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Música

John Lee Sanders: “El góspel, en estos tiempos de pandemia, es amor y esperanza”

"La principal virtud de la banda es creer que nuestra tarea es hacer que el público salga más contento del teatro que cuando entró", afirma el pianista

John Lee Sanders LP/DLP

John Lee Sanders respira música por todos lados. La música popular americana es su base, su mundo. Todo lo que tenga esa raíz, cajún, blues, jazz, rock y sobre todo góspel, forma parte de su herencia. Mañana desplegará toda su fuerza en el el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura.  

Un concierto que lleva por título Buenas noticias para malos tiempos en un año como este es ya de por sí un buen reclamo. Al margen del show, ¿qué van a ofrecer al público que irá a verles en Fuerteventura?

Nuestra banda se está transformando en una unidad muy cohesionada. Se hace más fuerte en cada concierto. Estamos muy agradecidos de poder tocar esta música de amor y esperanza en estos tiempos tan duros de pandemia.

Hábleme de su banda, The Gospel Messengers. ¿Desde qué año se formó y cuáles son, según usted, sus virtudes?

The Gospel Messengers es una superbanda que nace en el año del Covid-19 para formar parte del circuito de salas y festivales de Grandes del Góspel. Se dan conjunciones astrales maravillosas. Yo traslado mi residencia de Alabama a Palos de la Frontera y conozco a un gran artista español, Gecko Turner, que a su vez está vinculado al bajista neoyorquino Nick Sullivan y al baterista nigeriano Akin Onasanya. Éste nos presenta a dos grandes voces femeninas, Astrid Jones y Deborah Ayo, que residen en Madrid. Y así empieza la historia, de la mano del azar.

¿Podría enumerar las virtudes de esta banda?

La principal es creer que nuestra tarea es hacer que el público salga más contento del teatro que cuando entró. Tan simple como eso. Y creo firmemente que lo conseguimos.

La cultura está en tela juicio en estos días. En España, una de las consecuencias de esta pandemia ha sido que los recintos culturales estén bajo sospecha cuando vemos a diario que la gente puede estar reunida en centros comerciales, aviones y otros lugares. ¿Qué valoración hace de todo esto?

Creo que ya hay demasiados epidemiólogos titulados y sin título en América y en Europa como para que necesiten un pianista en el coro. Lo que quiero decir con esta metáfora es que no tienen que estar todo el día diciéndonos y repitiéndonos lo que tenemos que hacer. Debemos ser ciudadanos responsables de una vez. Y precisamente creo que la cultura ha tomado responsabilidad para seguir programando dentro de los recintos. Al menos eso es lo que yo he visto. Por tanto, la cultura, siempre que se respeten las normas que impone una pandemia, es segura.

Al margen del góspel, ¿otros géneros aparecerán en el show?

En el mundo de la música, en un mundo interconectado, ya no hay compartimentos estancos. Ni siquiera en lo musical. Todo se entremezcla y enriquece. Nuestro show de góspel trae sabores de Nueva Orleans, como Mahalia Jackson o ritmos de second line. Blues de Misísipi, melodías sofisticadas de la Costa Oeste y canciones tradicionales como Down by the riverside y Oh Happy Day. Es un show muy potente. Solo sentimiento, diversión y libertad.

Para un público no acostumbrado al género del góspel, ¿cómo podría definirlo usted, que lo vive en sus carnes a diario?

Estamos dentro del circuito Grandes del Góspel, que lleva 30 años vendiendo miles y miles de tickets en toda España. En Madrid, donde hemos actuado recientemente con lleno absoluto, hay un festival dee ste género que va por su vigesimosexta edición. Digamos que en España ya hay núcleos de fans y un público fiel para este género en continua expansión. El góspel es comunicación, capacidad de conmover, una llamada a la unidad.

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