La Provincia - Diario de Las Palmas

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¿Somos islas inteligentes?

Canarias tiene la oportunidad de crecer a partir de la reflexión sobre su entorno natural y sobre cómo mejorarlo

Piscina de Jameos del Agua, espacio creado por César Manrique e integrado en el paisaje natural. LP/DLP

Ahora que está cambiando todo, que incluso, probablemente, estemos ante un cambio de mundo, es un buen momento para hacernos preguntas inteligentes sobre lo que queremos para el futuro de la islas en las que vivimos, de las Islas Canarias, que a su vez están conectadas (porque todo está conectado) con el resto de las islas del planeta que habitamos (un planeta que es una isla en sí mismo, la única isla en la que habita nuestra especie humana).

Somos tan engreídos que llamamos a nuestro momento evolutivo el del Homo sapiens sapiens. ¡No solo sapiens, sino sapiens al cuadrado! Y, sí, a veces damos muestras de inteligencia, como, por ejemplo, estamos dando —científicamente hablando— en la forma que estamos teniendo de superar la pandemia del Covid_19. Sí, por supuesto que no podemos ni debemos olvidar a los muertos, y lo terrible que ha sido todo este proceso, pero, si miramos los últimos 15 meses de nuestra vida con cierta perspectiva, lo cierto es que, como especie, hemos conseguido encontrar solución contra el virus más terrible —por sus consecuencias globales— al que la humanidad se ha enfrentado jamás en el menor tiempo imaginado. Hemos aumentando la velocidad de la investigación científica de una manera exponencial, y crucial.

Mirando hacia atrás, a nuestra historia, de donde creo que se puede aprender algo nuevo en cada relectura, ya hemos pasado muchas veces por pandemias y problemas brutales (guerras, hambrunas, conflictos de todo tipo) que nos han cambiado, y siempre hemos sabido salir reforzados de cada enorme dificultad, como si dentro de nosotros, como especie, hubiera una sabiduría que, en un momento determinado, cuando ya hemos cometido todos los errores posibles e inimaginables, sabe adónde tiene que ir, sabe salir a flote y qué camino tomar.

Pero en esos caminos que transitamos de la historia hay errores repetidos y, si no queremos pasar por ese habitar en el error en Canarias, tenemos que utilizar todas las inteligencias disponibles. Nosotros, desde el punto de vista paisajístico —y arquitectónico y de islas—, en todos estos meses, no hemos tenido gobernantes que se hayan planteado el más mínimo atisbo de ideas de adaptación a la nueva realidad. Mientras en otros lugares, Venecia sin ir más lejos, han aprovechado el parón turístico para replantearse cómo quieren seguir adelante, para imaginar el futuro deseado.

En Venecia, tras sufrir el paso del turismo masivo, se han planteado que es hora de nuevas propuestas. La ciudad más bella de la tierra quiere ser un lugar para vivir y no solo un parque de atracciones. Algunas medidas nuevas que se han tomado en la ciudad italiana han sido, por ejemplo, impedir el ingreso en la laguna de Venecia de naves —cruceros— que superen las 40.000 toneladas, y al mismo tiempo prevén el lanzamiento de un concurso internacional para crear un puerto fuera de la laguna.

Venecia no está muerta, igual que Canarias tampoco lo está, pero necesitamos regenerarnos y hacer las cosas mejor. Es verdad que últimamente no nos destacamos por tener grandes líderes en los gobiernos pero, ¿qué más da si es algo que no podemos cambiar de momento?, ¿acaso no hay líderes en la sociedad? Porque líder no es aquel que manda, o gobierna, sino el que es escuchado, el que es seguido por los demás, el que nos da pistas sobre por dónde caminar.

Las Islas Canarias hasta ahora se caracterizan por su riqueza y variedad, aún tenemos esa gran ventaja. Y esa es nuestra gran oportunidad. Siempre lo ha sido, en realidad no hay nada que inventar. Solo es necesario que cada uno de nosotros en la esquina de cada una de las islas en que habitamos utilicemos a tope una de las inteligencias humanas más importantes, la llamada en la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner inteligencia naturalista o medioambiental: la que nos hace prestar atención hacia nuestro entorno natural. Esta inteligencia está en todos los canarios (diría que en todos los insulares del mundo) y está relacionada con la habilidad de observación y reflexión sobre lo que sucede en nuestro medioambiente. César Manrique es uno de los grandes ejemplos que podríamos seguir, pero seguir de verdad, con una mayor observación y aumentando la reflexión sobre lo que nos rodea y sobre cómo podemos mejorarlo sin paralizarnos.

Claro que tenemos que intentar seguir creciendo y siendo una potencia turística, porque tenemos que saber que es una de nuestras mejores opciones y no somos tan ricos ni independientes como para poder obviar esa realidad económica y social, pero podemos crecer y evolucionar sofisticándonos, añadiendo cada día más valor a las Islas, no cometiendo tantos errores estéticos y ecológicos como en el pasado, sino añadiendo belleza en cada acción: en cada nuevo hotel, en cada rehabilitación, en cada jardín, en cada casa que se construye, en cada decisión que tomamos, pública o privadamente, cada día de nuestras vidas.

*Dulce Xerach Pérez. Abogada y doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea.

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