Una nueva mirada al diálogo artístico

Demócrito ya hablaba del placer que se siente ante la contemplación estética de la obra artística, de esa observación que produce felicidad; una pulsión histórica y latente en el ser humano al igual que su impulso de converger, de encontrarse y dialogar con el otro. A esta necesidad física y artística le han dado forma la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y la Real Academia de Bellas Artes (RACBA) en la exposición Inter Secciones que, desde su inauguración el pasado 22 de septiembre, continúa ofreciendo visitas guiadas y cosechando éxitos.

Una de las claves de este montaje está en su intención: respetar la individualidad de cada obra y que, a la misma vez, se crease un diálogo en las distintas salas de este conjunto artístico. En Inter Secciones, se pueden encontrar los trabajos de 22 artistas canarios, entre los que se están presentes nombres como Martín Chirino, Pepe Dámaso o Guillermo García-Alcalde. Este último, presente el pasado miércoles en una visita guiada a la exposición de la mano de su comisaria, Ángeles Alemán, reflexionó sobre la importancia de este proyecto. Citando a Hegel y a las cuatro artes (escultura, pintura, arquitectura y música, presentes en esta muestra), García-Alcalde recalcó la unicidad de este repertorio artístico que va un paso más allá al abrazar las artes visuales como la fotografía o el mundo digital, lo que ha definido como «el quinto arte».

Con un hilo musical que acompaña al espectador durante toda su visita, las tres salas de este espacio de exposición en el Rectorado de la ULPGC, ofrecen al público la oportunidad de participar en la conversación silenciosa del arte, en los guiños invisibles que se hacen unas piezas a otras. Como el que se produce entre el Violín y sombra de Martín Chirino y la oscura pero colorida Ventana de la muerte de Pepe Dámaso y sus rojos intensos que invitan a colarte a través de su cristal.

Igual de majestuosa que el sinuoso violín de Chirino y como corona la primera sala de la exposición, está el Homenaje a Maud de Juan Antonio Giraldo, nombrada así en honor de la artista surrealista Maud Bonneaud que destacó, sobre todo, en la disciplina del esmalte y que también fue diseñadora para Christian Dior.

En la segunda sala, el paisaje y el cuerpo humano se encuentran en una simbiosis delicada y cuidada. La Joven Lilith —escultura de Manolo González hecha con malla metálica—, ligera y casi transparente, preside la habitación acompañada de las obras de dos grandes paisajistas: Juan José Gil, con su Réquiem por un barranco y su Salpicón Gris, y Juan Guerra, que ofrece otra visión del paisaje con un rojo hipnótico en una estampa de inspiración japonesa.

Ángeles Alemán destacó, en relación a los otros dos cuadros de este último autor, la búsqueda de los motivos insulares —la buganvilla, la palmera— y su «belleza muy singular de la escuela de Luján Pérez», lugar fundado en 1918 por el intelectual Domingo Doreste Rodríguez, conocido en el ámbito cultural canario como Fray Lesco.

«Justo aquí tendríamos la obra de otro gran artista», continuaba explicando Ángeles Alemán, «a Félix Juan Bordes con El Secadero, una de esas obras donde él retrata este mundo fantástico. Trabajé con él en varias ocasiones y era maravilloso; era como meterte en otro mundo, en otra dimensión», relataba con cariño la comisaria de la exposición. «Pertenece a una serie de obras que hizo precisamente inspiradas en sus viajes a África. Era capaz de introducirte en esa dimensión a través de su pintura y también a través de lo que te iba contando».

Inspirándose también en su trabajo en un país africano, Marruecos, aparece la maqueta de Flora Pescador, vicepresidenta de la RACBA y autora de esta pieza que combina la luz y el espejo para mostrar la esencia de un edificio que busca la porosidad con la naturaleza y la claridad lumínica.

A continuación, Alemán fijó su atención y la del resto de asistentes en una maqueta muy singular de José Antonio Sosa, académico que, además de estar presente en Inter Secciones, ha ganado recientemente el premio Miguel Martín Fernández del Colegio de Arquitectos por la sostenibilidad de este proyecto, La Loza, distinguido por ser la mejor obra y que se ha llevado el premio a la mejor rehabilitación de este edificio industrial abandonado en 1960. «Estamos de doble enhorabuena. Tenemos la visión de esta maqueta y al mismo tiempo la presencia de un premio entre nosotros», declaraba Ángeles Alemán.

Para Sosa el pensamiento contemporáneo es «el gran definidor de la arquitectura al establecer principios de organización y de disposición menos jerárquicos y mas abiertos», forma de concebir la disciplina que se puede apreciar en esta maqueta presente en Inter Secciones.

Mientras sonaba El tiempo de la mar de Dori Díaz Jerez, la visita guiada a la exposición iba llegando a su fin. La selección musical de Laura Vega y Daniel Roca acompañaba cada paso de los asistentes hacia la última sala, quizá la más vanguardista de todo el conjunto artístico expuesto. «Como la exposición se titula Inter Secciones, una de las secciones más importantes de la Real Academia [RACBA], también es la de la música. Es una selección en la que están presentes académicos y académicas de todos los tiempos, tanto de Las Palmas como de Tenerife, de las dos provincias. Hemos conseguido, gracias a la ayuda tecnológica de la universidad, que cada vez que hay una pieza sonando en la sala, podamos ver el autor, autora y sus intérpretes», explicaba la comisaria de la exposición.

Hubo una golondrina, amada mía/ que en una tarde azul partió ligera/ hacia el azul del mar... siempre volvía/ á rehacer su nido en Primavera... /Mi alma también, como la golondrina /quiere otra vez reconquistar su nido/ y hacia el antiguo alero se encamina.../ Amor, amor, amor... ¿adonde has ido? En rimas como estas del poeta Tomás Morales, pertenecientes a su obra Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar, se inspiró Ángel Luis Aldai que sorprende en esta exposición con sus fotografías de azul y océano que se confunden con pinturas. «Todo el mundo que ve estas piezas se queda muy sorprendido. Se acercan y no saben si son fotografías o pintura», explicaba Ángeles Alemán.

La espuma batiendo de Aldai y enfrente la lava: la obra de Idelfonso Aguilar destaca por sus materiales, la lava pulverizada e incandescente que se presenta casi en erupción en una pieza premonitoria. Esta es una de las piezas donde el arte muestra de forma más evidente su contemporaneidad y su conexión con la actualidad. Los cuadros de Aguilar se realizaron antes de la erupción del volcán de La Palma hace ya más de un año, por lo que su obra no deja de tener un toque premonitorio, tal y como destacaba Alemán.

Además de la calidad de todas las obras seleccionadas para esta exposición, su comisaria ha querido destacar con orgullo la «generosidad de sus artistas», lo que ha permitido que «se luzcan bien todas las obras».

Reluciente aparecía en medio de la sala la escultura sin título de Toño Patallo, realizada a partir del corte del acero, donde la mirada se pierde entre curvas y líneas rectas. Y con un brillo rojo y parpadeante, que pone fin a este conjunto, se presentaba la palabra ART en luces de neón, una parte de la pieza de Leopoldo Emperador.

Aquí la subjetividad del arte hizo su magia: mientras unos ven en esta pieza lo efímero del arte y la naturaleza, otros, como Lluis Serra, Rector de la ULPGC, ve reflejado «el papel de las estaciones en nuestra alimentación».

El próximo 18 de noviembre, cuando se clausure la exposición, además de contar con el concierto del pianista y académico José Luis Castillo Betancor, se repartirá el catálogo de la exposición, en cuya realizacion ha participado Flora Pescador. Este recopilatorio final, cuenta con fotografías del académico Efraín Pintos y con la colaboración en los textos de personalidades como Guillermo García-Alcalde, presente en la exposición, o Sonia Mauricio. «Flora Pescador ha hecho un trabajo impresionante», declaraba Alemán. «Hay que decirlo, porque para mí, de las cosas más bonitas pero más complicadas de una exposición, es sacar un catálogo adecuado». Catálogo que contará, además de con literatura y reflexión teórica, con la misma música que acompaña estos días la exposición, a través de diferentes códigos QR que harán que el público pueda volver a disfrutar de las piezas musicales presentes en este conjunto artístico.

Para finalizar, Alemán no ha querido dejar de agradecer y de destacar el importante papel de la universidad pública, en este caso de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Es importante «mantener el espíritu de universidad pública en un momento tan complejo como el que estamos viviendo», destacaba la comisaria de la exposición. «La universidad tiene que ser un faro, una luz, una puerta abierta». Y así, con las puertas abiertas y su impresionante cúpula, recibe el Rectorado de la ULPGC a cualquiera que se quiera acercar a compartir un rato de diálogo artístico con las maravillosas obras de los artistas que aquí se exponen. Para que el público pueda sentir el inevitable placer de contemplar y observar.