Directora y actriz. Antes de que la actriz Candela Peña se entregara a un peculiar autoenlace en ‘La boda de Rosa’, la cineasta Icíar Bollaín se casó consigo misma. Se hizo las mismas preguntas que la protagonista de su última película mientras escribía el guión de la comedia que inauguró el Festival de Málaga.

¿Parte de la base de que la acogida en las salas de La boda de Rosa e verá lastrada por la pandemia o prefiere ver una oportunidad entre tanta adversidad?

Es un momento incierto, no cabe duda. No es un momento normal. Nada es normal ahora mismo. Pero, por otra parte, hay pocas cosas en las salas y creo que esta película se agradece en el momento en el que estamos. Es una película alegre y vital. Es una película con la que te ríes y te emocionas. La respuesta que estamos recibiendo de quienes la ven es muy positiva. En estos momentos, se agradece eso. Se agradece una película fresca y con humor. Dentro de lo raro que está todo, es una película que puede entrar bien. Pero, bueno, lo ideal es que no hubiera pasado nada. No por las películas, por todos.

¿Por qué optó por contar en clave de humor la costumbre de no escucharnos en general y en el ámbito familiar en particular?

Porque creo que es un tema serio pero que, contado así, entra mejor y llega más. Casi cualquier tema se puede contar con humor. Y este lo permitía muy bien. Tiene esa idea un poco loca de la boda con una misma. O con uno mismo. Pero, a partir de ahí, podíamos hablar de cosas que son serias como la autoestima, el escucharnos y el escuchar al de al lado. Quisimos contarlo con humor, es una manera muy buena de llegar a todo el mundo.

Vuelve a trabajar con Candela Peña 25 años después de la primera vez en Hola, ¿estás sola? y 17 años tras Te doy mis ojos, ¿ha sido como seguir la conversación por donde se había quedado?

Claro que sigues la conversación. Esto, en realidad, es muy normal. Bueno, no es normal. Con muy pocos actores he trabajado tantas veces. Pasa el tiempo y no vuelves a coincidir. Hasta que vuelves a coincidir. Y es verdad que ha pasado mucho tiempo, pero no somos tan distintos.

“En estos momentos se agradece una película fresca y con humor, es una película que puede entrar bien”

Icíar Bollaín - Directora y actriz

En otras películas suyas como El olivo se invoca, al igual que en esta, el poder de la memoria y la defensa de ciertos legados familiares, ¿cree que esa búsqueda de la esencia de cada uno en la que se embarca la protagonista es aún más necesaria ahora?

En todo caso, hay que tener paciencia. Porque parece que vamos a tener este virus una larga temporada. Paciencia y solidaridad, que también le va a hacer falta a mucha gente que se va a quedar muy en descubierto. Y tenemos que apoyar a los sanitarios y a la gente que está en primera línea porque parece que las cosas no están mejorando. Pero, aparte del momento en el que estamos, sí que hay una búsqueda de quién es ella. Y en ese quién es ella del personaje que interpreta Candela está la tradición familiar. Tuvo una madre que era costurera, modista, y probablemente tuvo el sueño de ser diseñadora, que no cumplió porque como tantas mujeres de esa generación se dedicó a tener una familia. Luego, ella misma ha renunciado por tener una hija soltera y tener que echarla para adelante. Y ahora es como la última oportunidad. Con cuarenta y tantos años, si no intenta cumplir ese sueño, no lo podrá hacer real. Y hay una vuelta a la raíz, a ese taller de costuras que tuvo su madre, para intentar encontrarse a ella misma.

¿Considera que la crisis del coronavirus le pondrá la puntilla a muchos de los profesionales del cine español o hay algunas razones para el optimismo?

Esta es una profesión en la que hay mucha gente en precario. Muchísima. Entre otros, los actores y muchos técnicos. Y, como ha pasado con tantas otras profesiones, la gente que está en precario se ha visto más en precario aún. Pero, por otra parte, estamos trabajando. A partir de que se levantara el confinamiento, se están rodando películas, se están haciendo series de televisión y publicidad, y estamos estrenando. No hemos parado. Y hay mucha gente que ha aprovechado el momento de pausa de la pandemia para desarrollar proyectos. Como todas las crisis, esta le va a dar más duro a los más vulnerables. Aun así, el sector está trabajando.

¿En casos que se dan ahora mismo en España, como la crispación política o el tema del rey Juan Carlos, está la realidad superando a la ficción hasta tal punto que daría para una buena película?

Sí. La realidad siempre da para muchas películas. Siempre te sorprende. Hay muchas películas que se podrían hacer alrededor de todo lo que está pasando.

¿Ha pensado alguna vez en casarse consigo misma?

Estoy valorándolo. De alguna manera, haciendo este guion, me he casado conmigo misma. Porque, todo eso que dice el personaje de Candela, yo me lo he tenido que preguntar también para escribirlo. Y decirlo en alto. Lo que no lo he hecho es público. Todo llegará.

¿Cuándo es la boda? ¿Dónde?

Ya veré. Ya te aviso. Tengo que pensármelo. Es un compromiso muy serio. Si te comprometes, hay que cumplirlo. Y hay tantas veces que no nos somos fieles que hay que pensárselo bien antes de dar el paso.