda suponer. "A buen hambre no hay mal pan (o no hay pan duro)" o "mejor pan duro que ninguno" rezan dos aforismos antiguos y afines al anterior que mantienen un significado similar: cuando la necesidad aprieta, hay que conformarse con lo que se tiene y no despreciarlo, sino aceptarlo con gratitud.

Y es que a falta de pan?

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