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Crítica | Música de Cámara en el Teatro

Emoción y estilo de Gautier Capuçon y Gabriela Montero

Formidable sesión de cámara la ofrecida por el Teatro Pérez Galdós y la Sociedad Filarmónica de Las Palmas con el violonchelista francés Gautier Capuçon y la pìanista venezolana Gabriela Montero: un dúo consolidado, cuya compenetración les permite atacar sin apenas mirarse. Sean pasajes de exigente dificultad, sean lentos fraseos, todo suena como nacido de una sola inteligencia. El magnífico chelo, construido en 1701 por el luthier veneciano Matteo Goffriller, lució en manos del intérprete una sonoridad casi humana, paralela de la voz de un barítono timbradísimo de amplia tesitura. Auténtico lujo el de las cuerdas italianas de los siglos XVII y XVIII que están sonando en Las Palmas estos últimos años.

Rigurosa y temperamental a la vez, desgranó Montero su excelente pianismo en un programa que da relieve pleno al instrumento y reserva al violonchelo la más elocuente cantabilidad. El espontaneo flujo sonoro de la Fantasía Op.73 de Schumann recibió del dúo un trato amable, casi un tuteo, por así decirlo, impregnado de afables acentos y encantadora naturalidad. Con la Segunda Sonata Op.58 de Mendelssohn tomaron presencia las exigencias de la forma y la presión romántica sobre el canon clásico de cuatro movimientos, inspirado en Mozart, Haydn y el primer Beethoven. Espléndida ejecución en la riqueza temática del primer movimiento y el delicado lirismo del adagio. Planeando sobre el sonido, la distinción del autor, su elegancia.

Finalmente, la monumental Sonata Op.19 de Rachmaninov, compleja y difícil, en la que Capuçon y Montero dieron relieve a toda la gama de emociones, oscuridades, expansiones brillantes, neurosiss divagatorias y radiantes soluciones que contiene. Las aclamaciones del entregado público motivaron dos bises, ambos de Rachmaninov: el celebérrimo Vocalise Op.34 y la no menos famosa 18ª variación de la Rapsodia sobre Paganni Op.43, melodías inmortales en las que lució Capuçon su calidad melódica y exquisito pianísimo. Gabriela salió en los bises con los colores de la bandera venezolana en el pecho. Después del primero, el entusiasmo del público arrancó sus lágrimas?

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