Cine

El 25º Festival de Málaga estrena 'Pez volador', el último trabajo de la cineasta canaria Nayra Sanz Fuentes

El nuevo cortometraje dirigido por la directora aborda la problemática medioambiental desde una perspectiva artística y alegórica

Fotograma del corto 'Pez volador', de Nayra Sanz Fuentes

Fotograma del corto 'Pez volador', de Nayra Sanz Fuentes / LP / DLP

La Provincia

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Pez volador, el último cortometraje dirigido por la cineasta canaria Nayra Sanz Fuentes, se estrenará en la 25 edición del Festival de Málaga. Este nuevo trabajo competirá por la Biznaga de Plata al Mejor Cortometraje del certamen andaluz, uno de los eventos cinematográficos más destacados del país.

El cortometraje, que se proyectará el viernes, 18 de marzo, a las 19.30 horas en el Teatro Echegaray, propone una experiencia cinematográfica inmersiva en la que se plantean temas como el consumo extremo de los recursos y la transformación de la biodiversidad. A través de un lenguaje alegórico, el pez volador se aproxima a un espacio universal en el que se reflexiona sobre el modo en el que el ser humano se relaciona con la naturaleza y la tecnología.

La directora ha señalado que, con este cortometraje —el quinto de su serie Distopías alcanzadas—, pretende «pensar acerca de la grave situación en la que se encuentra el planeta. Lo que amenaza el presente más inmediato no son solo los efectos del cambio climático, sino también el elevado grado de contaminación y la consecuente desaparición de miles de especies, incluida la del propio ser humano».

Esta producción de Rinoceronte Films ha contado con el apoyo a la producción del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales de España (ICAA) y ha sido seleccionada para formar parte del catálogo de distribución Canarias en Corto 2022. Raina Films es su distribuidora internacional.

Sinosis

Durante miles de siglos y en diferentes culturas, el pez volador se ha entendido como un símbolo de búsqueda, de libertad y de superación. Es un animal singular que nada y vuela, que se adentra en las aguas y atraviesa el aire reflejando la posibilidad de esperanza. Su tránsito se ha entendido como un viaje observacional a través de la naturaleza, pero poco a poco la incidencia del ser humano y la tecnología se hacen más presentes, transformando y alterando el entorno...

Con más de una década de trayectoria, Nayra Sanz Fuentes es cineasta y productora independiente. Su trabajo como directora ha sido premiado a nivel internacional en países como Egipto, Francia, Tailandia, Irak, Colombia, Canadá, México o Estados Unidos, y se ha mostrado en numerosos certámenes, espacios culturales y contextos académicos. Como productora y montadora, ha sido ganadora del Premio Feroz de la Crítica y nominada a los Premios Goya. También trabaja como programadora en festivales y docente en escuelas como San Antonio de los Baños (Cuba).

Nayra Sanz Fuentes

Nayra Sanz Fuentes / LP / DLP

Notas de la directora

Con Pez volador, el quinto trabajo de la serie Distopías alcanzadas, he querido reflexionar, a través de una narrativa abierta, sobre una de las cuestiones más relevantes de nuestra contemporaneidad: la problemática medioambiental y la grave situación en la que se encuentra el planeta. Lo que amenaza el presente más inmediato no son solo los efectos del cambio climático, sino también el elevado grado de contaminación y la consecuente desaparición de miles de especies, incluida la del propio ser humano.

El Antropoceno es la era en la que se encuentra el planeta desde la incorporación del petróleo y el plástico como recursos clave de las sociedades industrializadas, a finales del siglo XIX, y la instauración de economías capitalistas y neoliberales, caracterizadas fundamentalmente por el consumo extremo y la obsesión por el crecimiento de rédito económico. Desde entonces, el mundo se está transformando a una velocidad nunca antes experimentada por los seres vivos. Ante esta crisis de la biodiversidad, de entre los ocho millones de especies que existen actualmente en el planeta –incluidos animales, insectos y plantas–, un millón está amenazado de extinción.

A lo largo de los siglos, el pez volador se ha concebido en diversas culturas como un tótem especial. Su cualidad de transitar diferentes elementos, como el agua y el aire, volando y nadando, se ha entendido como un símbolo de comunicación, de desafío, de retos y de conexión entre las emociones y el subconsciente. Se convierte así en un símbolo de superación de los propios obstáculos. El pez volador es por tanto un reflejo del esfuerzo y la esperanza.

A través de la mirada de este animal he querido retratar un espacio reconocible por los/las espectadores/as pero planteándolo, como los otros trabajos de Distopías alcanzadas, como un lugar deslocalizado; una realidad que, como reflejo de nuestro mundo globalizado, podría estar aconteciendo en distintas zonas geográficas a la vez, provocando un patrón de conducta repetitivo y homogéneo con consecuencias difícilmente reparables. Con un lenguaje alegórico, en el que trato que las imágenes se abran a la interpretación simbólica de diferentes culturas, he pretendido formular toda una serie de cuestiones y preguntas que interrelacionan nuestra forma contemporánea de vincularnos con la naturaleza y la tecnología.