"Yo tenía que haberme ido a Madrid, pero me quedé aquí", comentaba este sábado en el Monopol el director Ramón Saldías (de origen vasco pero residente muchos años en Canarias), durante el coloquio que siguió a la proyección de su película de 1979 'El camino dorado'.

Se nota que en el cine canario ciertas cosas no han cambiado tanto como deberían en estos cuarenta años. Aún así, hay motivos para contemplar con optimismo el futuro, si nos atenemos a la radiografía, parcial pero representativa, que arrojan las proyecciones de este primer fin de semana del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.

El viernes por la mañana, horas antes de la gala presentada por Cayetana Guillén Cuervo, el Festival arrancaba con un pase de 'Milagros', de David Baute. Este realizador tinerfeño, de quien pudimos ver hace pocos años también en la sección Canarias Cinema su trabajo sobre el naturalista Telesforo Bravo, traza aquí el retrato de una familia del municipio de Garachico: la madre (la Milagros del título) y sus cuatro hijos. Todos ellos tienen algún grado de discapacidad psíquica, y el documental no deja de ser un estudio de su proceso de integración social. Merece la pena, no obstante, remarcar la sobriedad que Baute imprime a las imágenes, consiguiendo que miremos y conozcamos a estas personas más allá de etiquetas, prejuicios y paternalismos. Por eso mismo chirria escuchar en una escena la versión tanguera que Bebe hizo de 'A quién le importa': es un subrayado innecesario, y uno de los escasos deslices que se pueden achacar a la película.

Prosiguiendo con el énfasis en el género documental que, como viene siendo habitual, caracteriza a la sección oficial de largos de Canarias Cinema, el sábado le llegaba el turno a 'La ciudad oculta' de Víctor Moreno, el autor de 'Holidays' y 'Edificio España'. En este caso cabe hablar de documental en el sentido más abstracto del término, o incluso de 'documental de inmersión', porque 'La ciudad oculta' es una auténtica experiencia sensorial ambientada en el subsuelo de las grandes urbes. Ante todo, Moreno transmite fe en la capacidad del cine para, en este mundo tan saturado visualmente y siguiendo a Werner Herzog, descubrirnos nuevas imágenes. Y también, podríamos añadir, para desvelar lo extraordinario que se esconde a nuestros ojos en el entorno cotidiano. Por ejemplo, a unos pocos metros bajo tierra. Ya ven que resulta fácil perderse en abstracciones al escribir sobre 'La ciudad oculta', de modo que me limitaré a destacar la impresionante factura técnica que exhibe la película, desde la fotografía del también productor Jose Ángel Alayón al diseño de sonido.

Al hilo de lo cual, cuesta escribir siquiera unas líneas sobre 'La estrategia del pequinés', que se estrenó también el sábado, fuera de concurso y de la sección Canarias Cinema. Lo digo desde el gran respeto y simpatía que siento tanto por el director Elio Quiroga como por el autor de la novela original, Alexis Ravelo (el guión lo firma Quiroga junto a David Muñoz). Se puede discutir hasta qué punto estamos ante una buena adaptación del libro, y que si Kira Miró, esto, o Kira Miró, lo otro. Pero preocupa mucho más que una película que cuenta con un importante respaldo de instituciones públicas presente fallos técnicos puntuales pero flagrantes. Unos fallos que, da la sensación, se intentaron solventar en el proceso de montaje y posproducción con no demasiada fortuna. Me refiero a escenas donde se oye mal la voz de un actor, peleas editadas a trompicones, y al uso en ocasiones gratuito de la pantalla partida. La película, eso sí, mejora una vez supera la primera media hora. En cualquier caso, es una pena, porque parecía que 'La estrategia del pequinés' iba a situarse en una tercera y necesaria vía entre las megaproducciones foráneas y el cine independiente de directores isleños. Solo deseo que esta sea la primera de otras muchas adaptaciones de la obra de Ravelo, y que las que vengan sean más acertadas.

Con apoyo institucional o no, a día de hoy sigue costando que creadores asentados en Canarias saquen adelante una película de ficción. En 1979, sin embargo, aquello debía de ser poco menos que una odisea. De ahí que mereciera la pena celebrar en el marco del Festival el aniversario de 'El camino dorado', considerado el primer largo de la etapa moderna de nuestro cine. Saldías aprovechó su experiencia rodando un documental sobre Alcohólicos Anónimos para escribir el guión de esta película de denuncia social, que cuenta con algún rostro conocido en el reparto, como el de Terele Pávez. La mayor virtud de 'El camino dorado' (el título hace alusión a la falsa esperanza de aplacar la adicción al alcohol bebiendo cerveza) es la crudeza con la que narra la bajada a los infiernos de los dos amigos protagonistas. Por lo demás, nos muestra una faceta de Saldías muy distinta a la posterior 'Kárate contra mafia', rodada al igual que 'El camino dorado' en Gran Canaria, y probablemente la película por la que es más recordado hoy día. Aunque sea entre los aficionados al cine bizarro, esos que devoran las filmografías de Jess Franco o la productora Troma.

Por cierto que el presidente de Troma y creador de 'El vengador tóxico', Lloyd Kaufman, tiene una aparición en 'En busca del Óscar', tercer largo en liza en la sección competitiva de Canarias Cinema por orden de proyección. El 'Óscar' en cuestión es Óscar Peyrou, presidente de la Asociación Española de la Prensa Cinematográfica. En 2016, ejerció de jurado en el Festivalito de La Palma. También andaban por allí Kaufman (era el gran año del hermanamiento entre Troma y el Festivalito) y el director Octavio Guerra, quien acompañaba a Peyrou y rodó en la Isla Bonita escenas para este documental. Fue entonces cuando escuché hablar por primera vez del peculiar método de Peyrou: "Hace las críticas de las películas sin verlas". Tal cual. Y además lo admite abiertamente.

¿Cómo es posible que un periodista cometa una farsa semejante y no sufra el repudio inmediato de toda la profesión? Tras el shock inicial, uno acaba por comprender que Peyrou, más que crítico, es un artista de la 'performance' y la deconstrucción. Y que tiene en su punto de mira la pretenciosidad que acecha a quienes escribimos sobre cine. Los elementos sobre los que Peyrou fundamenta sus "críticas inventadas" (entre otros, el cartel de la película y "la prosodia del nombre de los actores") solo tienen sentido para él. Cuando le preguntan si conoce a otros compañeros que compartan su método, él responde que "hay otro", sin el menor convencimiento. A sus más de setenta años y con graves problemas de visión, Peyrou peregrina de festival en festival (le reciben en los más prestigiosos del mundo) cumpliendo con un ritual vacío: los viajes en avión, las acreditaciones... Evitando en la medida de lo posible meterse en una sala de cine, se mantiene en activo de la mejor manera que sabe, ejercitando su capacidad de invención (también es autor de relatos cortos) y su agudeza. 'En busca del Óscar' es la historia de una huida hacia adelante. Y también de una cruzada digna de admiración.

De modo que hay muchas lecciones que pueden extraerse del filme de Octavio Guerra, menos la de cómo escribir una crítica. Porque desde luego sería un error fijarse, no ya en el cartel de la última película canaria que mencionaremos en este artículo ('Platón' de Iván López), sino en su duración y su sinopsis, y concluir a priori que un drama sobre adolescentes no puede sostenerse durante dos horas de metraje. López, en su primer largo de ficción tras cortos como 'Golosinas' o 'Náufragos', justifica la ambición de su propuesta introduciendo un buen número de subtramas, personajes secundarios, localizaciones y hasta momentos musicales.

En mi opinión solo sobra una de dichas subtramas, la que transcurre en una cancha de baloncesto, pero esa es la parte de la película en que aparece Aarón Gómez, y por tanto resulta comprensible su inclusión en el montaje final. En otras palabras, no veo cómo 'Platón' podría ser mucho más corta para contar lo que cuenta. Yo sí que me he extendido más de la cuenta, así que para terminar: el de Iván López es un trabajo muy digno, también en el aspecto técnico y en el de interpretaciones. Y sobre todo, me veo incapaz de reprocharle demasiado a una película que consigue arrancarme la lagrimilla, manejando ciertos lugares comunes, pero hábilmente, sin hacer trampas. Que uno tiene sus debilidades...