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Letras

Panero regresa a Astorga

Las cenizas del poeta, que falleció en marzo de 2014 en la capital grancanaria, llegan hoy a la localidad leonesa para su depósito en el panteón familiar

Leopoldo María Panero, en los jardines del Hospital Juan Carlos I, en la capital grancanaria, en septiembre de 2013. QUIQUE CURBELO.

Cenizas sobre cenizas. Cinco años y medio despúes de su fallecimiento, las cenizas del poeta Leopoldo María Panero (Madrid, 1948-Las Palmas de Gran Canaria, 2014) regresa a la localidad leonesa de Astorga para recibir sepultura en el mismo panteón familiar en el que descansan su padre, Leopoldo Panero, y su hermano menor, Michi Panero. Es el punto y final a un "desagradable periplo judicial", en palabras de Charo Alonso Panero, prima de Leopoldo María, desde que falleciera el autor de A sí se fundó Carnaby Street y El último hombre.

Esta previsto que este mediodía se celebre una ceremonia en la iglesia de Santa Marta de Astorga, y tras el funeral, a las 20.30 horas, en la Casa Panero, un acto de homenaje al poeta en el que participarán varios escritores y músicos además de familiares y vecinos de la localidad. La residencia familiar de los Panero, la casa de Leopoldo Panero y Felicidad Blanc, fue adquirida por el Ayuntamiento de la localidad leonesa en 2012, y se ha sometido a una completa rehabilitación para reconvertirse en un centro de estudios sobre la saga de los Panero así como otros escritores adscritos a la Escuela de Astorga.

La intención es que el escritor "descanse por fin en paz junto a su familia" al tiempo que se recuerde la vida y obra de una persona que "vivió para escribir, con la poesía como única vía de escape" y que tuvo que aguantar calificativos despectivos como "poeta maldito" y "loco" de un país que "lamentablemente no considera importante la cultura", explica Charo Alonso Panero, prima del poeta, en una entrevista con Efe a propósito del traslado de las cenizas a Astorga.

Panero no dejó testamento, y tras su muerte, a los 65 años, tuvo que ser un juez quien dictaminara quienes eran los legítimos herederos de este poeta maldito. "El paradero último de las cenizas depende de numerosos actores", señalaba Charo Alonso Panero, prima del poeta, en agosto de 2014. Días después, Charo y su hermana Marisa reclamaban ante el juez las cenizas.

"Éramos su familia"

"Éramos su familia""No sé por qué no nos avisaron directamente a nosotros sabiendo que éramos su familia", ha lamentado, al tiempo que ha recordado que cuando llegaron al tanatorio encontraron "un ataúd en el que alguien, en secreto, había colocado una bandera republicana", y la urna con las cenizas, explica Charo Alonso Panero. Según la familia, que se personó en el tanatorio de San Miguel la misma tarde del 6 de marzo de 2014, nadie preguntó a la familia si Leopoldo María quería ser incinerado y tampoco entregaron sus cenizas y enseres personales a sus primos porque el poeta nunca había especificado qué hacer con sus restos y sus bienes en caso de fallecer.

De acuerdo a su relato, "la asistente social del sanatorio nos dijo que teníamos que atestiguar que éramos familia y esperar a que el juez dictaminase quienes eran los herederos legales de Leopoldo María. Entiendo que esto se haga cuando hablamos de enseres, de la cuenta corriente del banco o de los derechos de su obra, pero no para recoger las cenizas; no entendíamos que tuviesen valor para quien no es familiar", ha cuestionado.

Cajas con recuerdos, cientos de libros y manuscritos inéditos componen la herencia del poeta. Fue el editor de Leopoldo María Panero quien avisó a la familia tras recibir una llamada del centro hospitalario, donde permanecía ingresado con su correspondiente tratamiento desde 2006. Fue el último centro médico en el que residió tras haber pasado desde los 19 años y con un cuadro de esquizofrenia, en distintas institiciones de salud mental en Madrid y Mondragón. En octubre de 1997 pisaba la isla e ingresaba en el antiguo Psiquiátrico de Tafira.

No fue hasta el año pasado cuando el juez nombró herederos legítimos a sus cuatro primos, entre los que se encuentra Charo Alonso Panero, que en el momento de conocer la decisión viajó a la capital grancanaria para recoger las pertenencias.

"Una enfermedad que sufrí hizo que se retrasase este proceso pero en abril de este año viajé al hospital para recoger las cenizas de mi primo y sus recuerdos". La prima del poeta ha asegurado que estudiará y clasificará esos textos para después, si procede, editarlos en un libro, y que donará el legado de Leopoldo María Panero a la Asociación de Amigos Casa Panero de Astorga, que según sus palabras, se convertirá en museo el año que viene.

"Mi primo no estaba loco, estaba enfermo, que es diferente. Desarrolló una esquizofrenia tras su paso por la cárcel, una enfermedad que siempre fue mal llevada y ahí estuvo el error. Leopoldo María era una persona terriblemente inteligente y fue él mismo quien quiso controlar su enfermedad, sabía que era mejor vivir atendido y cuidado", ha afirmado.

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