¿Cómo definiría el repertorio de este homenaje a Kraus?
Como de máxima concentración porque son todas piezas de muchísima dificultad y, a su vez, muy conocidas. Es un repertorio bastante comprometido, pero a la vez muy bonito para escuchar. Hay cosas de Verdi como La traviata, La forza del destino o Rigoletto donde Désirée y yo cantamos un aria cada uno y luego nos marcamos un dúo.También hay un repertorio más francés con L'Arlesiana de Cilea o Romeo y Julieta de Gounoud. También hay obras de Berlioz y Puccini y un final centrado en la zarzuela.
¿Considera que su voz está en el punto adecuado para interpretar sus obras emblemáticas?
Canto el mismo repertorio que Alfredo ya que en estos momentos mi tesitura es la de un tenor lírico-ligero. Es adecuada para la cuerda de este tipo de voz en el que todo es belcantista y donde destaca el repertorio francés, además de Mozart, Rossini, etc.
¿Cómo ha sido la influencia de Kraus en su carrera?
Es el gran referente en su repertorio. Siempre que debo cantar algún compromiso nuevo en el que él fue un maestro, me fijo en cómo era su técnica e intento imitarlo, pero siempre desde el respeto hacia alguien que era irrepetible. Conozco a mucha gente que estuvo cerca de él. He escuchado millones de grabaciones suyas, y conozco infinidad de anécdotas por lo que es casi como si lo hubiera conocido.
¿Y qué es lo que más destacaría de su técnica vocal?
Ese fiato fácil, esas frases interminables que interpretaba sin ningún sufrimiento. Su respiración, elegancia y seguridad, ese aplomo a la hora de encarar las obras más complejas. En definitiva, esa facilidad para los retos complicados y esa naturalidad a la hora de interpretarlas.
Kraus siempre ha sido un ejemplo sobre cómo llevar una carrera que llega en plena forma a la madurez más absoluta.
Tenía un repertorio difícil de abarcar y siempre en la misma tonalidad. Y la voz va madurando y pidiendo hacer algunas cosas, pero es importante no forzarla.
