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Formidable viaje beethoveniano del tenor Manuel Gómez Ruiz y el Trío Arbós

Formidable viaje beethoveniano del tenor Manuel Gómez Ruiz y el Trío Arbós

La Casa de Colón se sumó a la celebración mundial de los 250 años del nacimiento de Beethoven con una extraordinaria liederabend del tenor Manuel Gómez Ruiz y el Trío Arbós, reputado como el mejor de los españoles. El programa, interpretado sin pausa, reunió veintitres títulos del menos frecuentado repertorio beethoveniano, pese a la belleza de cada una de sus piezas: las volkslieder o canciones populares escritas por encargo de melómanos y musicólogos deseosos de garantizar la inmortalidad de las melodías representativas de todas las naciones europeas. Cantando en seis idiomas, el tenor hizo un recorrido (Un viaje, Eine reise, A journey, como titula el programa de mano) por la más más bellas canciones de Alemania, Dinamarca, Suecia, Polonia, Hungría, Rusia, Ucrania, Irlanda, Gales, Escocia, Italia, Francia, Portugal y España, convertidas por Beethoven en auténticas joyas.

Manuel Gómez mostró un profundo conocimiento del carácter y el estilo de cada una de ellas, subrayando las escenas, pensamientos y emociones contenidas en la música y la palabra. Impecable lectura psicológica de las más solemnes, justa melancolía en las tristes, luminosidad en las felices, desgarro en las tabernarias, ingenio en las lúdicas y ternura o picardía en las amorosas. Toda una antología de afetti, admirablemente cruzados por el genio beethoveniano y, al propio tiempo, un desafío al poder del tenor, a su espléndido dominio de la media voz, a las coloraciones del timbre, las variables expresivas y la plenitud de una emisión contrastada que es ideal para el lied.

Sería capcioso destacar las canciones más logradas, porque todas lo fueron en su carácter, definidas por la elasticidad de una voz muy bella, inteligente y culta que sabe ver y transmitir idóneamente el recorrido fónico y estético de lo que canta. Los poderes del enorme fiato eliminan la más leve sensación de cansancio a lo largo de un programa de más de una hora, muy exigente en la fonación y las alturas.

En definitiva una velada memorable. La calidad del tenor corrió pareja con la de un trío instrumental , el multipremiado Arbós (Cecilia Bercovich, violín; José Miguel Gómez, violonchelo; y Juan Carlos Garvayo, piano) que bordó los acompañamientos, también escritos por Beethoven con admirable saber camerístico, ingenio y, a veces, tremendo virtuosismo.

Con dos bises agadecieron los intérpretes los cerrados aplausos del auditorio, fascinado por este repertorio infrecuente y magistral.

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