La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fotografía

Los silencios de Fuerteventura

El Centro de Arte Juan Ismael, en Puerto del Rosario, acoge una exposición de Carlos de Saá

‘Orgullo de Cenicienta’. | | CARLOS DE SAÁ

Carlos de Saá logra a través de 19 fotografías regresar a la isla mágica de su infancia. Instantes de soledad, de vacío, en una Fuerteventura que ha vivido el confinamiento como esa vuelta al origen. El paisaje quieto, sin gente, sin ruido impregna esta exposición que podrá verse hasta enero en el centro Juan Ismael.

A lo lejos, debajo de una montaña que parece un gigante dormido, aparece una casa. Una vivienda pintada de blanco, achatada, sola, anclada, y viva. La luz que sale por una de las ventanas da esa bocanada de abrigo. La certeza de que alguien más vive en este territorio tal vez olvidado. La imagen resulta poética, una mezcla de desamparo y calidez. El que mira, el que se asoma a este escaparate puede tener la impresión de estar observando otro lugar, un territorio ajeno, casi sin hacer. Sin huellas por las que transitar.

La cámara del fotógrafo Carlos de Saá se disfraza de catalejo de pirata. Y capta, recoge, muestra y regresa a un tiempo pasado. Ahí reside la magia de esta exposición de 19 fotografías de gran formato que puede verse en el centro Juan Ismael de Puerto del Rosario: de pronto se tiene la sensación de estar delante de imágenes que pertenecen a otro tiempo, instantes lejanos, rincones guardados en la memoria de aquellos años que pasaron.

Una Fuerteventura desconocida, en blanco y negro. La nostalgia de una tierra sin dueño, ni sombras, ni rastros de ruedas, marabuntas que se acercan a las orillas, detrás del sol. El paisaje limpio, apenas una casa, y en el horizonte el mar tranquilo, sin veleros, ni náufragos.

Sala de exposiciones Juan Ismael. | | CARLOS DE SAÁ

Bajo el nombre de Vacío, palabra que da título a esta muestra, la cámara retrata esa ausencia. De personas, sentimientos, cosas, ajetreos. Un hueco que se plasma en chispazos de luz y sombras. El artista se plantea con este trabajo esa dualidad, la realidad que deja la pandemia de olvido, orfandad, y al mismo tiempo el placer de disfrutar de la soledad perdida, de esa calma que define este territorio alargado, seco, tan sugerente.

Dolor incesante

Carlos de Saá dice que es bueno mostrar las flaquezas, esas hendiduras que dejan ver el interior. La tristeza que a veces golpea, el dolor incesante. Al comienzo de la declaración del confinamiento, cuando la pesadilla tomó forma y el mundo entero pareció pararse, Saá recibió una de esas malas noticias que nadie quiere escuchar. La muerte de su padre lo llevó a tratar de vivir ese largo, interminable duelo, de la única forma que tenía a su alcance: a través de su cámara. Y con ella intentó buscar la serenidad, ese lado díscolo, difícil de domesticar, que convierte el dolor en una pena que se acopla, se adapta y deja seguir.

Bajo el nombre de ‘Vacío’, palabra que da título a esta muestra, retrata una ausencia

decoration

Entonces comenzó el periplo, los pasos lo llevaron a recorrer nuevamente Fuerteventura. Aquellos lugares que tanto conocía, y de pronto se dio cuenta que la pandemia estaba transformando a la isla. Lugares, espacios antes llenos, cubiertos de hombres y mujeres que llenaban el litoral, las caletas, los riscos. Con ruido, pisadas, risas, y la plaga de tumbonas tendidas sobre la arena. Todo eso desapareció con el confinamiento. Se perdió, se esfumó como una nube, y dejó entrever el entorno de antes, el paisaje solitario, las cabras que olfatean la yerba, y caminan sin prisa. Los animales volvieron a sentirse los dueños. Y los silencios de antes también regresaron.

‘Free visit’. | | CARLOS DE SAÁ

Carlos de Saá descubrió que la tierra, su isla, le devolvía la tranquilidad que necesitaba, la soledad en la que poder mirarse y encontrar la serenidad, con la que cerrar heridas, y salir más calmado, más entero. Frágil y agradecido. Fuerteventura lo devolvía a su infancia, a esa belleza de la quietud.

Matices

El fotógrafo de prensa Carlos de Saá acostumbrado a captar imágenes de actualidad, instantes con los que ilustrar noticias, reportajes, crónicas de estos meses de letargo, se da cuenta que su cámara ha buscado otro enfoque, la mirada interior de alguien que es capaz de detenerse y mirar el cielo, la nube que pasa, el árbol. La playa vacía, el bar cerrado, y las cabras solitarias. Una sucesión de imágenes cargadas de matices: entre la nostalgia, la tristeza y la sensación de volver a pisar huellas que creía borradas.

De Saá dice que es bueno mostrar las flaquezas, esas hendiduras que dejan ver el interior

decoration

Fuerteventura como la bella durmiente permanece en la memoria. De momento sigue siendo como ese náufrago perdido que mira al horizonte y se sobresalta al ver a lo lejos como la forma de un velero se acerca, se balancea y se va.

‘Arqueología del presente’. | | CARLOS DE SAÁ

La exposición de Carlos de Saá, a través de 19 fotografías, es una invitación a repensar la realidad, el paisaje y también supone un viaje al interior, a la fragilidad y a esos silencios escondidos que a veces dan más que los aspavientos.

Compartir el artículo

stats